Atados al Destino

4.

DAPHNE

Un par de semanas pasaron desde el evento donde vi a Harvey con aquella castaña misteriosa, la señora Allisa no me dijo el nombre de aquella misteriosa mujer, y a pesar de asistir a algunos eventos más, ella no había vuelto a aparecer.

Me faltaba muy poco para terminar mis carreras y gracias al señor Owen, estaba completamente decidida a enfocarme en el diseño, a su lado, podía presentar mis diseños y administrar los talleres a mi gusto.

El señor Owen estaba muy emocionado por tener a alguien a su lado creando arte, así lo había expresado, y yo no me quedaba atrás, también estaba muy emocionada por al fin tener el apoyo que necesitaba para seguir mi sueño.

No necesitaba hacer prácticas para mi graduación, pero si un proyecto muy específico en ambas facultades, gracias a una idea de la señora Allisa, en lugar de matarme pensando dos proyectos distintos, podría enfocarme en un único proyecto que me sirviera en ambos aspectos. Su idea fue magnífica, por ello, con su ayuda como mi modelo, empecé a hacerlo y en menos de un mes sería graduada.

Cada día iba a la universidad por solo medio día, y de ahí me dirigía directo a la empresa de mi suegro, trabajaba obviamente con mi esposo, aunque él, tan amargado como siempre, poco lo veía de igual forma, pero saber que estaba allí, era estresante.

—Buenos días.— me sobresalté al escuchar su voz, salí de mis pensamientos y me quede mirándolo fijamente, afortunadamente no derrame mi café —¿Por qué esa cara? ¿Acaso viste un fantasma?— preguntó con una media sonrisa extraña.

—Pensé que ya no te encontrabas, no te escuché.... ¿Quieres desayunar? —pregunté señalando el plato con crepes de avena frente a mi.

—No, se me hace tarde, nos vemos en la tarde, llega directo a mi oficina, necesitamos hablar. —asentí con la cabeza sorprendida por la calma con la que me habló, usualmente pedía todo a los gritos.

—Claro ahí estaré.

—Te veo más tarde.

Después de tomar mi desayuno revisé algunas cosas que necesitaba para finalizar el proyecto, hice algunas anotaciones rápidas y me marché a la universidad. El transporte público era mi aliado en esos momentos, no había querido aceptar al chofer que Harvey propuso para mí, alegando que eso era una invasión a mi privacidad, afortunadamente él tuvo en cuenta mi palabra y no insistió demasiado.

La biblioteca de la universidad se convirtió en mi refugio especial, allí me quedaba el tiempo necesario para ultimar detalles y crear nuevos diseños que esperaba fueran bien recibidos en la empresa Jones.

—¡Amigaaa! —Abigail llegó a mi lado, vociferando en tono frustrado y sacándome de mi trabajo.

—¿Qué pasa? Abigail, por qué tanto estrés...

—¿Y lo dices tan tranquila?, grito neurótica, haciendo que todos nos silenciaran. La jale del brazo para que quedara sentada a mi lado. —¡No sé qué ponerme para la graduación!, debes ayudarme, falta un mes y aún no me decido por el color de mi vestido.

—¡El naranja te luce muy bien!— me detengo a pensar. —Aunque el rojo no se te vería mal.

—No sé, lo que si se es que nos vamos a buscar el vestido, ya que te negaste rotundamente a diseñarlo, que dices ¿Vamos está tarde? —asentí con la cabeza, se lo debía, tal como lo había dicho, me había negado a hacer su vestido debido al proyecto final.

—¡Claro! ¿Te parece si nos vemos en el centro comercial después de las cinco? —frunció el ceño.

—¿Por qué no antes? Vamos ahora.

—Porque debo ir a la oficina de Harvey, ya quedé con él está mañana. —Hice un mohín con mis labios.

—Cierto, la señora “felizmente” casada —rodó los ojos. —corre a ver a tu flamante esposo que te hace tan feliz.

—No hace falta la ironía, me estoy comportando bien con él a ver si recupero mi teléfono celular y logro contactarme con Dean. No sabes lo horrible que me siento sin poder hablar con él, sin poder verlo.

—Amiga, ¿y si te resignas y lo olvidas? —negué con la cabeza sintiendo enojo por sus palabras.

—No puedo, no puedo olvidarlo y no quiero olvidarlo. Lo amo, Abi, lo amo con todo mi corazón, es la persona con la que he compartido toda mi felicidad, los momentos buenos y malos, todo. No puedo resignarme a estar sin él.

—Amiga, se lo que sientes por él, pero el contrato con Harvey está de por medio, y es un contrato firmado “hasta que la muerte los separe”

—Lo sé, pero necesito hablarle, necesito saber que está bien, dentro de lo que cabe. Ayúdame Abi.

—Hemos intentado contactarnos con él y ha sido imposible, Steve cree que tus padres lo obligaron a salir del país, o algo peor. —tape mi rostro con mis manos, sabía que lo que ella decía era una gran posibilidad.

—Debo recuperar mi teléfono. —sentencié. —debo ir a ver a Harvey. —me levanté de mi lugar y empecé a guardar todo.

—¿Le pedirías tu teléfono? —asentí con la cabeza.

—Espero que funcione.

—Mucha suerte amiga, —me abrazó con fuerza dándome ánimo. —Te veo más tarde.

—Así será, no lo dudes. —Nos despedimos y prácticamente salí corriendo hacia la avenida para buscar un taxi.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.