-Asu Mare- Taekook

1.- Spine Breaker

Daegu, barrio del distrito de Perú en el pais de Corea del Sur en el continente asiático.

Un barrio rodeado de cerros, áreas verdes, calles descuidadas y casas antiguas, o comúnmente llamado “El barrio más pobre de todo Corea” por las personas que viven en calles pitucas.

Si podríamos ser el barrio más pobre, pero éramos el mejor barrio. Mi barrio es un lugar maravilloso, donde uno nunca se siente solo, porque siempre hay alguien dispuesto a darte una mano. Nunca he visto gente más chambera que en mi barrio, bueno no todos, pero la mayoría. Ahí aprendí que desde chibolo se puede ser aplicado y salir adelante y que la creatividad puede sortear grandes obstáculos y por sobre todo, la fe y la esperanza es lo último que se pierde.

O un lugar donde en cualquier momento un balón entra a tu cuarto por la ventana y daña tu ropa.

Un ejemplo, mi caso.

El objeto redondo rodo por todo mi cuarto, pero lo que me importaba ahora era como rayos iba a desaparecer esa mancha de lodo que cubría toda la parte trasera de mi polo. Demonios, ese polo me había costado 5 soles en gamarra y tenía que durarme por lo menos una semana y ahora tendría que usar Ace para lavar esa mancha.

- O mejor usar Ariel, sapolio o patito. Digo no. –

Déjenme les presento a mi amado, tranquilo y sereno lobo Tata. Ah estado conmigo desde los catorce y lo único que hace es dormir o insultar a cualquier persona. Pero regresando al tema primordial, me quité la prenda manchada y corrí a la silla que usaba como guarda ropa.

Saqué unas cuantas prendas y encontré una camisa blanca con corbata. Perfecto. Me puse rápidamente la camisa notando que tenía la basta algo salida, pero en realidad no me importo. Terminé de ponerme la corbata y me volví a mirar en el espejo.

La camisa con basta suelta y la corbata hacían buen juego con los pantalones cremas que estaban embarrados de pintura azul y las zapatillas blancas. Además, que mi cicatriz en mi frente se ocultaba muy bien detrás de mi flequillo. Asintiendo conforme con mi nuevo atuendo decidí prestarle algo de atención a mi cabellera castaña que dios me ha dado.

- ¡Chicos bajen que se enfría el desayuno! ¡Son las seis y media! ¡Taehyung vas perder los laureles y tu Jennie vas a perder el autobús! –

Ignoré el llamado de mi madre y seguí peinándome.

- ¡¿Chicos no me han escuchado?! ¡Son las seis y media! –

Mamá hermosa, me estoy peinando mi cabellera castaña que dios me ha dado.

- ¡OYE CARAJO HASTA QUE HORA LOS ESPERO! –

Mis vellos de mi brazo se erizaron y el peine rodo por el suelo por el miedo, carajo, mi madre había usado su voz de mando. Agarre mi mochila junto a “Bodas de Sangre” y estaba dispuesto a salir cuando mi vista cayo en el balón de futbol que estaba delante de la puerta. Solté un suspiro y lo agarré, saliendo por fin de mi cuarto.

Se podría decir que mi casa era una de las más antiguas de Daegu, cuando mis tatarabuelos emigraron de Perú a corea mucho antes que corea sea dividida en dos. Mi casa era de tres pisos, en el primer piso la sala, cocina y comedor, en el segundo mi cuarto, el de mi hermana junto con el baño y en el tercero el cuarto de mis papas, su baño y el area sin techo que servía como tendedero, además de nuestro pequeño patio en la parte trasera.

Tenía un estilo vintage ya que las paredes eran de color café claro y el piso era de madera. Los muebles de la casa hacían un contrasté con las paredes y en una de esas paredes había un cuadro con tres personas. En ese cuadro se encontraba mi madre jalando de las orejas a mi padre mientras que este último tenía una mueca y yo estaba a un costado siendo el único decente de esa foto cargando a mi hermana encima de mis hombros con una sonrisa.

Sonreí al recordar ese momento y entre a la cocina. La cocina tenía muebles de madera junto con una cocina a gas y siempre que ingresabas a ese lugar te llegaba a las fosas nasales un aroma natural de galletas. Mis señores padre y madre se encontraban sentados en la mesa de ahí comiendo tranquilos y mi hermana aún no bajaba, ella era valiente, cosa que yo no soy.

- Buenas alfas… - Salude de lo más normal mientras dejaba el balón de fútbol en la entrada de la cocina.

- Sigue contestando así y te voy a sentar en la hornilla caliente para que sepas lo que es candela carajo. – Si, esa era la forma de saludo que mi madre alfa me daba. Muy amorosa ¿No? – Mira cómo nos saluda este mocoso que ni para los perros sirve mierda. – Esta vez se dirigió a mi padre quien simplemente alzo los hombros y siguió tomando su café tranquilo.

Oh no…

- Bueno dejen su F en chat. –

- ¿Me acabas de alzar los hombros oye alfa de cuarta? – Mi madre miro furiosa a mi padre quien se encogió en su lugar y hasta temblaba de miedo. – Bien sabes que con una cachetada te volteo la cara como el exorcista huevon. – Amenazó mi mamá levantando la mano y mi padre asintió rápidamente.

- S-i si cariño, entiendo. – Aún no podía entender como mi padre era el activo de la relación. En fin, una duda existencial.

- Dato curioso que el humano no menciono. Sus dos progenitores son alfas. Dicho esto, me retiro. –

Rodé los ojos y me senté al lado de mi padre donde había una taza de café que supuse era mía. Comí mi desayuno tranquilo mientras oía a mis padres hablar sobre los planes del día de hoy. Mi padre trabaja como asegurador en una agencia de viaje y mi madre trabaja en gamarra en una tienda de ropa (tranquilos, la tienda paga impuesto al estado, negocio formal)

Terminé mi desayuno y antes de tomar el último sorbo de mi café, me dirigí a mi mamá - Mamá… Los supresores… - Le pedí y ella me devolvió la mirada con mucho disgusto – Sé que los estas escondiendo. Dámelos, por favor. –

- Pero… Hijo… Si tomas muchos supresores te puedes quedar sin aroma. Me voy a ir a quejar con esa universidad, te obligan a tomar supresores. ¡Eso puede dañar tu salud! –



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En el texto hay: omegaverse, bts, taekook

Editado: 02.05.2022

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