Ash Devil

TRACK 16

—¿Qué te pasa? Es la cuarta vez que te pregunto lo mismo —gruñó Fabia.

—Perdón, ¿decías algo? —contestó Milzy un tanto perdida.

—¿Ves cómo eres? Te estaba preguntando: ¿Qué vamos a hacer en la dinámica? Jessica no ha planeado nada, y no creo que sea buena idea salir a escena así, sin más. Escuché que las otras bandas ya tienen planes para hacer sus entradas y cosas así.

—El líder decidirá todo, Fabia. No puedo hacer nada —respondió con poco interés. Intentaba encontrar una posición cómoda en la butaca.

—¡Será un desastre! No volveré a tocar en la vida…

—¿Por qué no confías un poco? Podrías sorprenderte —dijo en tono misterioso.

—Dime lo que harás con Scarlett. —Milzy hizo una mueca como si no supiera de lo que le estaba hablando— . ¡Vamos! No puedes poner la excusa de los auriculares de nuevo, no los tienes encendidos, ya los vi…

Sus juegos se vieron interrumpidos con la entrada de la instructora. Sus ojos de inmediato se dirigieron hacia Milzy y ella le devolvió el breve gesto con una sonrisa. Fabia no se dio cuenta de nada y continuó insistiendo, en voz baja, que le dijera qué estaba planeando.

El taller finalizó. Fabia estaba empujando a Milzy a la salida y esta solo pudo agitar un poco la mano para despedirse de Jenn. La psiquiatra asintió, sabía que era la última semana antes de la tan esperada Noche de Brujas. Aunque se moría de ganas de hablar con ella, se conformó con observarla alejarse junto a su compañera. Recordó que no tenía nada adecuado para asistir a la dinámica y planeó una salida rápida con Renate.

—¿Por qué no quieres ir conmigo? —preguntó Jenn una vez que estuvieron caminando en las calles del centro.

—Pues… ya sabes que no es mi estilo, pelirroja. Y creo que ese chico me estaba coqueteando —dijo, recordando a Milo intentando entablar conversación con ella sobre sapos—. Además, esa noche me abandonaste…

—Lo siento por eso —dijo Jenn—. De acuerdo, no voy a obligarte a ir conmigo de nuevo.

—Pero puedo ir a recogerte o llevarte —propuso.

—No te preocupes, estaré bien. No es que vayan a secuestrarme un montón de seres paranormales, ¿o sí?

—No… pero podrías ser carnada para brujas. Escuché que les gustan las chicas de tu tipo para sacrificios, ya sabes… PELIRROJAS naturales.

Jenn se echó a reír, las ocurrencias de Renate eran siempre algo disparatadas. Durante un par de horas recorrieron algunas tiendas y caminaron hasta que se hizo de noche y el hambre les picó.

—Algo pasó, ¿verdad? —preguntó de repente Renate. Habían conseguido bocadillos mexicanos que hicieron a Renate salivar. Jenn le echó una mirada extraña.

—¿Algo de qué? —preguntó inocentemente mientras mordisqueaba su porción de carne picante incrustada en un palillo largo. Caminaban en círculos por la plaza.

—No lo sé, por eso te lo pregunto. Te ves diferente, como animada, no sé.

—Todo está igual, debes estar imaginando cosas. —Trazó círculos con el dedo índice sobre su propia sien, haciendo mofa de Renate.

Renate no quiso ahondar en cuestiones y prefirió encogerse de hombros.

—Bien, no me cuentes nada entonces.

Jenn intentó calmarla, entregándole lo que le quedaba de su comida y Renate aceptó, aunque seguía mostrándose indignada.

La pelirroja se encontraba en su habitación, había dejado un par de bolsas, con la ropa que había comprado, sobre la cama.Pasó un buen rato buscando un accesorio que, estaba segura, había llevado consigo. Vació la maleta por primera vez desde que llegó. Sacudió cada cosa hasta que algo salió volando. Era una hoja que había sido arrancada, sin ningún miramiento, de algún cuaderno. La recogió y se sentó en el suelo mientras la sostenía en alto. Dejó escapar un extraño suspiro y la desdobló con cuidado. Al terminar de leer el contenido maldijo, para después lanzar el papel por los aires y buscar frenéticamente su móvil. Una voz cantarina respondió a su apresurada llamada.

—Dime que no hiciste nada —dijo apenas su interlocutor terminó de saludar.

—Veo que apenas encontraste mi nota. Tranquila, no he hecho nada, sabía que tardarías más de lo esperado en encontrarla. No eres muy ordenada, ¿lo sabías?

—Mocoso idiota —dijo con voz más tranquila—. Lamento no haberte llamado antes.

—Te perdono, pero tendrás que contarme absolutamente todo o Damon se enterará.

—No tengo tiempo para esto, el asunto es más extraño de lo que pensamos.

—¿Cómo? ¿Más extraño que eso? Jenn, tienes que decirme qué está pasando allá.

—En eso estoy. Dame tiempo, no quiero adelantar nada, pero… —Bajó la voz para darle suspenso a su respuesta.

—¿Pero…?

—Eres un entrometido. Déjame hacer las cosas a mi manera, ¿quieres? Sé que eres incapaz de decirle algo a papá, así que deja de amenazarme con eso. Y espero no encontrar otra nota diciendo lo mismo —advirtió.

—De acuerdo, él se creyó tu historia del taller, pero creo que Helena no cayó tan fácilmente.

—¿De qué estás hablando?



#861 en Thriller
#333 en Suspenso

En el texto hay: thriller, suspense, romancelesbico

Editado: 17.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.