No sé como no se me había ocurrido antes..
Gritar...
Quién lo hubiera pensado.
Sólo hacía falta gritar para que me sienta de tal modo.
-¿Continuamos o qué? -dice levantando la bicicleta del suelo
-Continuemos
Nos subimos nuevamente y esta vez no nos caemos hasta llegar al frente de la mini heladería del lugar.
-Toma, es mi helado preferido y el dinero para que lo pagues -le exriendo el papel y el dinero
-Ah bien, supongo
-Dejaré la bici al lado del aquel banco -señalo uno de los tantos bancos que están en la "plaza" digamos.
-Está bien, te veo allá
Agarro la bici y me dirijo al banco mencionado anteriormente.
Me siento a esperar.
Valla, me la estoy pasando mejor de lo que acostumbro.
Eh hecho un amigo, oh dios, eh conseguido un amigo
Suenan los llama ángeles de la tienda y levanto mi vista.
Tahiel viene con dos conos de helados en cada mano.
-Buenas, traigo su pedido
-No era necesario que trajeras dos conos del mismo sabor, con uno bastaba - digo con una sonrisa por su idea
-Haré como que no escuché eso - dice sentándose a mi lado en el banco - el helado hace feliz al alma, además de ser una de las tantas maravillas de este mundo.
- ¿Maravilla?
-Maravilla del arte culinario
-Prefiero las galletas -digo pasando la lengua por el helado.
-Prefiero que saques con la cuchara a que le pases la lengua al helado -dramatiza sacando una mini cucharita del bolsillo.
-¿Traes cucharas en lo bolsillos del pantalón?
-Que te puedo decir, uno nunca sabe cuando comerá helado con una buena amiga- dice chocando su helado con el mío
-¡Salúd!
-Salud
Saco un poquito llevándomelo a la boca
Santo Dios, que delicia
-¿Por qué anotas lo que quieres comprar en un papel y dejas el dinero justo? -cuestiona
-No me gusta estar con personas, cuando estoy con gente un agujero negro se instala en mí.
Lo dije, oh María, en serio dije eso en voz alta.
Se siente liberante.
-¿Desde cuando vives aquí?
-Hace un año.
-¿Vives cerca de la playa?
-Justo en frente, en la casa blanca
-Valla
-Si valla, cuantas preguntas- digo sonriendo
-Bueno, hay que conocerse, ¿no crees?
-Si, parece buena idea, ahora a me toca a mí.
- La canción que tocas en la guitarra- digo señalándolo con la cuchara llena de helado - ¿Es tuya?
-Estás en lo correcto.
-Me gusta mucho, es buena.
- Si, la compuse cuando llegué a este lugar y vi las maravillosas olas del mar, fue como que mis dedos buscaban los acordes, yo solo fui el encargado de hacerlo realidad -dice encogiéndose de hombros.
- ¿Cuándo llegaste?
-El día que te vi, osea, hacen cuatro o cinco días.
-Eso si es un ¡VALLA! con mayúsculas.
- Sí que lo es.
Termino mi helado y tiro el conito, muchas personas lo comen, pero a mi nunca me gustó, sabe a cartón.
- Oye, ¿Qué haces? - dice abriendo los ojos a no poder más
-¿Qué?
-OH NO! MARÍA, PERDONA A ESTA PECADORA.
- ¿Por qué habría de perdonarme?
-¡ACABAS DE TIRAR EL CONO DEL HELADO!
-Ah eso
-¡AH ESO!, ¿Cómo dices?, Perdónate ahora mismo con el conito -dice metiendo la mano al canasto de basura sacando el mismo
-Ugh, que asco, como sacas eso de la basura - digo tapándome la nariz
-Adelante
Hago una cara de incredulidad y abre más los ojos obligándome a que me disculpe
-Bien -digo levantando los brazos - Los siento, ¿Sí?
Vuelve a tirar el conito a la basura
¿Contento? -digo
-Mucho -contesta con una sonrisa.
Al siguiente cono lo comemos más rápido por lo que no hablamos mientras comemos.
Y sí, tuve que disculparme nuevamente con el conito por tirarlo y no comerlo.
Loco, ¿Verdad?
-Bueno -dice refregando las dos manos entre sí - La hora de volver a casa a llegado
-Sí, tengo que volver a casa
-Pues vamos -dice levantándose y tomando la bicicleta
En el camino a casa cierro los ojos disfrutando.
Oh! El viento me acariña
-Bueno, ya llegamos -dice viéndome
Uh, no me di cuenta que ya habíamos llegado
Carraspeo mi garganta bajándome -Sí -digo
-Buenas tardes
-Buenas tardes -le respondo y entro a casa
Valla, hoy a sido el día más fuera de rutina en todo el año.