Atardecer contigo

4 "libre"

Han pasado dos días desde que no veo a Tahiel.

¿Debería llamarlo así?

Pues lo haré, el mismo me dijo que lo llamara como mi corazón lo dictara, y así sucedió.

Mis días volvieron a ser estricataments como lo dice mi rutina.
Más de una vez me eh parado a pensar sobre lo que dijo de mis rutinas, y varias veces estuvo por ganar ese pensamiento, pero me mantuve firme.

Hoy es el día en el cuál puedo hacer lo que quiera sin seguir la rutina. Una vez por mes sucede, y esa vez es hoy.
Así que tenía planeado ir a por un helado y sentarme en algún lugar extraño dónde las personas no puedan verme.

Con todas las vibras positivas, recojo unos cuantos billetes y escribo en un papelito el tipo y sabor de helado.

En esta ocación me coloco pantalones y una remera muy simple.

Salgo, cierro con llave mi casa, aunque no creo que la gente me robe, se ven buenas personas sin intenciones malas.

Me coloco mis gafas para el sol y giro mis cabezas a ambos lados tratando de elegir la salida por la cual me apetece caminar.

Respiro y recuerdo

-Puede que el otro camino sea el más cercano, pero no quiere decir que sea la mejor opción. 

Después de un momento de indesición decido ir por el camino largo, después de todo lo único que voy a hacer hoy es eso, tomar un helado.

Emprendo el camino tranquila, sin ningún tipo de prisa, y disfrutando el paisaje.

No, nunca me cansaré de verlo.

Me saco el calsado que tengo y decido caminar por la orilla del mar.

Ah! Que fría está el agua..

Me detengo cuando un bicicleta comienza a tocar un timbre.

"Rin, Rin, Rin" resuena en mi cabeza.

-Hola, hola, vi que caminabas y quise venir a ver que estabas por hacer- dice Tahiel.

-Es que vives en la playa o qué?

-No, solo paseaba y de casualidad te ví

-Ah

Silencio

Silencio

Silencio

-Bueno, tengo que irme- digo

-Si quieres puedo llevarte, tengo un lugar de sobra en mi bicicleta- dice señalando el portabulto

Lo pienso un momento.

No, no lo conozco de nada

Pero puedes llegar más rápido y tal vez hasta divertirte

-Está bien- digo y sonrio.

Caminamos hasta la vereda para caminar, pero que nosotros usaremos para andar en bicicleta.

-Pues, ¿a dónde se dirige, querida pasajera?

- A la heladería por favor

-Como diga

Subo

Arranca pedaleando lento hasta que coge un ritmo rápido.

-Grita, sácalo todo - dice

-No, ¿Cómo se te ocurre?, la gente pensará que estoy loca

-Dime, ¿acaso conoces a todas esas personas?, ¿pueden juzgarte porque te ven gritando?

-Claro que sí, voy gritando, dirán que estoy loca

-No debería importarte.

Tiene razón, no debería importarme lo que las demás personas piensen de mi, me es suficiente con que yo sepa lo que soy.

Grito un poco despacito, aún tengo un poco de vergüenza, nunca había gritado en la vía pública.

Dos personas que van caminando nos miran raro.

-Más alto Ailín

-WUJUUUUUU - grito de una forma despreocuoada

-WUJUUUUUU - vuelvo a repetir unas cuantas veces más levantando mis dos brazos.

-¡TE AMO MADRE NATURALE....- no puedo seguir gritando porque acto seguidos nos caemos por todos los movimientos que hacía con mis brazos.

Rodamos unas dos veces pero no es nada grave.

Me levanto en el instante a ver como se encuentra mi acompañante.

Está parado viendome fijamente.

Lo miro y comienzo a reir como nunca antes.

Nuestras carcajadas son fuertes.

- ¿Cómo te sientes? - me pregunta

-Más libre que nunca.

Y lo decía en verdad, nunca antes me había sentido de tal forma.

 



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En el texto hay: misterio, esperanza, romance

Editado: 29.09.2020

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