Capítulo 26

- Muchos dicen que estos tiempos se parecen tanto a los de hace años, ¿Crees que vuelva a pasar algo? - la miré preocupada.

- La verdad no sé cariño, solo debemos tener fe en que nada va a pasar. Tu padre vendrá y nos dirá que pasará.

- ¿Y si hay una guerra mamá? No quiero pelear.

- Como Narcissa me lo dijo, nos dejó sin opción. Pero te contaré un secreto, hace mucho tiempo, antes de que tu fueras concebida en mi vientre hubo una guerra y al igual que tu, estaba muy asustada, no quería lastimar a mis amigos. No tuve otra opción que hacerle creer a tu padre que estaba peleando, pero en realidad defendí a los de la orden. Fue por eso que los Weasley intentaron sacarnos de la casa aquella noche.

- Lincy... _______... - entró Narcissa. - Él está aquí. - miré a mi madre aterrada.

- Descuida, todo estará bien, vamos... - tomó mi mano y las tres bajamos a la sala.

- Has hecho un buen trabajo querido Draco. - hablaba mi padre. - Pero me parece que debes ser un poco astuto. - dirigió su vista a nosotras. - Hija. - sonrio. - Miren a quien tenemos aquí. - se acercó a mi madre.

- Hola Tom. - respondió ella con frialdad.

- ¿Como es que diste con nosotros? - le preguntó molesto. Narcissa hizo gesto de miedo y mi mamá la miró con discreción.

- Me encontré a un viejo amigo mago, que me ayudó a romper el hechizo.

- Y supongo que como la última vez, te interpondrás en mis planes...

- No Tom... Esta vez no será así, al igual que nuestra hija, me he quedado sin opción.

- Será mejor que no nos confiemos mi señor. - habló Bellatrix. - Yo recomendaría una muerte lenta y dolorosa.

- No Bellatrix. - respondió mi padre. - No sería lo correcto y menos estando mi hija presente. Muestra tu mano. - le ordenó. Mi madre se levantó la manga y mostró la marca tenebrosa. - Bien, me serás útil. Ahora, el motivo de mi visita en este hermoso día, es para ver el trabajo de nuestro amigo Draco y además para dar la noticia de que estaré ausente por algunos días, aún hay un plan que tengo en mente para acabar con Harry Potter, así que como mi sucesora, será la pequeña Delphini quien estará a cargo de ustedes. - me tomó de los hombros y los miró a todos. - Tu trabajo será, cuidar que ninguno de ellos se me adelante a querer acabar con el pequeño Harry, ni siquiera pueden molestarlo. ¿Me has escuchado? - asentí con la cabeza. - Muy bien querida.

- Pero señor, es solo una indefensa niña, considero que yo debería quedar a cargo. - interfirió Bellatrix.

- ¿No escuchaste lo que dije? Será ella y no cambiaré de opinión. - me miró. - Si por alguna razón esta estupida decide desobedecer, déjale en claro quien es quien manda. - miré a Bellatrix e hizo una sonrisa de satisfacción, conocía esa mirada, tenía algún plan contra mi. - Sin más por el momento queridos amigos, tendré que irme, vaya que mi visita fue corta pero al menos ya quedan enterados de mis órdenes. Los veré pronto. - desapareció.

(Dos días después)

Como era de suponerse, Bellatrix me encerró para no poder ir a irrumpir con lo que tenía planeado. Le había pedido a Draco que me mantuviera informada y así lo hizo.

- _______. - susurró del otro lado de la puerta.

- Draco...

- Quieren aprovechar que hoy es navidad para ir a la casa de los Weasley. Están por irse.

- Tengo que hacer algo rápido.

- ¿En qué te ayudo?

- Escuchame con atención, en mi habitación tengo una bolsa guardada en el cajón de abajo del buró, busca en ella un costal pequeño de color morado y trae lo.

- Bien, no tardó. - lo escuché alejarse y unos minutos después regresó. - Ya se fueron.

- ¡Apártate! - le ordené. - Perdón por los daños a esta casa... - susurre y saque mi varita. - ¡Boom barda máxima! - la pared se destruyó y de esta forma pude salir. - No puedo dejar que les haga daño.

Draco me entregó la bolsa y corrí a la chimenea de la sala. Mi madre se alertó por el ruido de la explosión y me siguió.

- Van con los Weasley. - le avisé.

- ¿Y qué harás? - preguntó Draco..

- Solo puedo viajar por el método flu. Ustedes quédense aquí yo iré a detenerlos. - me metí a la chimenea y tomé un puño de polvos flu. - ¡Madriguera Weasley! - lance los polvos a mis pies.

En cuestión de segundos salí de una chimenea, miré toda la casa y ver las fotos en la pared suoe que estaba en el lugar correcto. Por la ventana pude ver que todos estaban afuera, salí corriendo y el primero en verme fue George.

- _______. - me nombró y llamó la atención de los demás.

- ¿En dónde está?

- Se adentró entre los arbustos. - alcé mi mirada y vi que venían de regreso con la intención de chocar con la casa e incendiarla.

- ¡Petrificus Totalus! - lance el hechizo y cayó a uno de los dos mortifagos. Bellatrix aterrizó al verme y empezó a reírse.

- Debiste quedarte en la casa Delphini.

- Las órdenes fueron claras, no puedes adelantarte.

- ¡Desmaius! - me atacó.

- ¡Protego! - alguien le regresó el hechizo, era mi madre. - Ni siquiera lo intentes.

- ¿Tengo que recordarte a quién dejó a cargo? - me acerqué a ella.

- Muy valiente eres _______, pero... ¿Tus amigos Weasley, saben lo de tu mano? - le puse mi varita en el cuello. - Así es, ¡esta chica se unió al ejército de Voldemort! - los miró a todos.

- ¡Mejor lárgate Bellatrix!

- Está bien... me iré. - lanzo un hechizo a la casa con tal de incendiarla y antes de que mi madre y yo lográramos detenerla, desapareció junto a su acompañante.

- Lamentamos mucho esta inconveniente. - habló mi mamá y me tomó de los hombros.

- Lincy... - habló Molly.

- Hola Molly.

- No lo puedo creer... ¡estás viva! - ambas se abrazaron.

Senti la mirada de los demás y cuando los miré parecían decepcionados.

- Yo... lamento que se hayan tenido que enterar de esta forma. - agache la mirada. - No quería decirles nada, porque sabía que eso implicaría dejar de tener su cariño.