Me encuentro en una colina que nunca había visto, porque desde que llegué a este lugar, nunca había venido hasta aquí, hasta la otra salida.
Estoy sobre una manta de color verde claro con el filósofo.
El extraño se levanta y se dirige al árbol que está a unos veinte pasos. Se demora un ratito haciendo no sé qué detrás del mismo.
Desvío mi mirada al instante, pero luego de unos segundos, aparece con la guitarra del día de ayer.
-Nada es lo que parece- dice y comienza a tocar la misma melodía de ayer.
Nunca había escuchado esa melodía así que la debe haber compuesto él, cierro mis ojos y dejo que la melodía se apodere de mí, dejo de pensar y me concentro en las bellas notas musicales que suenan en este momento.
-Te gusta la canción, ¿verdad?
Abro mis ojos y me observa con curiosidad
-Sí, es como si…. Es como si me tranquilizara y me transportara a otra dimensión.
-Pues, ese es mi objetivo, que le guste a mi audiencia –dice ensanchando su sonrisa mostrando unos dientes blancos perfectos.
Desvío mi mirada al frente, viendo el sol cada vez más intenso.
- ¿De casualidad tienes hora?
-NO, pero- observa el sol –deben ser las 13:00hs
-oh, rayos, debo irme. Me eh olvidado completamente de mi rutina estricta.
*Comida a las 12:00hs
*Leer a las 13:00hs
*Regar mis plantas 14:00hs
-Tener una rutina estricta no hará que tu vida sea ordenada, sólo hará que no disfrutes de ella. Tal vez hay que tener rutinas para ciertas cosas, no para todo.
-Gracias Tahiel por el consejo, pero debo irme- digo levantándome rápidamente.
-Te das cuenta, sembraste tu propia duda, dejaste que tu corazón decida como debes llamarme.
Me para unos segundos mirándolo fijamente.
Oh! Tiene razón
-oh, ni siquiera lo pensé, solo, lo dije, y ya.
-Sólo recordaste y ya.