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— Una foto te dura más. —sé me erizaron los vellos de la nuca al escucharlo hablar. Su voz es ronca y profunda, bastante masculina diría yo. En todo el rato que ha estado frente a mí no lo había escuchado decir ni una sola palabra.
Luchó contra un sonrojo que sé quiere apoderar de mí cara. No me había dado que llevaba demasiado rato mirándolo. Pero una cosa que no sé me paso desapercibido en este tiempo es qué él tampoco me había quitado la mirada.
Me llamarán impulsiva pero no soy de esas chicas qué sé quedan calladas por la verguenza.
— ¿Ah si? Vamos a tomarnos una foto entonces.
¿En serio? No se me pudo ocurrir algo mejor.
— Creó que de lo tanto que me mirás, me voy a desgastar.
Mejor no digo nada más, cómo que cada vez que habló es peor.
¡Yisus, no sé qué me ocurre está noche!
— Oye tú —le dice a la muchacha qué estaba de camino a la barra—. Toma una foto, por favor. —su voz por una razón desconocida me resulta familiar.
Creo qué sólo son ideas mías.
Darell sé ubica a mí lado y pasa su brazo izquierdo por cintura y sonríe— ¿En serio haremos esto? —preguntó con una mezcla entré confundida y sorprendida.
—Tú lo propusiste.. Sonríe —murmura entre dientes lo último. La chica luego de tomar la foto retomó su camino.
Una silueta de una chica en la barra no me pasó desapercibida. ¿A qué no adivinan quién es? Difícil cierto. Sé los diré es nada más ni nada menos qué la traidora qué me trajo hasta aquí y luego me dejó sola Rosalie, y está en compañía con él amigo de Darell.
Tengo qué decirlo, Allen tuvo suerte con mí amiga, ésta noche va vestida con un vestido negro que le llega unos cuatro dedos encima de la rodilla de lentejuelas doradas y le queda ceñido al cuerpo, y lleva unos tacones de plataforma negros qué la hacen ver sexy pero sin llegar a ser vulgar. Ella es muy hermosa por dentro y por fuera.
Su cabello es tan rubio casi llegando a dorado está recogido en una cola de caballo. Y su maquillaje resalta sus ojos verdes y su estatura de unos 1,54m, le dan una imagen inocente, sin embargo Rosie no es para nada inocente.
De vuelta a mí acompañante me doy cuenta qué está mirando su celular.
— Dame tú número
Sé lo doy sin rechistar por qué sé que es para solamente pasarme la foto. Al rato una notificación al Whatsapp me llega, y al abrirla efectivamente es la foto.
Darell se ve súper guapo, trae una camisa manga larga de botones, blanca. Lleva un pantalón negro y sus zapatos de vestir son negros también. La imágen no le hace justicia. No puede evitar notar que va vestido parecido a su amigo qué en diferencia lleva una camisa negra.
En cambio yo llevó un vestido color rojo súper hermoso. La tela llega hasta la mitad de mis muslos, remarcando cada una de las curvas de mi cuerpo. Además, tiene unos finos tirantes dorados los cuales había combinado con unos zapatos de plataforma de él mismo color. Ésta noche había hecho unas ondas en mí cabello color castaño.
Hoy me siento sexy y poderosa.
Los dos salimos sonriendo a la cámara en una posición íntima, cualquiera que viera la imagen pensaría que somos pareja.
—Uhm.. —estoy buscando las palabras para expresarme con claridad—. Creó qué ya debería irme. Rosalie se fue con tu amigo y de verdad que no quiero estar más aquí.
—Oh sí claro —responde—. ¿Necesitas qué te lleve? —claro llévame hasta tú cama sí quieres.
Lo pienso más, no lo digo.
— No te preocupes traje mí auto, pero muchas gracias por ofrecerte. —camino buscando la salida con un Darell a mí lado. Lo miró interrogante.
Levanta las dos manos— Tranquila fiera, tampoco tengo más nada que hacer. Y no es qué me esté divirtiendo del todo aquí.
Asiento y buscó en mí pantalón las llaves. ¡Espera, espera! Yo no llevó pantalón.
— Rayos, maldita sea. —esto no puede estar pasandome. Rosalie tiene mis llaves en uno de los pequeños bolsillos que trae su vestido.
— ¿Qué pasó? —una voz me sobresalto. Había olvidado por completo al sujetó qué caminaba a mí lado.
—Rosie mí amiga, está con tú amigo y tiene mis llaves —aclaró—. ¿Todavía sigue en pie tu oferta? —preguntó sin remedio.
— Entiendo, en marcha. —estabamos unos pocos pasos del club ya que con mí búsqueda me había detenido y por lo visto él agradable y guapo sujetó qué me llevará a mí cómodo hogar también.