Despierto con el corazón en un puño, empapada de sudor. Los ojos malvados de mi depredador permanecen en mi mente. Al recordarlo, mi cuerpo tiembla; mi destino siempre es el mismo, he tomado varias decisiones, pero siempre termino siendo asesinada cruelmente por aquel hombre. Este hombre está encerrado en la torre de la familia Aberdeen. No son conscientes de que en un año se liberará de las prisiones que lo tienen bajo custodia, lo que provocará la guerra.
La historia comenzó cuando la familia Aspen nos llevó a la mansión de los Aberdeen, donde nos habían educado adecuadamente para su bienestar. Un 9 de julio de 1895, Lara y yo nos encontramos en la puerta de los Aspen, con solo 6 meses de nacidas, según el médico. No se sabe quién nos abandonó en ese lugar, aunque se dejó una nota en la canasta donde Lara iba, en la que se mencionaba el nombre de ambas y que Lara era hija del emperador Edward Aberdeen. No obstante, solo mencionaba mi nombre, Aristella, y llevaba en mi canasta un recipiente con un líquido verde que tenía una etiqueta que indicaba que se debían aplicar dos gotas en cada ojo una vez cada tres meses. Mi ojo cambia de color con estas gotas.Son naturalmente de dos colores: La parte izquierda del iris es de un violeta intenso y la parte derecha es de un azul cielo. Nunca me dijeron por qué debo esconder mis ojos o a qué se debe mi color de ojos. El líquido está disponible en todas las tiendas de alquimistas, pero eso es otro tema. Me criaron para proteger a Lara y dar mi vida por ella si hacía falta. Recibí entrenamiento a partir de los cinco años, y cuanto más crecía más se intensificaba. Si no actuaba adecuadamente o si Lara sufría lesiones, recibía palizas. Nos llevaron a la mansión cuando teníamos dieciséis años y le explicaron todo a la familia Aberdeen.Edward descubrió que Lara era su hija, la recibió con festividades y se informó al pueblo que la hija perdida del emperador había sido encontrada. Me nombraron caballero de Lara y continué haciendo lo mismo que siempre, es mi responsabilidad protegerla. Edward era extremadamente riguroso con la seguridad de su hija, por lo que me entrenó de la misma manera y organizó entrenamientos extremadamente estrictos. Ya tenía experiencia con armas como la espada, el arco, la ballesta y la pistola a los dieciocho años. Edward me dijo que tenía que entrenar mis emociones para que no sintiera miedo, temor, duda o cualquier otro sentimiento que me impidiera cuidar a su hija. Me entrenó todos los días, a veces me dejaba sin comer, Según el emperador, me llevaban a un cuarto oscuro donde se disparaba una flecha cada tres minutos para fortalecer mis instintos y sentidos. Deje de sentir, seguí entrenando arduamente. Me transformé en un arma, llamada el arma de Aberdeen, por la gente del pueblo. A pesar de todo esto, mi relación con Lara era sencilla: ella me trataba como su secuaz, no se preocupaba por mi entrenamiento y pensaba que estaba entrenando al igual que los demás caballeros, y a mí me prohibieron discutir este tema con ella. Conocí al hombre de la Torre cuando tenía veintiún años. Lara paseaba por el bosque trasero de la mansión y se adentró demasiado. Después de una larga caminata, vimos una torre grisácea de piedra con enramadas de árboles y ramas que la rodeaban, y una puerta hecha de metal. La torre en sí mismo gritaba peligro, pero Lara ignoró mis advertencias. La puerta estaba cerrada, pero sin llave, por lo que solo tuvimos que empujar un poco para que se abriera, con un sonido característico. Había unas escaleras que antes eran blancas, pero ahora estaban manchadas y retintas de todo un poco, barro, comida, pisadas y sangre, y dentro había un olor a hierba, madera y putrefacción. Al final de las escaleras había otra puerta con dos candados y un cerrojo enorme de color bronce; puse mi mano en la empuñadura de mi espada, Agarré del brazo a Lara para que no se acercara,No me gustaba la atmósfera de esa torre, ni lo que escondía. Intenté persuadirla, pero ella persistía en su terquedad. Se acercó a la puerta y yo rezaba para que no se abriera, pero no sirvió de nada porque el encargado de cerrar las puertas no hizo su trabajo bien, los cerrojos se abrieron con esfuerzo y los candados no estaban bien cerrados. La puerta se abrió lentamente como si nos advirtiera que no teníamos que estar allí, dándonos tiempo para cerrarla y salir de ese lugar. Finalmente, al abrir la puerta, nos topamos con un fondo oscuro que apenas permitía ver el interior, mientras que el ambiente estaba dominado por un olor a sangre y sucio. Entramos gradualmente, y había una ventana muy pequeña en la pared derecha, los rayos del sol se filtraban para iluminar el lugar, mientras que un hombre estaba atado con cadenas en los brazos, pies y torso. Se encontraba de pie con la cabeza inclinada y su única vestimenta eran unos pantalones negros, que eran viejos y desgastados. Lara puso su mano en su boca y emitió un gritó ahogado mientras me observaba con miedo. Se acercó un poco y el hombre levantó la cabeza, pero no nos miró, permanecía con la mirada en el suelo, su pelo negro tapaba la mitad de su rostro. Expulsó un suspiro agotado pero no hizo nada más, y yo tampoco lo dejé continuar,Agarré la mano de Lara y salimos de allí, dejando todo como estaba. Solo pude respirar cuando salimos de la torre y nos alejamos. Mi acompañante tenía sus ojos cafés aguados, piel pálida y mejillas rojizas, estaba llorando. Ese día recibí una paliza porque Lara lloró, porque la sirvienta Mariet le había informado a Edward que había visto a Lara llorar. Después de algunas semanas, descubrí a través de algunos caballeros que Lara visitaba la torre junto a su tía Vayolet, el hombre encarcelado era su juguete y se desquitaba maltratándolo y lo mantenía en secreto. A pesar de haberle advertido que no fuera con ella, Lara continuó hablando sobre el hombre en la torre,era perverso, afirmaba, y merecía eso y más. Mi advertencia fue comunicada a su tía Vayolet, quien me castigó y me obligó a maltratar al hombre. Si me negaba, me castigaban con una paliza doble y me mantenían en cautiverio durante una semana. Después de un año, aquel individuo tomó el control, se liberó de las cadenas, asesinó gradualmente a Vayolet y extinguió a la familia Aberdeen, junto conmigo. Antes de mi muerte, lo único que vi fue una luz muy blanca, deseé poder vivir otra vida tranquilamente o remediar la anterior. Cuando la luz desapareció, me levanté empapada de sudor en mi habitación un año antes de la tragedia. Mi segunda oportunidad me mantuve alejada de todo lo relacionado con el hombre de la torre, a pesar de eso, no pude escapar de la muerte.
He tomado la decisión de ayudar al prisionero ahora. Si no puedes con el enemigo,únete a él. Espero que esta vez funcione.
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Editado: 22.11.2024