Tenía miedo, más bien, estaba aterrado.
Daba vueltas en la habitación después de que Asher se fue, y, a pesar de que minutos atrás me sentí en el mismísimo cielo cuando, por fin, por primera vez, probé los labios de Asher.
Con el corazón desbocado recordaba ese glorioso momento en el que mis labios y los de él se tocaron, cuando Asher me agarró desprevenido y me regaló el mejor beso de mi vida.
Me sentia aterrado porque no sabía si tomé la mejor decisión, no sabía si "eso" iba a llagar a algún lado, aunque estaba más que dispuesto a intentarlo en esta y en otras cosas más.
Asher era mi novio.
Asher me dijo que me amaba.
Asher me correspondió los sentimientos que sentí por años.
Asher me contó todo.
Asher me hizo sentir vivo por primera vez en mis 23 años.
Asher, Asher, Asher...