"Felices 17, Ava"
El lugar era precioso, de ensueño, tal y como mi hermana menor, Ava, siempre quiso.
Hoy es el día más feliz de su vida.
Hoy, mi querida hermana, se casaba con su destino.
Aquí en Musrev te casas con el amor de tu vida, literalmente.
Supongo que han escuchado alguna historia estúpida como el hilo rojo, las almas gemelas o cosas así. Bien, pues déjenme decirles que esas historias tienen un poco de verdad.
Cada persona está destinada a otra, y, por deseo de las estrellas, estás terminan conociéndose.
Cuando uno nace, las estrellas ya tienen preparado el como será tu vida. Algo curioso porque cuando yo nací el cielo estaba nublado y ni una estrella se veía allí.
Aún así, creemos en lo quemas estrellas nos dicen.
El sol y la luna también tienen su papel.
Este día era el turno de Ava. No solo cumplía 17 años, sino que, también, se casaba con su destino.
Ella conoció a Benjamín hace dos meses y tuvieron la "sensación". Una descarga eléctrica cuando cruzan sus miradas por primera vez. Lo supieron al instante.
Nuestros padres estuvieron encantados de que su pedacito de vida al fin conociera a su amor, no como su hija mayor, claro (hola, esa soy yo).
Ava es 4 años menor que yo y cuando yo nací mis padres supieron que yo era... diferente.
La idea de casarme con un desconocido al que todos llamaban "mi destino" nunca me agrado, por lo que cuando Av's nació, nuestros padres se encargaron de inculcarle las leyes de Musrev:
1. Honrar al sol, la luna y las estrellas.
2. Los deseos de la familia siempre irán primero hasta que se conozca al destino.
3. Al conocer al destino se debe hacer la ceremonia de unión de inmediato.
No fue difícil, Ava aceptó la idea de cuento de hada con alegría. Desde pequeña tuvo afinidad con los "ideales".
Siempre trayendo luz y vida, tal y como su nombre lo indica. Es de origen germánico y significa vida, lo cual la describe a la perfección.
Está tarde, el sueño más grande que jamás tuvo era concedido por las estrellas. Su camino y el de Benja sería sellado para siempre.
Aunque todo ese temita no me importaba en lo más mínimo, me ponía feliz por mi hermana porque a ella le hacía ilusión y eso me ponía bien a mi.
—Darcy.—la fina voz de mi madre captó mi atención. Estaba hermosa, como siempre, con un nuevo corte de cabello que mi padre alabaría durante todo el mes.
—Ma'e.—la abracé.
—El lugar esta hermoso, hiciste un gran trabajo.
—Bueno, es el día de Av's, no?—sonreí.
—Y pronto será el tuyo.—mi sonrisa se tensó y me aparte un poco.
—Mamá...
—Oh, vamos Darcy. El día llegará.
—Por mi que no. Estoy bien con Dan.
—Si, Darcy mi vida, pero Daniel no es tu destino.
—¿Y? Es mi decisión.—mamá suspiró fuertemente.
—No quiero discutir.
—¿Entonces para que sacas el tema?
—Darcy. Es el día de Ava, no quiero tu mala cara.
—Ayudaría mucho que no vinieras con tus comentarios....—murmure.
—Darcy.—advirtió.
—Ya, okey, lo siento mamá.
Mi madre me miró juzgadoramente y se fue a dentro de la casa, seguramente para quejarse con mi hermana.
Después de todo este tiempo, ella aún no entendía que no estaba interesada en ese amor barato.
Daba gracias a mi constelación que se había olvidado de mi. Estoy bien con Daniel.
Noté que algunos invitados empezaban a llegar y una ola de nervios me recorrió.
Necesitaba un trago.
Me dirigí a la barra donde curiosamente ya había alguien ahí sentado.
Era rubio, sus rizos parecían dorados bajo el sol que empezaba a descender para dar paso al atardecer, no era muy alto pero su piel blanca espantaba. ¿Este chico no conocía lo que era estar bajo el sol o qué?
Una sensación casi eléctrica recorrió toda mi espina dorsal, lo ignore y pedí una botella de cerveza.
Sentí la mirada de aquel rubio en mi espalda y no sé por qué pero eso me irritó.
—¿Qué?
—Nada.—respondió y por alguna razón, supe que estaba sonriendo.
—Aquí tienes.—Mark me entregó un mojito y fruncí el ceño.
—Oye, Mark...
—Confundieron nuestras bebidas.—me gire hacia él y le quité mi botella, dándole su vaso.
—Tienes un pésimo gusto, por cierto.—Él sonrió aún más y lo quise golpear.
—Eres hermana de la novia, ¿No?
—No.—mentí.
—No se parecen en nada.—continuo él.
—Te dije que yo no...
—Eres Darcy Noxvall. Benja me dijo que eras... Diferente.
—¿Quién eres?
—Caelum Solvayne. Ben es mi primo.
—No se parecen en nada.—respondí preparada para irme.
—Siento que te conozco.—murmuró y por primera vez lo mire a los ojos.
Tenía una mirada profunda y curiosa, sus ojos eran grises, como el manto nocturno en las noches en las que todo está en silencio. Cuando no hay nada que decir ni que celebrar.
Una punzada en mi cabeza me hizo salir del trance y lo sentí. Sentí la sensación.
Oh no...
No puede ser.
—Yo no.—murmure por lo bajo y a lo lejos vi mi salvación: Daniel.
Deje la botella y me dirigí a él con paso rápido.
—Dan.—lo llamé y el se giró un poco distraído.
—Darcy, hola.
—¿Cómo vas?¿Qué te parece el lugar?
—Precioso, por fin algo diferente a todas las bodas de siempre.—Él sonrió y yo igual.
Dan y yo éramos novios desde hace tres años. Somos bastantes parecidos por lo que conectamos rápido, además que a ninguno de los dos le interesaba el tema de estar destinados a otro, nosotros éramos una elección no una obligación.
—Si, tienes razón. Esto de una boda básicamente diaria me tiene aburrida.
—Ja, sí.
—Pero bueno, es el día de Av's.
—Si, lo es.—El silencio nos acompaño durante un rato, y siendo sinceros, fue incómodo.—Oye, Darcy.
—¿Mm?
—¿Alguna vez has tenido la sensación de que conoces a alguien pero jamás lo has visto?—Fruncí el ceño, eso era muy específico.
Editado: 02.08.2025