Aquella Propuesta

Capítulo 1

Cena Familiar

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Una gran puerta de roble oscuro, eso era lo único que podía ver. Una gran puerta que podía intimidar a las personas. Claro, podrían pensar que detrás de ella había algún asesino a la espera de su siguiente víctima, algún loco con cierra, un robots esperando para matarlo. Pero yo no tenía miedo, por alguna extraña razón.

Eso explicaba porque simplemente tomé la manija, abrí la puerta y me adentré sin siquiera revisar que no hubiera un demente del otro lado. Ya estando adentro la luz estaba tenue, pero se lograba ver con mucho claridad un camino iluminado con velas, algunas rosas a su lado. Al final de la habitación se veía un gran ventanal de piso a techo en donde la vista era nada más y nada menos que un atardecer en una de las montañas de Carolina de Norte, siendo uno de sus principales atractivos cuando los turistas decidían venir.

Caminé hasta llegar a un pequeño escenario en donde todo el piso estaba lleno de pétalos de rosas y las mismas velas que iluminaban el resto del recorrido, solo que ahora estas estaban formando un circulo dando a entender el final de la alfombra improvisada de pétalos de rosa. Permanecí viendo el ventanal y los esplendidos colores del atardecer, hasta que ví que por la otra puerta alguien ingresó al salón.

Me giré y allí estaba, vestido con un traje negro impecable, zapatos brillantes, peinado perfecto. Se veía muy bien. Subió al escenario dando pasos poco a poco, hasta que quedó frente a mí, ambos sobre los pétalos. Sin decir nada más, metió la mano en su bolsillo y sacó una caja, se arrodilló y la abrió frente a mí, dejando ver un hermoso anillo.

Y pronunció las tan esperadas palabras.

—Tania ¿Te quieres casar conmigo? — Preguntó en tono dulce.

Sonreí al instante.

— ¡Oh si, Mackie! — Exclamé fingiendo un tono súper dulce y enamorado que hizo que se escucharán carcajadas en el salón, antes de que las luces se volvieran a encender.

—Definitivamente no eres seria — Bufó Mack poniéndose en pie y volviendo a guardar la caja en su bolsillo.

—Hice lo mejor que pude — Me encogí de hombros y vi como Zoe, mi compañera asiática americana, venía hacia nosotros riendo aún.

—Esperemos ella no se hable así, porque no podré aguantar la risa — Soltó ella al llegar hacia nosotros que bajábamos del escenario arreglando los pétalos en su lugar.

—Vaya par ustedes dos — Gruñó Mack notoriamente nervioso.

Sonreí y me acerqué a apretar su hombro en señal de apoyo.

—Todo saldrá bien. A Tania le encantará todo — Le tranquilice sabiendo que era lo que necesitaba — Está loca por ti esa mujer.

—Y yo por ella — Respondió el sonriendo como un bobo enamorado — ¿Qué pasa si dice que no? ¿Y si no llega?

—Relájate — Suspiré — Deja que Zoe se encargue de hacerla entrar y todo estará bien.

Se notó notoriamente más tranquilo. No dejaba de parecerme tierno como algunos estaban tan nerviosos en los momentos previos a las pedidas.

— ¿Enserio no te puedes quedar? — Preguntó de nuevo teniendo la esperanza de que cambiara mi respuesta — Tu ayudaste en esto, y te lo agradezco.

—Es mi trabajo — Zanjé sin más — Me encantaría ver a mi amigo de la infancia comprometerse…, — Suspiré ya recordando los mensajes que he recibido en mi teléfono la última hora — Pero tengo un compromiso hoy — Me encogí de hombros sin poder hacer más — Zoe es mi mano derecha, y ella se encargará de todo.

—De acuerdo — Aceptó él y escuché como me volvió a llegar otro mensaje.

Saqué el teléfono y lo ojee mientras Zoe y Mack aún discutían detalles y señales para el gran momento.

Mimi: Espero vengas en camino.

La loca ya está con sus nervios.

Vi la hora y noté que ya estaba encima, así que si quería llegar a tiempo —o no tan tarde— debía salir de inmediato. Tecleé rápido una respuesta.

Yo: Estoy a 10 minutos nada más.

No le digas loca, Jass.

—Ya debo irme — Les avisé regresando a la conversación — Todo irá bien Mack — Le dí un abrazo y caminé junto a Zoe hacia la salida del salón.

De camino por el pasillo hasta la salida, le fui dando instrucciones a Zoe, que iba escuchando atentamente. Una vez llegué a la entrada, del hotel, me giré hacia ella ya con el bolso colgado al hombro.

—Asegúrate de que las velas no causen un incendió. Lo menos que necesitamos es problemas con el depósito — Ella asintió haciendo mover su negro cabello azabache lacio — Tranquiliza a Mack cada tanto, está que suda el traje.

—Todo listo — Aceptó sin más ya acostumbrada a mis consejos.

—Deberían irse preparando…— Ojee mi reloj de muñeca — Tania debe estar por llegar al hotel.

—Vale, mamá — Se burló mi amiga empezando a empujarme por el lobby — Anda o te matarán.

—Gracias — Suspiré saliendo — Nos vemos el lunes en la oficina.

— ¡Te contaré todo luego! — Se despidió con la mano desde la puerta y volvió a desaparecer, mientras yo me alejaba hacia el estacionamiento.




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