Atados al Destino

5.

DAPHNE

El fin de semana llegó, y tal como “acordamos” nos dirigimos a la casa de vacaciones de los padres de Harvey para pasar el fin de semana con ellos. Harvey, como siempre, iba con cara de pocos amigos sin apenas determinarse, yo, por mi parte, decidí ignorar su comportamiento ridículo y usar mis audífonos mientras él conducía por la larga carretera.

Nunca me imaginé que un hombre de treinta y cinco años fuera tan amargado y se comportara como niño, pero lo que siempre me preguntaba era, ¿Por qué casarse conmigo? ¿Cómo era posible que un hombre tan mayor siguiera obedeciendo a su padre? ¿Por qué hacía todo lo que su padre le decía? ¿Había algo oculto en todo ese embrollo?

El sueño empezaba a vencerme, los viajes largos siempre me daban somnolencia, y ese no era la excepción. Mi cabeza se apoyó mejor contra la silla y mis ojos empezaron a cerrarse lentamente, pero como siempre, Harvey lograba arruinar cada uno de mis momentos.

—Daphne, —uno de mis audífonos fue arrancado de mi oído. Mire a Harvey expectante y confundida. El auto se detuvo a un costado del camino. —En la casa de mis padres tendremos que compartir habitación, recuerda que mi madre no sabe nada, así que espero contar con tu discreción. —soltó altanero.

—No tienes nada de qué preocuparte, sabré fingir muy bien. —respondí fastidiada evitando a toda costa su muy seguramente aterradora mirada. —Después de todo, ya lo he hecho algunas veces. —murmure por lo bajo, evitando algún tipo de discusión.

Continuamos con el trayecto a la casa, que debía suponer, era una gigantesca mansión. Ninguno de los dos. Al llegar a la casa de los Jones, Allisa salió a nuestro encuentro, con una enorme sonrisa en su rostro y corrió a abrazarme, como siempre tan atenta y efusiva.

—¡Daphne, Qué gusto me da verte! —me apretó con fuerza de una forma tan cálida que me hizo sentir muy bien.

—También me da gusto verte Allisa. —Escaneé todo el lugar con la mirada, mi suposición no estaba para nada errada, tenían una mansión digna de la realeza.

—Hola hijo, cómo te fue en el viaje, que gusto me da verte hijo, mi único hijo. —replicó Harvey en tono sarcástico.

—Que fastidioso eres. a ti te veo todo el tiempo, pero a Daph casi no la veo. —A pesar de decir aquellas palabras, las dijo en un tono tan amoroso sin importarle el reproche de su hijo. —Me alegra que llegaran bien hijos. —lo abrazó con mucha ternura y peinó sus cabellos.

—Gracias mamá, ¿Y papá? ¿Dónde está?.— cuestionó mientras ingresabamos a la mansión.

—Él ha ido a recoger a Frank al aeropuerto, no deben tardar en llegar, mientras podemos organizarnos un poco y tomar algo.w

Mientras Harvey subía nuestras maletas al que sería nuestro cuarto por el fin de semana, me senté en la sala con Allisa, estaba más que sorprendida con toda la decoración del lugar, cada pequeño detalle combinaba con el lugar, y, a diferencia de la oficina de Harvey, en cada pared de la casa había fotos de él.

—¿Le apetece tomar algo señorita? —preguntó una chica muy joven.

—No, gracias. —me regaló una sonrisa amable y se regresó hacia la cocina. —Una mujer muy amable. —murmure.

—Si, hace poco empezó a trabajar para nosotros, es muy agradable.

—¿Quién es agradable? —Ambas saltamos en nuestro lugar al escuchar la voz de Harvey a nuestra espalda.

—¡Harvey! Eres un… —Allisa le dio un par de golpes en el brazo.

En ese momento,con esa pequeña interacción pude ver una pequeña y nueva faceta de Harvey, una más agradable. Con su madre se veía muy tranquilo y a gusto, era un poco bromista y algo risueño.

—¡Allisa!, hemos llegado. —Gritó el señor Owen, cosa que hizo que Allisa ignorara por completo a su hijo y corriera hacia la entrada de la casa.

Harvey rodó los ojos y se quedó viendo fijamente hacia la entrada de la casa, desde donde estábamos se podía apreciar muy bien la escena. Owen entró con un joven, casi de la misma edad de Harvey, su cabello rubio y sus ojos azules lo hacían resaltar, su aspecto muy casual y despreocupado, a simple vista, una persona agradable.

—¡Me da gusto verte Frank! —Allisa se abrazó a él como si de un koala se tratara y luego de dejar un montón de besos en su rostro jalo su mano en mi dirección. —Ven, te voy a presentar a la esposa de Harvey.

—¿Esposa? oh, si si, es verdad. Lamento no asistir a la boda, lo que sucede es que no encontré la invitación....— hizo una breve pausa retando a su Harvey con la mirada —¡...un momento! Ahora que lo recuerdo, no recibí una invitación. —añadió con sarcasmo.

Allisa nos miró confundida, no sabía la razón exacta de porque no fue invitado a nuestro fatídico y falso matrimonio, pero se notaba la tensión entre él y Harvey.

—Que poco tacto tienes con tu primito familia —dijo en tono burlón. Harvey lo fulminó con la mirada y apretó los puños a sus costados.

—Frank, ella es Daphne —intervino Allisa tratando de aliviar el pesado ambiente. —¿No te parece linda?

—Hermosa diría yo —sentí mis mejillas arder, —Mucho gusto —extendió su mano hacia mi, y en cuanto la tomé la llevó a sus labios dejando un suave beso en el dorso. —Es un verdadero placer conocerte.




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