Ariantes: El Hijo del Dragón

ILETH UNWIL

El bosque de Colra, aquél maravilloso bosque boreal que se erige como monumento a la naturaleza, donde técnica y magia confluyen, era el hogar de un pueblo orgulloso: los numerosos elfos oscuros, los Fe-Gun. De contextura similar a sus primos, los Ar-Gun, estos elfos solían promediar el metro ochenta y cinco de altura; el color de sus pelos variaba entre el castaño oscuro y el rojo fuego; los ojos de todos ellos eran iguales: negros con iris rojo. Su piel tomaba distintos matices, pero todos eran variantes de azules, algunos más fuertes, otros más opacos

Ileth Unwil no era la excepción. Medía un metro ochenta y cuatro, sus ojos rojos hacían juego con el color rojo sangre de su cabello, perfectamente peinado hacia atrás, su piel era de un tono azul grisáceo apagado. Era un elfo delgado y no tenía una gran musculatura, pero eso lo compensaba con una gran agilidad y una todavía más grande personalidad (o eso él creía). Era el hijo de un noble Fe-Gun que poseía tierras en el bosque, aunque su lugar de residencia era en la ciudad capital de Illiew Wir-Dhin, la maravillosa construcción de madera que provenía de un tipo de árbol cercano al volcán conocido como “Drako Nigáis” (la llama del dragón), un lugar que muy pocos habían visto, pues constantemente está activo y tenía erupciones recurrentes que, en el clima frío del sur continental, implicaba que una neblina de ceniza volcánica se elevara impidiendo conocer el terreno.

Quienes se habían adentrado en aquellas tierras habían desaparecido, ya fuera por tierra o por mar, sólo los cónsules de la República élfica de Dhin o Dhin Fe-Gun (como se decía en su lengua), eran quienes obtenían el poder para entrar en la tierra de la niebla y volver. Era parte de su iniciación como jefes de su pueblo, en la cual obtenían los poderes ancestrales de los antiguos jefes, o eso decía la tradición,

El cónsul de los Fe-Gun era un elfo de las veinticuatro grandes casas nobles del bosque de Colra, elegido por voto y que duraba en su posición hasta su muerte, en lengua élfica, el cargo era conocido como Alergus. Ileth tenía grandes posibilidades de convertirse en uno de los próximos cónsules. Su familia poseía una de las mayores porciones de tierras de la zona norte del bosque, linderas con el país de Kazaria, una tierra rica en madera de cedros y robles, cerca de la costa. Además, al estar alejada de la zona de influencia del volcán, sus bosques daban abundantes frutos, pues el cielo era siempre claro y brillante. Los Unwil acostumbraban comerciar con el pueblo de Kazaria bienes tales como la madera y los frutos por carne o caballos.

A diferencia de la mayoría de los Fe-Gun, que conocían la magia de sangre por herencia, pero que pocas veces la ponían en práctica, Ileth sentía una verdadera pasión por la magia, tanto por la áurea (como se conocía a la de Si-Gun), como por la de sangre. Si bien la magia áurea había prácticamente desaparecido con el gran éxodo que dividió a los Gun (elfos) en Si-Gun y los Ar-Gun, cuando los segundos migraron a los bosques, dejando atrás a la magia y a sus dioses. Los elfos blancos siguieron haciendo uso de su magia y su última manifestación en este mundo fue el domo que erigieron para apartarse de las luchas en las que constantemente se encontraba el continente; de esto ya han pasado milenios, y nunca más se supo de ellos.

Los Fe-Gun eran consecuencia una segunda división que se dio durante la guerra de expansión de Valandi, en la cual aquel reino consiguió unificar a los demás países humanos en un imperio. Los elfos del bosque de la Est Si’re, que habitan en el bosque de Farda (el bosque perenne del centro del continente), frontera actual entre los reinos de Valandi y Kazaria, se encontraron entre la terrible decisión de someterse al gobierno del imperio o luchar. El líder de la tribu, al encontrarse en una posición desventajosa con respecto a sus hermanos de las Est Brum’a y Est Ren’al, tomó la decisión de postrarse frente a aquel humano. Un grupo de la tribu, que estaba a favor de luchar, pero dándose cuenta de su escaso número, decidió marchar hacia el sur, lejos del alcance de Valandi. Ingresaron así al bosque de Colra, pero no se detuvieron en los límites del bosque y decidieron conocer la zona. La tradición dice que llegaron hasta el pie de  “Drako Nigáis” y conocieron al dios Drakón a quien comenzaron a rendir culto y quien fue el maestro de la magia de sangre.

Cuando volvieron a la zona boscosa, edificaron la maravillosa ciudad de Illiew Wir-Dhin. Los descendientes de ese grupo formaron un concejo de nobles, y sus descendientes son aquellos nobles de las grandes casas. Dejaron atrás las viejas costumbres Ar-Gun en cuanto abandonaron los viejos dioses del bosque. Tomaron todas las costumbres que les interesaron de los humanos que los habían oprimido, como lo fue el no control de la natalidad, el gusto por las gigantescas construcciones y la estructura estamental. Eran, luego de tantos siglos, una población numerosa, aunque no amiga de la guerra, arte a la que habían dejado de prestar atención en el momento que se vieron aislados del mundo.



#17898 en Fantasía
#3764 en Magia

En el texto hay: elfos, enanos, guerra

Editado: 13.06.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.