capitulo 37

Le dije todo lo que había pensado y el cómo no funcionaría su plan conmigo. No había nada que me mantuviera en este mundo, llego la hora de irme y dejar toda esta falsa atrás, molesta se lo dije mire su reacción y solo había tristeza en él, pero no me afectaba en lo más mínimo.

— Si ya no hay nada, me iré ahora — le dije y me di la vuelta, pero él me tomo de la mano

— No fue mentira, realmente me gustas — contesto

— no caeré en ese juego, solo quieres seguir utilizándome

— no es así, Astartea realmente me gustas si no fuera así te seguiría engañando para mi beneficio, pero te di el último dato de información de la muerte — no soltaba mi mano, me jalo hacia el para abrazarme — esto no estaba en mis planes, pensé que no me gustaría nadie más pero tu lograste atraerme, aunque la verdad la primera noche solo fue por necesidad

no siento amor, no lo siento, pero aun así mi corazón es débil con sus palabras y despues de vivir como la muerte, me siento afectada y quiero ayudarlos. ¿Por qué? Lo recordé, promete ayudarlos a cambio de información y esta se me fue dada no soy el tipo de persona que no cumple con sus promesas, pero a partir de ahora dejare de prometer si no quiero seguir en este tipo de situaciones, si existe próxima vez o una situación parecido no prometeré nada para poder abandonar todo sin sentirme de esta manera.

— Bien seguiré ayudando — Naktam sonrió — pero no lo hago por ti, hice una promesa y cumplo con mi palabra — se deprimió un poco, pero le devolví el abrazo — pero aun así me gustas y me gustaría seguir con esta relación que tenemos

Pasamos la noche juntos y a la mañana siguiente fui llamada por la reina quien solicitaba hablar conmigo en sus aposentos y a solas, antes de irme me aseguré de tener la guadaña conmigo. Llegue a su habitación, me recibieron y tal como dijo estábamos completamente a solas, la reina tenía unos 35 años o eso aparentaba me ofreció té y bocadillos, pero no acepte nada, solo quería que hablara de una vez para poder irme.

— La razón por la cual te cite es fácil — me miro y siguió hablando — sé que tuviste una vida difícil y gracias a ti se logró encontrar la forma de ponerle fin al sufrimiento eterno del cual nuestros antepasados fueron victimas

— Si entiendes eso ¿Por qué quieres terminar con lo que tanto esfuerzo me costó crear? — estaba muy metida en mi papel de la muerte

— Que haya funcionado no quiere decir que sea perfecto, no queremos destruir lo que creaste sino modificar lo que es injusto

Ya sabía el camino de la conversación porque son mis mismos pensamientos una injusticia la cual no es mi problema porque no pertenezco a este mundo y mientras me respeten yo no voy a interferir con ellos. La reina explico que no todos necesitan tener el mismo destino, aquellos que no sufren de una enfermedad incurable tienen el derecho de seguir con vida.

— Compréndanlo, eres la muerte, pero no quiere decir que no te equivoques — hablo la reina — muchos queremos seguir viviendo

Sus palabras podrían haber funcionado si me importara, pero además de ello ya había obtenido información de mis cinco seguidores e infiltrados anteriormente por ello sé que la reina antes era una parca la cual al convertirse en reina decidió no seguir siéndolo, pero además no morir.

— Me imagino que la principal beneficiada seria la reina aquí presente — la mire desafiante y eso la molesto

— No entiendo de que hablas — no podía ocultar su nerviosismo

— No me engañas principalmente lo haces por ti, para no morir, no puedes engañarme porque soy la muerte

— Te equivocas, lo digo por todas las parcas y los ciudadanos que no saben la verdad

— Me imagino que de igual forma el rey no quiere iniciar una guerra para tener más poder — dije sarcásticamente, fue entonces donde su nerviosismo no pudo mas

— No sé de qué hablas

Lentamente me acerqué a ella y le confesé que sabía todo el plan, que rey planeaba iniciar guerras por ello todas las parcas eran caballeros los cuales se irían poco a poco de las otras armas de las parcas fallecidas hasta tener el poder absoluto, aunque ella solo lo hacía por vanidad no era diferente. ¿Qué aras ahora que se la verdad? Le pregunte a la muda reina que estaba desesperada.

— Tienes razón, el rey piensa eso y muy pronto intentara matarte a ti y a tus compañeros — finalmente confeso ya que no tenía escapatoria — aunque seas la muerte no podrás ganar contra tantas parcas que son caballeros entrenados — se encontraba algo histérica — por ello te propongo darte mi ayuda a cambio de que me dejes vivir tanto como me plazca — sonreí y ella cayo absolutamente en una sonrisa de alivio

— Denegado, el mundo se rigüe por reglas que deben ser cumplidas al pie de la letra para tener una armonía plena — conteste dándome la vuelta y dejándola atrás — solo puedes vivir esta vida es todo

Enfurecida la reina se levantó del suelo, me grito con fuerza e invoco su guadaña diciendo que me mataría ahora, y que no era rival para ella. He aprendido mucho desde que me convertí en demonio algo esencial es no dejarse llevar por los sentimientos por ello ni siquiera tuve la necesidad de sacar la guadaña de Naktam solo esperar a que ella misma llegara a mí, esquivarla y arrebatarle su guadaña con la cual la atravesé sin dudarlo, un grito de dolor y desgarrador se escuchó e inmediatamente los caballeros se presentaron a la habitación junto al rey observando tal escena.

— Espero les sirva de ejemplo — dije mientras observaba a cada uno de los presentes — esto sucede cuando olvidan mi voluntad y van por el mal camino, la reina intento matarme, pero absolutamente nadie — me acerque al rey — puede hacerme daño porque soy la muerte — le dije desafiante para darle a entender que conocía sobre su plan

era el momento adecuado, mis compañeros también me observaban impactados por mi gran presencia, caminé hacia las parcas específicamente a uno de los cinco que me son fieles, un chico joven de cabello verdoso y ojos violetas, si no me equivocaba su nombre era Fritz y le di la guadaña de la reina.