Capítulo cuatro

"Tal vez aquí fue cuando todo comenzó"

Creo que nunca llegue a cometerles que a parte de Lucia hay otra persona la cual, se podria decir que éramos los típicos amigos con derechos como en los libros, que al final nos enamoraríamos ambos y seriamos felices, bueno no sucedió así. Yo no me enamore y el si cuando le dije infinidad de veces que no lo haga porque no lo iba a corresponder de ninguna manera, el trato de basaba en no enamorarse, no involucrarnos en temas familiares y mucho menos contarnos nuestros problemas. Solo nos veíamos cada tanto para satisfacernos sexualmente, yo no quería nada mas que eso, siempre fui clara con el. No es mi culpa que el se haya enamorado de tal manera que se aferro a las migajas de un amor inexistente que le di, sexo era lo único que le podía ofrecer y lo único que le daría. Yo no esperaba una relación y tampoco pensé que el se enamoraría, aunque haya sido clara y sincera sigue sin entender que no vamos a tener nada. 

Así que voy en camino para terminar todo de raíz, esto no va terminar para nada bien y necesito que me deje en paz. Tal vez hablando de frente me entienda de una vez por todas, si no lo hace tendré que hablar con mi madre para que se encargue del asunto. Que seria de mi sin mi madre, espero nunca experimentarlo. Ella a pesar de ser una buena madre, una muy buena arquitecta, también es muy buena sacando de mi camino a personas que no deseo, no se como lo logra pero de alguna u otra manera desaparecen de mi alrededor. No los manda a matar, creo. Pero bueno, lo importante es que es eficaz su método.

Supongo que estoy agradecida de no decirle los lugares que frecuento, así que no estamos en mi amada cafetería favorita. Le mande la ubicación de otra que no conozco así que veremos que tan buen café venden. Obvio lo voy a pedir para llevar, ya que solo le voy a decir que todo termino y que me deje en paz, luego ya me subo a mi auto y me voy a trabajar. Las niñas tiene que entrenar para su primera competencia y no puedo estar perdiendo mi tiempo con esto, ni ahora ni nunca.

 Marco llega cinco minutos tarde, solo acepto la impuntualidad de las personas que me interesan y les tengo afecto, como no es el caso estoy pensando seriamente en irme. No voy andar esperando, no a el.

-Mi amor discúlpame la tardanza, es que había mucha fila en la florería y quería darte estas hermosas margaritas- dice eso sonriendo encantado pero al parecer deja de sonreír tanto cuando ve mi cara de seriedad pura con un toque es asco. Odio las flores y mas las margaritas. No quiero sonar mal agradecida pero esas flores me asquean por el simple hecho de que me las daba siempre una persona que deseo borrar de mi memoria junto con su existencia.

-Marco creí haber sido clara con que no me llamaras amor, no me des obsequios y no me hagas perder el tiempo. Ignorando todo eso vamos hablar a lo que justamente venimos- mi voz suena dura y decidida.

-Si ahora charlamos de lo nuestro pero primero quiero contarte algo. Como sabrás estoy por hacerle juicio a mi madre por abandono de hogar y por no pasarme manutención desde que tengo los cinco años. Hable con una amiga abogada y me dijo que le puedo quitar una de las casas que tiene y- no lo dejo terminar de hablar porque estoy cansada que siempre me cuente su triste vida lidiando el mommy issues.

-A ver marco no me interesa si demandas a tu madre porque te abandono, no me interesa cuales son las medidas legales, no me interesa nada de tu vida. Estoy aquí por que quiero terminar cualquier relación que tengo contigo, desde el principio todo esto fue un error. Así que te lo digo fuerte y claro, se termino esto de amigos con derechos, no quiero que quedemos como amigos, nada de nada. Espero que te quede claro que no te quiero en mi vida y me dejes tranquila.

-No me podes dejar, me lo prometiste. Me lo prometiste Artemisa.

-Probablemente estaba ebria cuando prometí eso, lamento decirte que contigo no voy a cumplir ninguna promesa. Así que déjame en paz.

-Los ebrios dice la verdad y tu lo prometiste, lo prometiste- parece que se esta por largar a llorar así que me levanto de mi asiento para irme pero le digo una cosa mas antes de hacerlo.

-Yo ebria digo de todo menos la verdad, no seas patético y sigue con tu vida. Ya no quiero saber mas nada de ti así que supéralo y déjame en paz.

-Si me dejas me voy a matar, lo juro Artemisa. Me matare pero primero te matare a ti.

-Marco no le temo a nada, ni a la muerte ni a ti. Haz lo que tengas que hacer pero déjame en paz de una vez por todas.

-Si no eres mía no eres de nadie.

-¿Qué te hace pensar que alguna vez fui tuya?

Que patético que es, salgo del local con mi café en la mano y me encamino rápido a mi auto antes que este idiota tan solo piense en seguirme. A quien se le ocurre amenazar de muerte a una persona en un lugar publico, donde hay testigos y cámaras de seguridad, solo a los idiotas que actúan por impulso y solo lo dice esperando que tengas miedo. No es mi caso por que a la muerte le digo en la cara "¡No me das miedo hija de perra!" y sigo con mi vida, tengo cosas mas importantes que hacer para andar lidiando con este. Luego se lo comento todo a mi madre y se encargara del asunto.

Llego al club donde mis pequeñas me deben de estar esperando, cuando entro saludo a la encargada y me dirijo a los vestuarios para cambiarme y colocarme los patines. En menos de cuatro minutos ya estoy lista y me dirijo a la mista donde veo calentando a las peques. Son seis pequeñuelas que hacen que este trabajo sea mas perfecto de lo que ya es.

Agostina, Azul, Camila, Eider, Eva y Olivia. Son las únicas a las cuales entreno por pedido de ellas mismas, en realidad iba a ser solo una ayudante de otra profesora pero dicen que aman mi ex carrera de patinadora y que querían que las entrene para las competencias así que se ganaron tanto un lugarcito en mi alma que les dije que si. Tres tienen doce años y las otras tres tiene trece años.