Arcángel: La Maldición de los Caídos I

Capítulo 2

La clase se tornaba con normalidad, pero una mirada me incomodaba, o quizá dos…

La del profesor y la de un chico al fondo.

             -Su nombre es Alexander – dijo Robbie al notar que lo miraba – Es demasiado sexy como para fijarse en mi

             -Tu…-lo miré

             -¿Homosexual? Si – sonrió – Pero prefiero el término “gay”

Reímos y tomó mi celular

             -Toma – me lo entregó – Ya estás en nuestro grupo de amigos – sonrió y en eso el timbre sonó

La clase había terminado y todos guardamos nuestras pertenencias

             -Iremos de compras – me dijo Robbie – ¿Vienes?

              -Claro…- me interrumpió una voz

El profesor me llamó por mi nombre

              -Arella, ¿puedes venir? – dijo mientras me miraba y yo asentí

              -Te esperaré – dio Robbie – Suerte con el sexy profesor

Sonrió y salió del salón, mientras yo me acercaba al escritorio

              -Alexander – dijo y volteé a ver al único chico que se encontraba en el salón – Ven

Él se acercó y se posicionó a mi lado, sin verme, tan solo miraba al profesor.

Pero eso me dejaba poder mirarlo, mirar su atuendo oscuro, su chaqueta negra de cuero hacía juego con su camisa y cabello del mismo color, sus jeans lucían sus perfectas piernas que daban lugar a unas botas vaqueras.

Yo le calculaba unos… 1.80 metros, era tan alto que lo hacía irresistible… y tenía esa esencia que Robbie igual sentía

             -¿Qué dices Arella? – preguntó el profesor interrumpiendo mis pensamientos

             -¿Disculpa…?

             -¿Serías la tutora de Alexander?

             -Pero… acabo de llegar – dije nerviosa – No sé nada de esto…

             -Hiciste más que él en todo el año – sonrió mirándome

Sentí algo dentro de mí, su mirada me estremeció tanto que, sin pensarlo, acepté su propuesta.

Dentro de mí, esto era una gran idea, algo me decía que debía estar cerca de Alexander.

             -Muy bien – sonrió el profesor – Nos vemos en la siguiente clase

Salió del salón, dejándonos solos

             -Mi nombre es…- me interrumpió

             -No me interesa – me miró – Aléjate de mí

Su mirada me recordaba tanto a mi sueño… los ojos… esos ojos me eran tan familiares

             -Yo…- me volvió a interrumpir

             -No te quiero cerca de mí, ¿oíste? – yo asentí – Adiós

Se dio la vuelta y salió del salón, dejándome completamente sola.

Salí del salón y Robbie se encontraba fuera, al verme se puso de pie y me abrazó por los hombres

             -¿Lista? – yo asentí

Salimos y los demás nos esperaban en un auto convertible rojo, nos subimos y partimos al centro comercial

             -¿Ya tienes algo para él baile? – preguntó Gabriella

             -¿El… baile? – la miré

             -El mejor festejo para los alumnos – sonrió – Es en 2 meses

             -Yo no soy buena para eso – sonreí incómoda – Jamás he asistido a uno

             -Bueno – dijo Jamie – Ahora lo harás

Recorrimos las tiendas hasta encontrar el vestido perfecto para nosotras.

A lo lejos pude apreciar a un chico alto de cabello negro, era Alexander y no dudé en acercarme.

             -¿Por qué me quieres lejos de ti? – pregunté detrás de él

Pero tan solo me ignoró y siguió mirando las antigüedades a través del vidrio

             -Alexander – me puse frente a él y me miró – No me conoces, recién he llegado y… - me interrumpió

             -¿Así de molestos son los humanos?

             -¿Los… los humanos? – lo miré incrédula – Te recuerdo que tú eres uno de ellos, pero a diferencia de mí, tu eres un egoísta y grosero

             -¿Egoísta? – se acercó a mí

             -S…si – dije algo nerviosa por su acercamiento

             -Eres patética – rio y se dio la vuelta, pero tomé su brazo

En ese momento sentí algo.

Una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo.

Su mirada se oscureció más y su mandíbula se tensó.

Solo nos encontrábamos nosotros en este inmenso lugar, la gente había desaparecido y el lugar se convirtió en un bosque oscuro y tenebroso.

Sentí una gota de sudor bajar por mi frente, la cual Alexander retiró con su dedo.




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