Aroma de la Noche (venus)

IV

Frederick

–No puedo creer que sigas con esa idea en la cabeza, Frederick.

–No entiendo qué tiene de malo. Es lo que me gusta.

–No te puede gustar algo como eso, Anderson. Por favor, me duele la cabeza, no me traigas más problemas. Vas a ser doctor y se acabó.

–Pero–

–Que se terminó la discusión, dije.

Se acerca a mi cara, casi gritándome.

Lo odio, odio a mi padre. Por su culpa mamá se fue, por su culpa ella murió…

–¡Tengo derecho a decidir lo que quiero, papá!– grito con la voz entrecortada– Es mi vida y no puedes manejarla.

–¡No me digas qué hacer, Anderson, soy tu padre y me importa una mierda ese trabajo que tienes! Este amigo tuyo te está haciendo mal. Ya no quiero que lo veas más.

–Alien es el único que me entiende, no como–

La mano de mi padre se estampa contra mi mejilla. Caigo al suelo por el impacto. Mi mejilla arde como fuego. Me toco la nariz; está sangrando. Siento que tiemblo, tampoco puedo pararme. Me rehúso a llorar delante de él, eso es una victoria para él.

–Vete a dormir, Frederick, y no molestes más. Haz algo útil una vez en tu vida.

Se da media vuelta y se va, dejándome en el piso. Temblando, me levanto y voy hasta el baño de mi habitación. Me miro en el espejo y me permito llorar. Las lágrimas queman en mi mejilla que poco a poco se va hinchando. Me pongo agua fría para apaciguar el dolor. Me limpio la sangre con un pañuelo y me voy a dormir, esperando que mañana papá no esté en todo el día.

No entiendo qué es lo que está mal conmigo…

–Hey, White, ¿cómo estás?

Uno de los chicos del equipo me saluda golpeándome la espalda. Hace una pausa al ver mi cara; tengo la mejilla derecha un poco hinchada y mis granitos por el acné están explotados, además mis ojos enrojecidos por llorar.

–Te perdiste el partido. Estaba la hermana de Elijah, no sabes lo buena que está– cuenta emocionado, cuando Elijah le tira un zapato a la nuca. Se queja, pero se recompone de inmediato.

–No la conozco.

Siempre trato de ir a los partidos. Según Elijah soy importante debido a mi altura, pero a veces me siento un estorbo para el equipo.

Cuando papá se pone violento o borracho me quita todas las energías, así que prefiero no cagarles el partido no yendo.

–¿Cómo era su nombre?– se rasca la mandíbula como en las caricaturas, pesando–. ¡Olivia!

De inmediato levanto la mirada, ¿estamos hablando de la misma Olivia?

–¿La que tiene el pelo negro hasta la mandibula, muchos lunares y ese lunar en la nariz que parece un corazón y huele a lavanda?

–Parece que la conoces bien, pillín.

–¿Cómo conoces tanto a mi hermana?

Escucho a lo lejos la voz de Elijah, acercándose, pero soy más rápido y huyo de él.

¿Cómo le digo que le tatué debajo del pecho a su hermana? No sabía si ya había comentado eso.

Absorto en mis pensamientos, me doy la vuelta y me choco con Elijah. Mierda.

Aunque es mucho más bajo que yo, sabe cómo intimidar a alguien. Según el entrenador eso es lo que tendría que tener un buen capitán del equipo.

–Hola, White– sus ojos me fulminan con violencia. Ya sé por qué se acercó así. Nunca he hablado personalmente con él.

–Hola– contesto, nervioso.

–¿Cómo te llevas con mi hermana?

–Nunca he hablado con ella… ¿Por qué?

–Sabes cosas… ¿La has olfateado?

–¿Qué? ¡No! Eso es de pervertido. Esas son cosas de Esteban.

Segunda persona en la semana que insinúa eso, maldita sea.

–No me gusta que estés tan cerca de mi hermana.

–Pues qué pena, porque ella puede estar con quien quiera. ¿Sabes que no es muy simpática? Ni siquiera es mi tipo.

–¿De dónde la conoces?

Qué pregunta más estúpida. Somos compañeros de clase.

–Además de la escuela, de ningún lado. Ni me interesa.

En realidad no es así, Olivia parece una chica muy interesante.

–Más te vale, White, no quiero que salga lastimada de nuevo.

Hace el ademán de agarrar de la remera, pero una voz se escucha a lo lejos. Una voz que hace que un escalofrío recorra toda mi espalda.

–Elijah, te estamos esperando. Hace media hora estoy parada aquí.

Su mirada me evita a toda costa, ni quiere saber de mi presencia. Si escuchó todo lo que dije, ¿cómo hago para remediarlo?

Mierda.



#3981 en Novela romántica
#250 en Joven Adulto

En el texto hay: comedia, romance, amoradolecente

Editado: 17.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.