Artemisa

Capítulo ocho

"Una peculiar primera cita"

No tengo la menor idea a donde me llevara Cristóbal por lo cual que no se que outfit armar. Después de horas de indecisión me decidí por un mom jean clarito con un sweater lila de lana, acompañado de mis aretes favoritos y mis botas negras. Me atrevo a decir que es mi outfit favorito del momento.

Mi madre se fue a un viaje de negociosos y mi padre encerrado en su taller desde hoy ya que se acerca su desfile anual y quiere tener todas las prendas perfectas.

No se lo dije a nadie pero planeo irme a Italia lo mas pronto posible, necesito ir a visitar a mi abuelo. Aunque mi padre no lo sepa en un momento de mi adolescencia me relacione con una persona no muy buena, bastante peligrosa para mi yo de quince años. 

Soy fiel creyente de que las personas llegan a tu vida con un propósito, para enseñarte algo. Como experimentar la decepción, el rencor, el desagrado, el amor, la felicidad, la tristeza y entre otras cosas. Aparecen para cumplir un rol en tu vida, una vez que te enseñan eso se van, tal vez algunos vuelven y otros no, pero de igual manera eso esta bien. Hay personas que viene y se van, hay otras que se van y después vuelven. Es un ciclo que al final vos le das la importancia que crees necesaria.

Hay personas que son la excepción, a lo que me refiero es que no deberías conocerlas jamás ya que solo traen desgracias y te amargan la existencia como Lucia, Marco y vamos a nombrarlo "X" son personas que me hubiera gustado nunca relacionarme aunque me hayan enseñado a que no debo dar mi confianza a nadie pero esa es otra historia.

Termino de maquillarme y bajo hacia el salón ya que escuche el timbre y supongo que debe ser Cristóbal.

Termino siendo Irene que me esta observando intensamente, analizándome desde que llego. Dedo confesar que estoy un poquito nerviosa por su inesperada llegada.

—¿Y a que se debe todo esto?

—Después de cuatro años de un infierno, de las recaídas, de los llantos desgarradores, de mantenerlo en secreto puedo informarte orgullosamente que estas dada de alta. Lo lograste Arte, superaste tus problemas alimenticios. Lo lograste y estoy muy orgullosa de ti— con lagrimas en los ojos ambas nos abrazamos fuertemente, no lo puedo creer. Soy libre, por fin lo puedo ser.

—Lo logre ¡Lo logramos! Gracias gracias y muchas gracias por no dejarme sola y cuidarme en este infierno. No se que seria de mi sin ti.

—Lo lograste Arte, a pesar de mi ayuda vos fuiste la que tuvo que enfrentar esto. Tu mente fue tu peor enemigo pero pudiste enfrentarlo y ahora estas aquí. Viva y disfrutando la vida.

—Ya no le tengo miedo a la comida, puedo dejar de tortúrame día a día ¡Estoy muy contenta!

—Esto que también te voy a decir no es para desanimarte ni nada pero quiero que lo tengas en cuenta y seas consiente. Un trastorno de la conducta alimentaria es como una adicción, lo que significa que podrías recaer pero tenemos que evitar que eso suceda por eso las visitas al psicólogo serán una vez cada dos semanas, tu mente es tu peor enemigo y tenemos que evitar que vuelva. No lo podemos dejar volver de ninguna manera.

—Tranquila, lo tengo en cuenta y de hecho quería hablarte de eso. Ya no me siento cómoda con ese psicólogo y quería saber si podrías cambiarlo.

 —Oh bueno, esta bien. Tratare que para la próxima sesión sea una psicóloga y veremos como te va con ella.—Me da una sonrisa y me vuelve abrazar— Bueno Arte te veo en estos días, debo irme que tengo que hacer unos tramites. Te quiero y cuídate. Suerte en tu cita con el muchacho ese.

La acompaño hasta la puerta y me da un beso en la mejilla, cuando la veo que se subió a su auto y lo puso en marcha cierro la puerta y me dirijo a la cocina a agarrar unas doritos para comer mientras espero a que Cristóbal venga por mi.

Veinte minutos después me llega una llamada a mi celular de un numero desconocido y pensando que es Cristóbal atiendo toda emocionada.

 

Llamada entrante de numero desconocido.

¡Hola!

Me alegra que me respondas con tanto entusiasmo, amor mío.

Ay no no no no.

Ay si si si, linda volví y te quiero ya mismo conmigo.

No, no quiero.

No te estoy preguntando Artemisa, eres de mi propiedad quieras o no.

No, no soy de tu propiedad. Se supone que estas muerto ¡yo misma te mate!

Veras que estoy mas vivo que nunca y quiero a mi esposa a mi lado, te quiero para hoy Artemisa así que ve haciéndote la idea de que en cualquier momento mis hombres te irán a buscar. Cancela tus planes o te los arruino yo.

No, no puedes condenarme más. No voy a volver a ti, nos casamos cuando tenia diecisiete y tu veinte. Déjame en paz eso no significo nada.

No me interesa lo que digas, legalmente estamos casados. Me amaste en su momento y lo volverás hacer quieras o no. 

Llamada finalizada.

 

No puede ser, no ahora que esta mejorando mi vida aparece para joderme todo. Es como una peste que no se extingue más.

Ya no puedo pensar en una salida por que se escucha un bocinazo y deduzco que esta vez si es Cristóbal por lo cual agarro mi bolso, mi chaqueta y salgo de la casa. Veo que el baja de la camioneta con una sonrisa y no deja de mirarme ni un segundo. Ay dioses que precioso que es.

Al llegar a su lado me da un beso en la mejilla y me abre la puerta por lo cual sin emitir sonido me subo regalándole una sonrisa mostrando mis preciosos dientes cosa que lo hace reír porque debo parecer una niña pequeña.

Sube a la camioneta nuevamente y pone en marcha para dirigirnos a no se donde la verdad.



#23047 en Novela romántica

En el texto hay: romance amistad misterio

Editado: 10.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.