_Al salir de su hogar se metió las manos en los bolsillos buscando algo en particular púes eran las llaves. Esto debido a que es muy olvidadizo y casi siempre se quedaba afuera, luego de revisar qué efectivamente. las trajera dio un profundo respiro de alivio. Exhalo, miro hacía el cielo y con una sonrisa de tranquilidad y satisfacción dijo.
-¡Qué lindo día hace hoy!
Después tomo su bolso contó los billetes que había sacado de aquél gabinete. Tenía lo suficiente para comprar todo lo necesario y un poco más, medio observó que nadie estuviera viendo. Debido a que no vivían en un vecindario, es mas como una parcela sola a las afueras de la ciudad y la casa ya tenía fama de ser algo rara. Al caminar por el sendero de piedra lisa que conectaba la entrada de la casa con la del espacioso jardín rodeado de coloridas flores y una que otra maleza. Abrió sus grandes alas, miro feliz el cielo, dio un leve respiro y alzo vuelo. Fue tan fuerte el impulso que hizo levantar una gran cantidad de polvo. Suspendido en el aire y sorprendido dijo.
-¡Wow jajaja, jamás había llegado tan alto... Esto es alucinante ¿cuánta fuerza habré tenido para subir tan alto?!
Luego se percató de lo alto que estaba del suelo, reacciono y se asustó un poco. Nunca había subido tan alto, logró estabilizarse aleteando un poco las alas y se pudo calmar. Miraba a los alrededores buscando algo en especifico, miraba al horizonte y a los lados diciéndose así mismo con mucha duda.
-¿Emm creo que era para allá... o quizás para el otro lado? Umhh no recuerdo muy bien donde estaba. Un momento... No, es para allá.
Después de un rato, Cross ya apuntando a un gran edificio a lo lejos, (de los muchos otros que estaban a los alrededores) volaba sin freno alguno por la ciudad. En este momento podía ver personas corriendo, niños jugando, jóvenes en bicicleta o patinetas y felices parejas caminando, personas con problemas comunes y ni percataban su existencia. Pasaban volando distintas aves a su lado, este tranquilo escenario le brindaba tranquilidad y desacelero un poco creándole así una ligera sonrisa.
-Que tranquilo está todo esto, creo que las personas no son tan malas como creía. Creo que juzgue mal... -luego de esa palabra la sonrisa de Cross se esfumó de inmediato- no... no perdonare a los humanos por lo que me hicieron... lo que me quitaron. No importa como luzcan o como actúen. Todos me las pagaran.
Siguió avanzando en la misma dirección pero ahora más rápido. Con una mirada seria y llena de odio, en cuestión de pocos minutos ya había llegado, aterrizó en la azotea de aquél edificio que había señalado antes, allí se encontraba una escotilla que el personal del edificio usa para poder llegar a la azotea. Y junto a esa escotilla (mas bien, pegado) se encontraba un candado que antes había sido forzado. Fue él quién forzó ese candado para poder acceder al edificio, solo tenía que abrirlo como si tuviera una llave. Al entrar se encontraba en el ultimo piso pues era un gran centro comercial de cinco pisos, el quinto piso se hallaba abandonado por lo que nadie venía hasta aquí (excepto el personal del mismo). Solo habían tiendas viejas y abandonadas, excepto una. Era una tienda que vendía artículos de segunda mano y muy antiguos, era muy curiosa por ser la única que se mantiene en pié a pesar de no tener visitas. Otra característica es un cartel del 70% de descuento en todos los productos. El no entendía "¿por qué nadie compra en esa tienda?" Ya Cross veía ese mismo local varías veces y de vez en cuando, salía un aciano a saludarlo y amablemente, le devolvía el saludo. Aquél anciano era amigo de su madre por lo que no lo odiaba, de echó. Lo trataba con cariño (solo por ser amigo de su madre).
Se acercó al centro de esta área y al ver hacia abajo a las personas y adolescentes haciendo sus respectivas actividades, él buscaba un local que estaba en el tercer piso. Con mucha emoción corrió por las escaleras en forma de espiral, siempre le traía lindos recuerdos al hacer esto. Él y su madre siempre corrían por ésas escaleras (las cuáles no tenían escalones, si no mas bien lisos, como una rampa) al bajar ocultaba las alas y observaba los interesantes colores que adornaban el centro comercial y junto con el traga luz en el tope del edificio daban una sensación que Cross describía como "mágica", al bajar hasta el piso deseado se emocionaba y todo rastro de ira desaparecía al instante. Por que ese era su piso favorito. Siempre lo visitaba con sus padres ademas allí se encontraban sus locales favoritos. Estaban varias tiendas entré ellos un famoso restaurante de sushi donde iban todos a almorzar o hasta cenar y le provocaba mucha nostalgia. El restaurante poseía una temática al árbol de Sakura en Japón y por eso es nombrado Sakura-Hatori. En el mismo piso no muy lejos del restaurante se encontraba un supermercado y al lado una tienda de videojuegos. A menudo compraba afiches, peluches y efectivamente. Juegos, con el ambiente nostálgico y lleno de felicidad Cross se acercó a las puertas del supermercado. Con la refrescante brisa de las puertas automáticas dándole la bienvenida, sacó la lista que tenía en el bolsillo y se dispuso a comprar.
Luego de haber gastado casi todo el dinero y completar la lista. Se relajó un rato y pensó "¿por qué no cenar ahora?" Se acercó a su restaurante favorito, las puertas automáticas, la fresca y fría brisa le daban paso al local y al entrar rápidamente fue atendido por un empleado llevándolo a su mesa de siempre (aquí era muy conocido y no fue necesario elegir una mesa), la cual se situaba al fondo del restaurante junto a una buena iluminación, el empleado se despidió y luego se marchó. Cross tomo un momento para admirar el restaurante (como siempre) el lugar poseía una muy buena iluminación de día y un ambiente tranquilo y relajante de noche. Este poseía varios ventanales, paredes cubiertas completamente de madera oscura y lineas color rosa rodeaban el interior del lugar. Parecía un gran jardín al aire libre generando así un ambiente de completa tranquilidad. Para la cereza del pastel, en el centro del local se encontraba un bonsai (algo agrandado), este estaba hecho de plástico, pero parecía muy real y poseía una pequeña fuente que hacia parecer al árbol como si fuera un pequeño ecosistema. Un llamado de una voz muy familiar le hizo voltear rápidamente, era Donovan. Un buen empleado y su mejor amigo (y el único), a veces Donovan le traía comida en secreto y nadie se daba cuenta, al llegar a la mesa se pusieron a hablar como de costumbre.
Editado: 06.01.2024