As Traditional as it gets.

Prólogo.

Prólogo.

"Pasa una velada navideña mágica, con tu persona favorita con nuestra gran promoción 2x1 en todas nuestras sucursales ¡Te esperamos!" de vez en cuando me gusta revisar las promociones que me llegan, por eso cada que despierto pienso que es la oportunidad perfecta para revisar la sección de spam en mi e-mail, solo que algunas ofertas no son tan llamativas como lo aparentan.

Cenar, repartir regalos, beber, bailar e irse a dormir; algunos esperan hasta el día siguiente para que "Santa" haga su magia, otros les ponen leche y galletas, pero yo personalmente, voy a comprar los regalos unos días antes o incluso el mismo día de navidad. Y creo que es muy obvio deducirlo, pero fuera de lo religioso, para mí, la navidad es otro de los pretextos que pone la sociedad para incluir rebajas, ofertas, productos y presionar a cualquier persona soltera a tener a "alguien especial" con quien pasar las fiestas.

No lo voy a negar, la idea de tener a alguien con quien pasar estas fechas, puede sonar tan tentadora y llena de magia como parece, pero estos últimos años no siento que esa idea sea para mi.

Es evidente que faltando veinte días para las fiestas, es prácticamente imposible encontrar a alguien en una ciudad tan pequeña como lo es Bibury, que por lo visto, todo el mundo se conoce entre sí o la mitad del pueblo es una familia entera.

A una edad tan corta como los veintidós, cualquiera esperaría que sigas viviendo una vida de excesos y locura que caracteriza los primeros veintes; pero yo y mi vida sedentaria, nos sustentamos gracias al bufete de abogados de mi madre, tomando cualquier oportunidad que tengo para decir que estoy donde estoy por mérito propio y por el apoyo de increíbles personas.

Después de ver unas cuantas ofertas mas y de imaginar lo lindo de las fiestas; salgo de mi habitación, ya arreglada con unos jeans holgados y una camisa blanca, para empezar un día más en la oficina, es mi rutina; despertar, responder mails, comer, trabajar y volver a repetir ese mismo ciclo.

Podría decir incluso que llevo una vida muy sedentaria cuando no estoy con Annie, trato de llenarme de tanto trabajo como puedo, lo que no me deja tiempo para mi, ni para las citas espontáneas que intenta ponerme mi mejor amiga.

Una vez cierro la puerta de mi casa, con mi chocolate en mano, el café es un gusto que ni porque me paguen pienso adquirir, me dirijo a la oficina.

Como la ciudad es pequeña no hay necesidad de llevar auto, todo está tan cerca que la única actividad física que hago es caminar. El paisaje es relajante cada mañana, mientras tomo mi chocolate caliente con cuidado de no tropezar me pregunto cuál es la necesidad que tiene el ser humano de no estar solo, de siempre tener a alguien a su lado.

Toda mi paz matutina se va cuando mis oídos se inundan del sonido tan familiar de un Mercedes-Benz clase G frente a la oficina.

"No puede ser." Pensé al ver a una pequeña cabeza llena de rizos castaños al lado de mi madre y al ver la figura masculina frente a ella solo puedo deducir una cosa...

-¡Mami!




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