El trayecto hasta el puente de mando fue largo pero tranquilo.
Demasiado tranquilo.
La nave estaba desierta. Decir que Kai se sentía inquieto sería todo un eufemismo. El único obstáculo fueron las compuertas blindadas de seguridad. Sortearlas le había llevado más de lo previsto, pero nadie intentó cortarle el paso.
Sospechoso. Muy sospechoso.
Al llegar a la puerta de acceso al puente de mando, sacó el disco de datos de la capitana Hocke. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que debía comprobar su contenido cuanto antes. Con un poco de suerte, en el puente habría un terminal activo.
De improviso, un contacto apareció un instante en el límite del radar de su traje. Apenas fue un parpadeo, pero estaba claro que había alguien más en las proximidades.
Con la inquietante sensación de ser observado de cerca, Kai se acercó a la compuerta de acceso, que se abrió automáticamente justo antes de que llegara. El puente de mando estaba vacío y oscuro. La única luz provenía de un terminal activo. Su diseño era el estándar usado en la CSE: tres líneas de terminales en cuña invertida, separados por un pasillo que conducía a un ventanal situado en la sección frontal. Una gran mesa de proyección holográfica rectangular ocupaba la parte trasera junto a varios terminales auxiliares.
—Vale, vamos a ver si hay algo útil... —murmuró Kai acercándose al terminal encendido, antes de realizar un rápido diagnóstico del sistema operativo.
Los resultados llegaron de inmediato:
GENERADOR HIPERESPACIAL DESCONECTADO
GENERADOR DE AGUJEROS DE GUSANO DESCONECTADO
REACTORES PRINCIPALES Y SECUNDARIOS AL 40 %
MATRIZ DE COMUNICACIÓN CUÁNTICA DESCONECTADA
Kai no pudo evitar un largo suspiro de frustración. Debía habérselo imaginado. Sin duda, los vextral habían trampeado los sistemas principales, secundarios y auxiliares. Qué diablos. Él mismo lo habría hecho.
Dudó si intentar activar los sistemas por su cuenta. Sus conocimientos sobre la manipulación del sistema operativo de una nave eran buenos. En la academia, sus instructores se aseguraron de ello. Pero dudaba de su habilidad con la codificación informática. En caso de activar la autodestrucción, dudaba de su capacidad para desactivarla en solitario sin provocar la activación de alguna otra trampa que hubiesen dejado los vextral en el sistema.
Sin muchas opciones, introdujo el pad de datos de la capitana Hocke en un puerto de conexión. Tal vez obtuviese algunas respuestas. Tras unos instantes, se activó una pantalla holográfica en la cual podía verse a la capitana Hocke sentada en su camarote. Kai observó su aspecto con detenimiento. Parecía estar sometida a un profundo estrés.
«Teniente Reed, cuando vea esto, lo más seguro es que tanto yo como el resto del grupo de combate hayamos sido ejecutados».
Un largo escalofrío recorrió la espalda de Kai. ¿Ejecutados? ¿Todo el grupo de combate? La mera idea se le hacía difícil de creer...
«Si los sucesos han ocurrido como espero, me imagino que estará confuso y tendrá muchas preguntas...».
Premio al eufemismo del siglo. Tenía preguntas. Y muchas.
«Tanto usted como Ilena Hardyan tienen que mantenerse con vida a cualquier precio. Es vital que ambos sigan con vida».
Kai arqueó una ceja al escuchar aquella frase. ¿Tendría algo que ver con el iosalan? Su instinto le decía que sí. Se mordió el labio inferior al ver aparecer estática en la proyección holográfica.
—Oh, mierda —masculló Kai al notar un mensaje al lado de la pantalla holográfica donde Hocke seguía hablando.
SECUENCIA DE PURGA DE DATOS ACTIVADA
LIBERANDO VIRUS
—¡No, no, no! —exclamó Kai tecleando con frenesí, intentando desactivar el virus antes de que devorase la información del pad de datos.
«Desde hace años, formo parte de una... secreta, dentro de la... Confederación. Su líder... Khassius Lhan. Que el Señor me perdone... Sé qué le ocurrió a... la alférez Hana Harper... la flota Alpha... taje...».
Kai no llegó a oír las últimas palabras. Tras un chasquido, la pantalla holográfica se apagó. Justo después, un nuevo mensaje apareció en la pantalla principal del terminal:
BORRADO DE DATOS COMPLETADO
Frustrado, Kai golpeó con saña el terminal con ambos puños varias veces, causándole una abolladura de varios centímetros de profundidad. A pesar de las interferencias, había entendido lo suficiente. Las posibles implicaciones le preocupaban, pero debía centrarse en la misión.
Inspiró y espiró con fuerza varias veces, intentando mantener bajo control la intensa ira que amenazaba con dominarlo. Llevaba meses bajo el mando de Lena Hocke. Confiaba en ella. Y aun así...
Sin poder evitarlo, golpeó de nuevo el terminal, esta vez con su rifle de combate, causándole una nueva abolladura.
Alzó la vista al detectar una presencia a su espalda.
—¿Tiene un mal día —murmuró una voz socarrona desde la entrada de la sala—, teniente Reed?
Antes de que Kai pudiera reaccionar, una ráfaga de balas trazadoras recorrió el puente de mando, haciendo pedazos los terminales cercanos. Logró apartarse justo a tiempo, ocultándose tras la mesa de proyección de hologramas.
—¿Le sorprende verme —sentenció el recién llegado entrando con tranquilidad en la sala—, teniente Reed?
Un largo escalofrío recorrió la espalda de Kai. Recordaba bien esa voz. Un fantasma de su pasado. Alguien que creía muerto.
—Slade Kolyer... —murmuró Kai con desprecio.