Bajamos del tren y prácticamente estaba implorando no encontrarme a los Malfoy.
- Señorita _______. - ¿por que? Hice cara de sufrimiento al escuchar a mis espaldas a Lucius. Me giré lentamente y alcé mi mirada hasta percibir su rostro.
- Bue... buenas tardes. - hablé con nerviosismo.
- Me ha sido notificado que tienes planes para estas vacaciones. - miró a mi amiga Tracey la cual tragó saliva.
- A... Así es... Iré a casa de su abuela...
- Sabe que las consecuencias serán severas si eso no es verdad, ¿cierto? - Santos caracoles, tragame tierra y escupe me en la casa de los Weasley ¡ya!
- Estoy consciente de eso. - hable tratando de ocultar mis nervios.
- Eso es lo que espero realmente. Que pases buenas vacaciones. - me miró ultima vez amenazante y se fue con Draco siguiéndolo.
- Si que da miedo. - habló Tracey. Ambas estábamos paralizadas.
- Por un segundo creí que iba a insistir. - seguíamos viendo a la nada.
- ¡Chicas! - se aparecieron los gemelos de la nada atrás de nosotras.
- ¡Ay no! - gritó Tracey. - ¡Casi me provocan un infarto! No les miento... se me salió la pipí. - dijo avergonzada. Solté unas grandes carcajadas. - ¿Como es que tu no te asustaste?
- Ya estoy acostumbrada. - sonreí burlona.
- ¿Lista para irnos? - me preguntó Fred.
- Si. - le sonreí.
- Bueno vamos, tenemos que tomar la ruta de los polvos Flu. Vamos. - dijo George.
Los seguimos y fuimos a una chimenea que estaba en una casa abandonada. Tracey se despidió de mi y fue la primera en viajar hacia la que sería la casa de su abuela.
- Bien lo que debes hacer es decir: casa de los black y lanzar los polvos flu a tus pies. Tienes que hablar muy claro. - me explicó Fred. - Primero va George, observa. - El nombrado se puso dentro de la chimenea.
- ¡Casa de los Black! - desapareció después de que un fuego verde lo rodeara.
- Ahora vas tu.
- ¿Yo? - pregunté asustada.
- Si, solo quiero cerciorarme que hayas dicho lo correcto, sino para yo decir lo mismo e ir contigo a donde sea que te hayas dirigido.
- Bueno... - tomé un puño de polvos y me coloque dentro de la chimenea. - ¡Casa de los Black! - hablé en voz alta y muy claro.
Senti como me transportaba y en cuestión de segundos llegué a otro lugar.
- Ya está aquí. - escuché la voz de una mujer. - Bienvenida _______. Soy Molly, la madre de Fred, George, Ginny y Ron.
- Un gusto en conocerla señora Molly.
- El gusto es mío, Fred ya nos a hablado mucho de ti. - La chimenea volvió a encenderse y apareció Fred. - Que bueno que llegaste.
- Bueno vayan arriba y lleven a _______ a la habitación. - indicó Molly.
- Ven es por aquí. - me dijo Ginny. La seguí. - Eres buena para ser tu primera vez viajando con polvos flu. - me habló mientras subíamos las escaleras.
- Esta casa es increíble. - dije mientras admiraba todo.
- No creo que lo se tanto como la mansión Malfoy.
- Créeme es mejor que la mansión Malfoy. - llegamos a una puerta y Ginny la abrió.
- Espero que no te moleste, compartirás habitación con todos nosotros, Fred, George, Ron, Hermione, Harry y yo.
- Está bien, no es molestia. - sonreí.
- Muy bien. Esta es tu cama, tu ropa si gustas la puedes acomodar allá. - me señaló un armario. - Y cuando necesites cambiarte, por haya hay unos vestidores, primero vamos la chicas y luego los chicos.
- Oh muchas gracias Ginny.
- Bueno te veo acá afuera, te dejo que te instales. - le sonreí en forma agradecida.
La pelirroja salió de la habitación y me puse acomodar mis cosas. En el espejo noté que estaba bastante sucia de ceniza de la chimenea. Así que me lavé el rostro y las manos, para después cambiarme la ropa.
Salí de la habitación y busqué a los chicos. Al parecer estaban en una reunión todos, me acerqué un poco para escuchar y un elfo doméstico apareció.
- Hasta que por fin hay alguien de sangre pura y limpia. - me miró y habló bastante enojado y después se fue. No le tomé mucha importancia y bajé las escaleras despacio.
- No creo que sea buena idea que la hija de Voldemort esté aqui, en ese caso deben suspenderse las reuniones de la orden. - reconocí la voz, era ojo loco Moody.
- Mis hijos confían en ella como si fuera uno de nosotros. - habló Molly.
- Exacto. No creo que los muchachos sean tan tontos de invitar a alguien como la hija de Voldemort si no la conocieran bien.
- Por Merlín Arthur, su padre ya envió a su serpiente a atacarte, no crees que es bastante sospechoso que de pronto su hija esté en este lugar.
- Te recuerdo que mis hijos fueron quienes la invitaron, porque consideran que es una buena chica. - me sorprendió como Molly me defendía.
- En cualquier momento pueden descubrirte. - apareció Fred atrás de mi haciendo que me sobresaltara. - Ven. - me tomó de la mano y subimos las escaleras. - Ahora George. - miré hacia arriba y una oreja sostenida de un hilo bajó.
Los demás chicos estaban en la parte de arriba, caminamos hacia ellos y con otra oreja pudimos escuchar la conversación.
- Dale la oportunidad Alastor, tal vez la chica no sea tan mala como pensamos. - traté de reconocer la voz.
- Es Remus Lupin. - me susurró Fred.
- Tan solo veámoslo de esta forma, ¿no creen que ya hubiera intentado atacar a mi ahijado? - exclamó Sirius.
- No puedo creer que le hayas permitido la entrada a tu casa Sirius. Su padre ya atacó a uno de nosotros, con una serpiente. - agache la mirada.
- Bien dices tu, su padre fue quien me atacó. No ella. - exclamó Arthur. - Tan solo ponganse en zapatos de esa chica, perdió a su mejor amigo, ha vivido cosas terribles mientras estaba a cargo de Bellatrix.
- El único que podía decir que era buena persona era Cedric Diggory. - reclamó Moody.
- Te equivocas Alastor, también el padre del muchacho lo dice. - respondió Lupin. - En ocasiones lo he escuchado decir que la consideraba su hija. - mis ojos empezaron a humedecer se. - Si en sus manos hubiera estado detener la muerte de su mejor amigo de toda la vida, lo hubiera hecho. Ella no tiene la culpa de tener un padre como Voldemort.