Asmodeo Reimann | Ldd #1

CAPÍTULO 7.

LENA.

Paso la mano por mi cabello ahogándome en la preocupación. Estoy metida en un problema muy grande, y no sé cómo voy a salir ilesa de esto. Nunca debí de haberme arriesgado tanto. Pero ya tengo el agua hasta el cuello y no puedo hacer ningún movimiento en falso que me complique más la vida.

Miro la figura masculina que descansa en mi cama, y enseguida observo el arma que estaba con él. Definitivamente, es malo dejarse llevar por los impulsos y controlar por el miedo.

Inicio de flashback.

Fui al lago a disfrutar de la brisa y del hermoso paisaje que hay en ese maravilloso lugar. Todo estaba en completa tranquilidad hasta que escuché un extraño ruido proveniente del barranco, y cuando alcé la mirada un auto cayó al lago, hundiéndose rápidamente con una persona adentro.

En cuestión de segundos me puse de pie e ingresé al lago, nadando hacia las profundidades, encontrando al hombre que yacía inconsciente en el agua. No sé dónde saqué fuerza, pero pude sacarlo a la superficie, y después de hacerle un RPC logré que volviera a respirar.

El cansancio me invadió y fue ahí donde me percate de las cicatrices que esté tenía, especialmente de arma que estaba en su mano, agarrada fuertemente. Inevitablemente, miré hacia barranco y dos hombres me miraban con un aura asesina, por lo que intuí que había salvado a alguien que no debía.

Esos hombres me apuntaron con un arma, pero está nunca se disparó, por lo que rápidamente se fueron, y yo enseguida intenté irme, no obstante, me dio cargo de conciencia al dejar a ese hombre completamente solo, a la deriva y corriendo mucho peligro. Quise hacerme la desentendida e irme por mi bienestar. Sin embargo, mi corazón y el amor por salvar vida me jugaron sucio, pero el detonante más fuerte que me hizo dudar fue ver el gran parecido que tiene con Dantalion. Tomé el riego y el valor para salvarlo de esos matones que terminé llevándolo al departamento y cuidando de él.

Fin de flashback.

Sigue inconsciente, a pesar de que ya curé sus heridas y le suministré medicamento viva oral e intravenosa; aun así, sigue sin despertar. Lo más conveniente es que lo lleve a un hospital, pero es un gran peligro hacer eso, además, tengo una leve sospecha de quién podría ser este hombre... El parecido con Dantalion es increíble. Para salir de la duda agarro mi celular y busco información sobre la familia Reimann, encontrado la identidad de él. Es Asmodeo, el hijo mayor y dueño de la naviera más grande e importante del país.

Lo correcto sería que llamara a Dantalion y le comentara lo que está ocurriendo, pero eso sería un gran inconveniente para mi amigo, pues a este hombre lo quieren matar, y justamente está en mi hogar; nadie creería tanta coincidencia.

—Paimon —susurra, y rápidamente me acerco a él.

Quiero que recupere la consciencia, para que así llame a su familia y evitarme cualquier confusión. No quiero que me acusen de algo que no he hecho, así que lo mejor es que él hable y cuente lo que le ocurrió.

» Deja de llorar —se remueve, mientras su frente se comienza a pelar en sudor—. Paimon...

—Señor...

—Neberius... necesito... que-que... vigilen a ese trío de inmaduros —inevitablemente toco su frente.

Él está ardiendo en fiebre, y todo es debido a la infección causada por las heridas de su cuerpo. Solo espero que los medicamentos le ayuden mucho en su recuperación.

» Paimon —vuelve a llamar.

—Recupérese rápido, está en peligro, y yo también por ayudarlo. Por favor, necesito que usted se mejore.

Si hasta mañana este hombre no despierta, llamaré a Dantalion. No pienso poner más mi vida en riesgo ni ser una sospechosa por haberlo salvado.

Me pongo de pie. 

Voy a la cocina, tomando un recipiente de plástico y lo lleno de agua, para enseguida regresar a la habitación y buscar algunas toallas pequeñas para bajarle la fiebre.

[***]

El brusco movimiento me obliga a despertarme de golpe. Encontrándome con una mira que causa escalofrío.

—Des-despertó —su mirada está llena de descontento.

—¿Quién eres tú? —La gelidez de su voz me causa un poco de miedo.

—Soy-soy Lena. Yo lo salvé —su aura peligrosa disminuye.

Él mira todo lo que hay a su alrededor y, las muecas no tardan en aparecer, sintiéndome mal por tanto repudio en unos ojos que tienen un color muy bonito.

—¿Por qué no me llevaste a un hospital? ¿Por qué me trajiste aquí? —Tiene una mirada muy intimidante.

—Usted tenía un arma, y no quería arriesgarme a que ellos me encontraran.

Suelo hacer cosas tontas, pero a veces entiendo que es mejor prevenir que lamentar.

—¿"Ellos"?

—Los hombres que lo estaban siguiendo. Ellos me apuntaron con un arma desde la distancia, pero afortunadamente no dispararon. El miedo, la preocupación me invadieron que lo mejor fue tráelo a mi pequeño departamento.

—Demasiado pequeño —suspira—. Por cierto, si no me llevaste a un hospital, ¿quién curó mis heridas?




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