Mi nombre es Stheisy Coleman. Soy una chica de 17 años, de tez blanca y largo pelo azabache. Ojos grandes, negros y tristes al igual que los de mi hermana Tamara. En ellos habita ese pequeño destello de alegría que es opacado por la tristeza que casi los cubre. Algunas personas dicen que cuando me miran a los ojos, estos se clavaban en los suyos de una manera que es casi imposible dejar de verlos, que ni siquiera con el parpadeo logran desengancharse de mi mirada, pero yo no lo creo.
Soy muy lista, pero mi desarrollo emocional se vio afectado por el bullying desde muy temprana edad. Vivo con mi madre y hermana. Ellas me describen como una chica cariñosa y feliz que fue cambiando poco a poco al entrar en la secundaria, convirtiéndome en una adolescente deprimida, triste y solitaria que era victima de un acoso tan fuerte que hasta en sueños veía a mis compañeros de clases humillarme. Para mí era vivir una pesadilla en la realidad de la que se era casi imposible de escapar.
Como todo en este mundo, mi paciencia explotó, golpeando fuertemente a una chica recién empezando el 3er año de bachiller. El director intentó hablar conmigo, pero solamente soltaba palabras incoherentes y sin ningún sentido según sus criterios. Finalmente fui expulsada sin posibilidades de volver.
Ya el año escolar había iniciado cuando mi madre me inscribe en otro centro escolar donde confío que seré mejor tratada y podría vivir una vida normal de adolescente sin más acoso ni maltrato.
Sin saberlo, esta estaba terriblemente equivocada…
Estaba cómodamente dormida cuando el despertador suena a las 6:45AM. Me paso la mano por la cara, miro al techo unos segundos <<Primer día de escuela allá voy>>. Me paro de la cama y entro al baño, me doy una ducha y me pongo mi ropa favorita: un suéter negro holgado, unos jeans rasgados, botas negras Timberland, y un abrigo largo color rojo vino que resaltaba mi pálido tono de piel.
Me puse sombra negra la cual hace que mis ojos resalten haciéndolos ver más grandes y negros de lo que ya son. Cepillo mi larga cabellera haciendo que algunos flequillos caigan por mi frente y otros hasta mi cintura. Por último, me pongo mi juego de pulseras rockeras y ya estoy lista para ir a mi primer día de clases en la nueva escuela.
Tomo mi mochila que estaba al lado de la cama, entro mis cuadernos y me voy no sin antes despedirme de mi madre y mi hermana quienes se encuentran preparando el desayuno.
—¡Adiós mamá, adiós Tamara! — Me despido y cierro la puerta.
De camino a la escuela saco mi celular, me coloco mis audífonos y selecciono la canción Histoy of my life de Onde Direction.
Cuando llego inmediatamente me doy cuenta de que todos me notan. Rápidamente se esparce la noticia de mi llegada a la escuela. No pasa mucho tiempo para que todos empiecen a hablar de mí y hacer comentarios negativos acerca de mi vestimenta. La hipótesis y teorías sobre mi llegada inundaban los pasillos y cada rincón de la escuela.
Dos chicas que estaban hablando en el pasillo ven que me aproximo haciendo que su conversación sea interrumpida por mi presencia. Camino por este enorme pasillo, que parecía interminable, cuando de pronto escucho a las dos chicas hablando sobre mí. Decido ignorarlas hasta que escucho que una de ellas dice:
— ¡Ay por Dios! — Me mira con desagrado de arriba hasta abajo —¿Esa es la nueva?, me dijeron que estuvo en prisión por casi matar a una compañera.
Seguí mi camino, pero en seguida noto como esas chicas me miran con cara de disgusto. decido continuar caminando, pero esta vez con la cabeza gacha. Con tristeza la levanto, suelto un suspiro y entro mis manos en los bolsillos de mi abrigo — Veo que no será tan diferente a la otra escuela — Susurro para mí misma.
Casi estaban por terminar las clases y tenía la esperanza de hacer nuevos amigos, pero a medida que fue pasando el día poco a poco me fui dando cuenta de que esto será casi imposible, por las simples razones de que nadie se me acercó en el día completo, y cuando hablaban de mí no era para nada más que para criticarme. Es de esperarse con esos comentarios que ahora seré la noticia de la semana. Sólo me dediqué a escuchar música en el salón y ver algunas fotos en mi galería.
Al llegar a la casa saludo a mi madre y me voy directo a mi habitación, allí nadie me molestaría ni hablaría mal de mí. Hace mucho tiempo que no tengo buenos amigos; tenía compañeros de clase y conocidos en mi antigua escuela, pero tenía la esperanza de que en este nuevo centro sería diferente. Al entrar a la habitación tiro mi mochila a un lado, me acuesto en mi cama cuando de repente me empiezo a preguntar… ¿Cómo sería tener una amiga real, a la que le pueda contar todo sobre mi?, ¿Cómo sería tener a ese alguien en quien confiar, con quien hacer pijamadas, o hablar de chicos?, ¿Cómo sería tener a alguien que te apoye y que esté ahí contigo en las buenas y en las malas?, ¿Cómo se siente amar?, ¿Por qué si el amor es tan malo, todos lo buscan?, ¿Será porque es lo más cercano a la magia? O ¿Por qué todos queremos sentirnos importantes para otra persona además de nuestra familia?