Aroma de la Noche (venus)

IX

Olivia

Los fríos y deprimentes pasillos de la escuela me reciben, no hay nadie. Corro hacia mi clase antes de que el profesor cierre la puerta. Me siento junto a Elena que está emocionada por su cumpleaños.

–Feliz cumpleaños, Pastelito– susurro una vez que el profesor se dio la vuelta para la pizarra–. Tengo tu regalo.

–Señorita Woods, silencio por favor.

Suelto una sonrisa nerviosa y el profesor niega con la cabeza. Viejo grasoso.

Me acerco a Elena y le susurro.

–Está en mi casillero, tranquila– le guiño un ojo y ambas reímos.

–Más te vale ir a lo de Alien. Te he notado muy distraída y distante últimamente

–Solo he estado pensando en cosas…

–¿Estás segura de que no tiene nada que ver con Frederick?.

–¿Por qué tendría que ver con él, no puedo estar distraída por otra cosa?– digo un poco irritada, sabiendo que tiene razón, estoy odiada con él. Siento que levanto un poco la voz.

–Solo… solo preguntaba.

–Lo siento, solo estoy un poco alterada.

Mi mente divaga, sin prestar atención a la clase. No es que me importara, pero mis pensamientos rondan alrededor de Frederick y de la “conversación” que tuvimos hace unas semanas. De repente siento que la rabia se apodere de mí, pensando en lo que voy a hacer hoy después de la práctica, ya que es el cumpleaños de Elena y quiere ir a lo de Alien a celebrarlo. Sé que tengo que ir porque es mi amiga, pero no quiero ir porque posiblemente Frederick esté ahí. Además, ¿qué voy a ponerme? Tengo algunos seleccionadas pero no lo sé.

Un top blanco con unos shorts o un vestido negro. Este vestido que Elena me regaló, es negro y ajustado hasta la mitad de los muslos, tiene un corte en el escote en que se une con el corte en el torso en un nudo; la tela está arrugada al costado de la falda. Es un vestido que resalta muy bien mi figura.

Toca el timbre y Elena y yo corremos hasta mi casillero para darle el regalo.

–Ten, feliz cumple, Pastelito de mi corazón, espero que te guste– le doy el regalo envuelto en un papel rosa de regalo. Le compré una lampara redonda de cristal con una galaxia en el interior. Elena abre el regalo desesperada y sus ojos comienzan a brillar.

–No lo puedo creer. ¡Gracias, Pastelito!– grita dándome un abrazo y un beso sonoro.

El día pasa como uno normal antes de que me dé cuenta. La práctica de roller derby fue como nunca otra, me senti feroz por el enojo, pudiendo sacar todo el estrés e irritación contenida.

La noche se apodera del momento, llegando a casa a oscuras. Decidí pedirle a mi hermano que eligiera el outfit perfecto para la ocasión.

–Me gusta el negro– digo señalando el vestido negro.

–Con una camisa quedaría bien ¿no?

–¿El negro?

–El negro.

Esta va a ser la primera vez que no usaré mis medias negras. Me siento nerviosa, pero a la vez más segura que nunca.

Frederick

Un frío y duro escalofrío me recorre por la espalda con tan solo pensar en Olivia. Sé que va a estar aquí y sé que la cagué, pero ese día mi padre… Él llegó borracho y golpeado a casa y tuve que acostarlo y curarlo. Estaba de muy mal humor y cansado, me arrepiento completamente por hablarle así a Olivia, ella no tenía la culpa.

Estoy pendiente a la puerta, esperando a que Olivia llegue y poder abalanzarme a la puerta para pedirle perdón.

El ambiente en la casa de Alien es bullicioso, trato de concentrarme en otra cosa, pero el bullicio y Olivia no me dejan en paz.

Comienzo a tomar por el nerviosismo. Uno, dos, tres. Y ahí llega Olivia, despampanante, con un vestido negro que me deja sin aliento. Resalta cada curva de su figura, además muestra todos los lunares de sus piernas, de su abdomen y de su escote. No puedo evitar mirarla de arriba a abajo repetidas veces sin poder quitarme ese maldito vestido de la cabeza.

Cuatro, cinco; cuando estoy lo suficientemente borracho me acerco a Olivia, que estaba en la pista bailando y riendo con Elena. Se veían tan seguras, que romper ese momento hace que me pregunte dos veces antes de ir. Parezco un estupido, dando pasos alrededor de la pista y tomando.

Vamos, Frederick, tú puedes.

–Hola– me acerco hacia donde están Elena y Olivia bailando juntas. Dejan de bailar, pero Olivia me mira con odio, puedo verlo en sus ojos. De repente tengo calor– ¿podemos hablar, por favor?

Estoy esperando que me diga que no, que me vaya la mierda y que no quiere verme nunca más, pero para mi sorpresa ella asiente.

Me toma del brazo y me arrastra hacia una habitación. Mi mente borracha no entiende qué está pasando. Entramos y cierra detrás de ella de un portazo.

–Habla–. me quedo un poco confundido. Me tomo unos segundos mientras me pellizco el puente de la nariz.

–Quiero pedirte perdón por lo que pasó en lo de Alien– digo al final un poco confundido y mareado.

–¿Por qué eres así? Un día me hablas, otro día me ignoras y al siguiente me tratas como si fuera una molestia en tu vida– puedo sentir dolor en su voz que es tajante de por sí. Me mira, esperando una respuesta, pero no sé qué decir.

Suspiro, y por un momento pensé que mi borrachera se pasó.

–Olivia, no es tan simple.

Ella se ríe con sarcasmo y amargura. Y yo no sé cómo mostrarle por qué no es simple.

–Si no es “simple” ¿por qué me tienes aquí entonces? – Tomo un largo sorbo del vaso con bebida para poder seguir, pero Olivia me lo saca y lo tira al piso– Escapar de tus problemas con el alcohol no es bueno, Frederick. Te necesito cuerdo.

Rompió la gran distancia que había entre nosotros, ahora la tengo más cerca y esos malditos lunares me llaman como locos.

–No creo que puedas entenderlo, Olivia, pero…

–¡Sí que puedo entenderlo, solo que no me dejas! Te comportas como un idiota, porque no sabes afrontar las cosas, Frederick, eso es lo que pasa– grita, tomandome desprevenido, doy un paso hacia tras–. No entiendo qué quieres de mí…



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En el texto hay: comedia, romance, amoradolecente

Editado: 17.09.2024

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