Sistema clasificado como «X-910»
Sector oeste de la Federación Razior
Hasta hacía dos minutos, el asalto de los piratas rebeldes askanianos a las instalaciones del principal planeta del sistema había ido de maravilla. Un grupo compuesto por tres fragatas, un transporte de tropas, tres cruceros ligeros y un crucero pesado había hecho picadillo a las fuerzas de defensa de los razior. Los supervivientes, en apariencia desorganizados, huyeron hacia un campo de asteroides cercano, con la intención de usarlos como escudo. O al menos es lo que pensaba la comandante Harya, líder de la facción rebelde de los piratas acorazados askanianos.
Incapaces de librar sus propias batallas, los razior habían llamado a la maldita Confederación de Sistemas Espaciales, más conocida como CSE. Recién llegados de una galaxia distante, eran un enorme y creciente incordio para las operaciones de los askanianos. Y lo peor de todo es que el grupo de combate de la CSE estaba compuesto únicamente por un destructor y una nave de sigilo.
La comandante Harya reprimió con dificultad un intenso acceso de ira al ver en su terminal de mando las imágenes de las naves atacantes. Las reconocería en cualquier parte: el CSE Midway y la CSE Artemus.
Las naves de los hermanos Reed.
—¡Comandante, tenemos que irnos de este sistema! —exclamó el primer oficial del crucero pesado, la nave que dirigía el asalto pirata—. ¡Nuestros escudos colapsarán en cualquier momento!
La comandante Harya golpeó con furia su terminal. Detestaba admitirlo, pero su primer oficial tenía razón; debían huir del sistema. En cuanto cayeran los escudos, la CSE inutilizaría sus motores y los abordaría.
—¡Internémonos en el campo de asteroides, máxima aceleración! —ordenó la comandante Harya.
—¡Corremos el riesgo de que....! —intentó protestar el oficial de ingeniería.
Antes de que pudiera terminar la frase, la comandante cogió su arma y disparó a la cabeza del oficial, perforando su casco como si fuese papel mojado.
—¿Alguien más? —gruñó la líder pirata.
Con toda su escolta destruida no tenían tiempo para acciones complicadas. Era huir o morir. Tan sencillo como eso.
—Iniciando salto hiperespacial —anunció su primer oficial introduciendo las órdenes necesarias en su terminal.
—¡Capitán, se disponen a saltar! —advirtió de inmediato la inteligencia artificial del Midway, de nombre Ada, al detectar un pico de energía en los motores de la nave pirata.
—Midway a líder Alpha, el enemigo va a saltar, no se aproximen demasiado —ordenó el capitán Kai Reed, observando con preocupación a su escuadrón de unidades robóticas de asalto, DS Arcom, aproximarse a la nave enemiga.
La CSE había aprendido por las malas el peligro de encontrarse demasiado cerca de una nave pirata rebelde justo en el momento que saltaba al hiperespacio. Sus reactores emitían una onda de radiación letal para cualquiera que se encontrara demasiado cerca.
—¡Señor, es nuestra oportunidad de cazar a su líder! —protestó el teniente Arthur Ravine.
—Tendrá su oportunidad, líder Alpha, retírese —ordenó Kai.
Conocía bien el carácter rastrero de los askanianos. Cuando se sentían acorralados, eran capaces de cualquier cosa. En campo abierto, utilizaría sin reservas los recursos del Midway, pero no quería dañar las instalaciones cercanas de los razior. Y menos cuando un tratado de asociación entre la CSE y esa raza era inminente.
—Señor, sí, señor... —murmuró el teniente Ravine tras unos segundos de silencio con un marcado tono de acritud en su voz.
Kai exhaló un ligero suspiro. Comprendía a la perfección los sentimientos del teniente Ravine. Un mes antes, los piratas askanianos habían atacado a una delegación de la CSE enviada al sistema Hauster, perteneciente a los razior. Liberar el sistema había sido la primera misión del Midway, una que se cumplió de modo satisfactorio, pero sin poder evitar cierto número de bajas. El padre y el hermano mayor del teniente Ravine estaban entre los fallecidos.
Observó en silencio cómo el crucero pesado pirata desaparecía en un fogonazo de luz y radiación. Por fortuna, el escuadrón Alpha estaba suficientemente lejos para evitar ser afectado por la radiación residual.
Sí. Podía comprender la ira del oficial hacia los askanianos.
—Felicidades por otra victoria, capitán Reed... —murmuró una agradable voz femenina justo detrás de Kai.
—Señorita Astori, se le insistió en que no podía acceder al puente durante las operaciones de combate —remarcó Kai dándose la vuelta para ver a su interlocutora.
Sofia Astori, una de las periodistas estrella de la cadena de noticias Spacer News, considerada por muchos la más importante de todo el espacio controlado por la CSE. Irónicamente, también el medio de comunicación más plagado por agentes de la inteligencia militar. Teniendo en cuenta el nivel de secretismo que la agencia mantenía en gran parte de sus operaciones, Astori podía ser una agente encubierta, pero no tenía pruebas de ello. Al menos, de momento.
Decir que la periodista era una mujer de bandera sería una descripción bastante acertada. Poseía un físico estilizado y muy atractivo, con una larga melena pelirroja deslizándose en cascada por sus hombros hasta casi su cintura. Cada uno de sus gestos transmitía una extraña elegancia y seducción, acompañados por unos intensos y perspicaces ojos azabaches.
A la oficial de comunicaciones, la teniente Selina Ragu, miembro de la raza felina humanoide ker’zhal, no le caía nada bien, en especial a partir del Incidente Mesana.
Durante los primeros días de actividad del Midway, Astori se había mantenido tranquila. Después del Incidente Mesana, la reportera había incrementado exponencialmente su nivel de contacto con Kai, al punto que Selina empezaba a creer que la periodista estaba intentando seducir a su oficial al mando. Sin embargo, esperaba que esas no fueran sus intenciones, sobre todo porque Kai y Selina eran pareja desde justo antes de la misión al sistema Hauster. Aunque tenía otros motivos por los que quería proteger su relación con Kai a cualquier precio...