Capítulo 32

Algo que me encantaba de Draco era su forma tierna de ser conmigo y ser también rudo con los demás. Tenerlo como mi novio nuevamente fue suficiente para decir que me sentía completa y feliz.

Estuvimos todas las clases juntos y más de alguna vez nos regañaron los profesores por estar basándonos. Era inevitable hacerlo, realmente extrañaba esa sensación.

Las clases terminaron y de mala gana me dirigí con mis amigas y las de Pansy a la oficina del profesor Snape. Nuestro castigo sería limpiar los salones que la mayoría de veces quedaban sucios y acomodar los pupitres. Sonaba sencillo pero la verdad es que no lo era, no podíamos usar magia y teníamos que limpiar dos al día.

Fuimos por las cosas que nos serían útiles, entre eso, una escoba, limpiadores para las ventanas y así. Tracey, Mikela y yo nos pusimos a limpiar los ventanales.

- No te vayas a cansar de estar ahí sentada. - le dijo Tracey a Pansy.

- Déjala Tracey. Es lo que quiere, que caigamos en provocación. Pero solo demuestra que es una vil inútil. - hablé mirándola.

La chica solo me lanzó una mirada furiosa y se levantó de su asiento para ayudar a sus amigas. Tracey y yo sonreímos burlonas y seguimos nuestras tareas. No hablábamos entre nosotras, solo con nuestras amigas y eso provocaba un ambiente bastante tranquilo. Creo que si cada una estaba por aparte, aprenderiamos a llevarnos mejor.

Terminamos la limpieza de los dos salones y la verdad es que estaba muy cansada como para soportar a Pansy, así que solo la ignore cuando me dijo que era mi culpa que estuviéramos haciendo esto.

- Creo que te buscan. - dijo Tracey señalando hacia un Pilar donde Draco estaba recargado.

- ¿Vienes? - le pregunté a mi amiga.

- ¿Para así ser un mal tercio ahí? No gracias, mejor me voy con Mikela.

- Bueno, te veo al rato. - se alejó y levantó su mano despidiéndose. - Hola. - me acerqué a mi rubio y lo abracé besando su mentón. Él me respondió besando mis labios.

- ¿Como te fue? - me abrazó del hombro y empezamos a caminar.

- Estoy muy cansada. - recargue mi cabeza en su hombro.

Estuvimos platicando y por alguna razón lo sentí triste o nervioso por algo. La noche en que debía cumplir su tarea, cada vez estaba más cerca y fue así que entendí porque se encontraba así.

Fuimos ambos al comedor y nos sentamos con Tracey. Entre las dos empezamos a hablar animadamente y llegó un momento en el que ella se levantó y se fue al baño.

- No haz comido. - le dije a Draco viendo su plato sin tocar.

- No tengo hambre...

- ¿Quieres que hablemos? Te noto muy triste.

- Estoy bien...

- Draco, te conozco más que de lo que debería y sé que estás triste. Ven. - tomé su mano y lo llevé a la sala común.

Me dirigí a su dormitorio y cerré la puerta atrás de nosotros. Una de las ventajas de que Draco tuviera una habitación para él solo, era que podíamos hablar tranquilos sin que nadie nos interrumpiera. Miré su cama y pude ver a Ney dormido en medio de esta.

- Quise traerlo aquí por Pansy, pensé que algo malo podía hacerle. - me explicó después de ver mi cara de confusión.

- Gracias. - sonreí y me senté en la orilla de la cama. Él se sentó a mi lado. - Draco... - lo abracé. - No tienes que hacerlo... - se separó del abrazo.

- Escuchaste a tu padre, no me queda opción.

- Mi padre lo que quiere es ver a Dumbledore caer. Lo haré yo...

- ¿Estas loca? De ninguna manera te voy a dejar hacer eso. - sus ojos se humedecieron.

- Draco escúchame, no me gusta verte sufrir por culpa de él. - tomé sus mejillas. - Si lo hago yo podré decirle que fuiste tu.

- Habrán más mortifagos ese día.

- Con un imperio podré hacer que digan lo que yo quiero.

- No y es mi última palabra. - me miró con seriedad.

- ¿Y por que no? - no respondió. - ¿¡Por qué no!? - insistí.

- ¡Porque no voy a permitir que te conviertas en alguien como él! Y mucho menos si lo haces por mi. - aquellas palabras me derritieron completamente y lo abracé.

Era tan lindo la forma en que trataba de evitar que yo hiciera algo malo y como trataba de protegerme. Pero debía hacer algo, no quería que siguiera sufriendo por esto.

Los siguientes días traté de estar para él prácticamente todo el dia, incluso dormíamos juntos. Había mejorado bastante y estaba un poco más tranquilo.

El día había llegado...

La forma en que sus ojos pedían que no pasara esto hacia que deseara hacerlo yo misma. Después de esto, la vida de ambos daría un giro inesperado y sabia que tenía estar con él.

Toda yo temblaba por el miedo que esto provocaba, sabia que si por alguna razón lograba derrotar a Dumbledore, los tiempos oscuros estarán más presentes que nunca. Mi padre se aprovecharía del poder que esto le traería y no quería que esto pasara.

Era de noche y estaba bastante fría. No había podido dormir, los nervios me consumían. Sentí a Draco levantarse con discreción y salió de la habitación sin siquiera avisarme. Algo en su actitud me decía que no quería que estuviera yo presente, pero no iba a dejarlo solo. Me levanté lo más rápido que pude y tomé mi varita. Sin hacer mucho ruido que pudiera llamar la atención de todos, salí de la sala común.

Con mi varita alumbre los pasillos y vi la sala de menesteres abrirse. De esta salieron Bellatrix y otros mortifagos.

- Vaya... - escuche la ayuda voz de Bellatrix retumbar por todo el pasillo. - Delphini, me pareces que vas un poco tarde a nuestra reunión, debías llegar con Draco.

- Lo sé, me quedé dormida. - dicho esto corrí a la torre de astronomía.

Al llegar subí las escaleras y vi a Harry, no dije nada y subí a donde Dumbledore. Draco lo estaba señalando con su varita.

- Draco... tu no eres un asesino. - escuché la voz de Dumbledore. Me acerqué a él y también apunté a Dumbledore con mi varita...

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- ¿Como sabe lo que soy? He hecho cosas horrendas.