Archivos del Corazón (o del Caos)

El Eco de lo Ausente y la Invocación del Genio

El archivo de Larsson Enterprises no era solo un sótano lleno de papeles; Para Julia Freire, era un universo. Después de la montaña rusa emocional de su primer "día" —que incluyó un accidente, un cachetazo al CEO y una celda de comisaría—, el ambiente del nivel -1 se sintió como un bálsamo. Las estanterías de metal se extendían en hileras infinitas, repletas de la historia de la empresa: desde contratos de fusiones multimillonarias hasta el recibo de un pedido de café de hace décadas. Aquí, entre el aroma a papel viejo y el zumbido constante de los servidores, Julia encontraba su ritmo, un refugio donde su mente hiperactiva podía canalizarse.

Su cubículo, sorprendentemente espacioso y equipado con la última tecnología, se convirtió en su nuevo santuario. El primer día de trabajo, el "real", transcurrió en una bruma de formularios de recursos humanos, introducciones rápidas a sus compañeros de departamento y la inmersión en el sistema de catalogación de la empresa. Julia era una autodidacta nata, con una mente que absorbía la información como una esponja. En cuestión de horas, ya estaba navegando por la base de datos con la fluidez de un experto. Sus dedos volaban sobre el teclado, y su cerebro, un prodigio para el reconocimiento de patrones y la retención de detalles, procesaba cada dato que se cruzaba en su camino.

Mientras se sumergía en su tarea principal, la digitalización de expedientes financieros de los últimos diez años, Julia no pudo evitar notar la sutil corriente que la rodeaba. Era como si cada persona en el archivo supiera. Las miradas curiosas se posaban en ella por un segundo más de lo normal antes de desviarse. Los susurros se ahogaban rápidamente cuando pasaba cerca. En la sala de descanso, un par de compañeras la observaron con interés, y Julia, con su agudeza perceptiva, captaba fragmentos: "...la nueva...", "...el accidente...", "...el CEO...". Se sintió como un ejemplar exótico en un zoológico corporativo, pero decidió ignorarlo. Su misión era sencilla: trabajar. Y trabajar bien.

Diego hizo una aparición después de días, trayendo consigo una taza de café humeante para ella y una bolsa de medialunas. Su sonrisa era un rayo de sol en el archivo relativamente sombrío, rompiendo la formalidad con su presencia relajada.

—¿Sobreviviendo a los archivos y el polvo, Julia? —preguntó, apoyándose en el marco de su cubículo con una ligereza que contrastaba con la seriedad del ambiente.

Julia tomó el café con gratitud. —Creí que no vendrías. Pensé que el sótano era territorio prohibido para la realeza corporativa. O que me habías abandonado a mi suerte con los fantasmas del papeleo.

Diego soltó una carcajada. —Este es mi escape. Además, quería asegurarme de que no te hubieras convertido en una estatua de sal por la humillación. ¿Cómo fue la audiencia con el monarca? ¿Te perdonó la vida o te hizo jurarle lealtad eterna?

—Me dijo que el incidente estaba "cerrado" y que mi "deuda" estaba "pagada" —Julia imitó el tono grave de Alec, haciendo un gesto teatral con las manos—. También me llamó "inepta motora" y "determinada inquebrantable". Creo que es su forma de decir que soy un desastre con patas, pero que podría ser útil para algo.

Diego se río de nuevo, esta vez con más fuerza. —Eso es lo más cercano a un cumplido que vas a obtener de Alec. Deberías considerarlo una victoria. Es como si te hubiera dado un premio Nobel honorífico por tu "actuación" matutina. ¿Y qué tal el archivo? ¿Es tan emocionante como esperabas o ya te aburriste de tanto papel viejo?

—Es mi paraíso —dijo Julia, ya más relajada con la presencia de Diego—. Es fascinante ver cómo se conectan las cosas. Ya estoy encontrando algunos... patrones interesantes. Es como un rompecabezas gigante, y me encantan los rompecabezas.

De repente, una de sus compañeras, Brenda, una mujer de unos cuarenta y tantos con gafas de lectura, se acercó tímidamente al cubículo de Julia. —Disculpa, Diego, Julia. ¿Interrumpo algo?

—Para nada, Brenda —Diego sonriendo—. Solo un chequeo de rutina. ¿Necesitas algo?

—Sí, uhm... Julia, si no es mucha molestia, ¿podrías ayudarme con un archivo? Estoy buscando el expediente del proyecto "Centinela" de hace unos siete años. No lo encuentro en el sistema digital ni en las copias físicas que tenemos aquí. Me está volviendo loca, es como si nunca hubiera existido, pero estoy segura de que lo vi referenciado en otro informe hace tiempo.

Julia sintió una punzada de curiosidad genuina. El proyecto "Centinela". Había escuchado el nombre en alguna charla de pasillo o en algún documento tangencial. Sabía que era un proyecto importante para la empresa en su momento. Confiando en su memoria y en los atajos que ya había descubierto en el sistema, probó con una fecha ligeramente anterior, luego con nombres claves asociados al proyecto que registraba haber visto en otros documentos. Sus dedos volaban sobre el teclado, su mente ya procesando la información. Al principio, no encontró nada. La búsqueda arrojó un "Archivo no encontrado" contundente.

—Es lo que te decía —murmuró Brenda con un suspiro de frustración—. Llevo días buscando. Es como una leyenda urbana.

Julia frunció el ceño. Eso era inusual. Un proyecto de esa envergadura no podía simplemente desaparecer. No para ella. Si algo existió, Julia lo encontraría. Siguió rastreando, adentrándose más en los logs del sistema, buscando cualquier huella digital, cualquier IP, cualquier usuario que hubiera interactuado con esa información. Se sentía como un detective forense, pero de datos.

Y ahí estaba. Una serie de referencias cruzadas, ocultas bajo un código ambiguo, la llevó a una carpeta vacía. Una carpeta digital vacía, marcada con un nombre de proyecto genérico y una fecha que coincidía con el inicio de "Centinela". Los metadatos de la carpeta indicaban una fecha de creación y una fecha de "eliminación permanente" que era inusualmente cercana a la creación. Como si hubiera sido creada solo para ser borrada al instante. Y lo más extraño: el archivo no estaba en la papelera de reciclaje digital ni en los respaldos automáticos. Estaba... purgado . Eliminado de todos los sistemas, sin dejar rastro de su contenido.



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En el texto hay: romance, lgbt, amor

Editado: 30.07.2025

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