Atormentada

Capítulo 4

Con Stheisy.

Estoy en el receso, me encuentro sentada en un banco que había en el patio mientras escucho música, a la vez que miro mis publicaciones en las redes. Al estar distraída no me doy cuenta de que una chica se aproxima.

Ya me había hecho la idea de que no tendría amigos en esta nueva escuela, me había propuesto que sólo me dedicaría a mis estudios, me entregaría a ellos y cero distracciones para mí. No quiero personas falsas en mi vida y mucho menos permitiré que se aprovechen de mí. No espero cambiar mi personalidad dulce, no quiero crear aquella corteza alrededor de mi corazón haciendo que me vuelva mala o cualquier otra persona que no era.

Permanezco aquí sentada con los codos apoyados sobre mis rodillas mientras miro la pantalla.

— Hola — Dice una extraña voz detrás de mí.

Me sorprendo porque no esperaba que alguien me saludara.

— Mi nombre es Darling — Estrecha su mano — Es un gusto —Miro su mano dudando de si estrechársela o no, pero después de unos segundos decido hacerlo.

— Stheisy Coleman — Me retiro los audífonos.

— Me di cuenta que eres buena en historia ¿Te gustaría unirte a mi grupo?

La miro de arriba a abajo. La chica es de tez blanca, su pecosa piel me recuerda a una de mis galletas favoritas, las de chispas de chocolate. Su cabellera era pelirroja hasta más debajo de los hombros, tiene un flequillo que le cubre las cejas y sus labios son de color rosa.

— No, no gracias, estoy bien aquí — Me pongo los audífonos.

— Bueno está bien, hablamos después — Se va.

Miro como aquella chica se aleja.

Parece ser muy sociable. En tanto se alejó, vi como un grupo de chicos empezaron a acercarse a la extraña. Ese no es el tipo de amistad que quiero tener, estar con alguien que es tan demandada por tantas personas no me permitiría llevar a cabo mi idea de no ser amiga de nadie. Esto sería un problema a la larga porque tengo que hacer trabajos grupales y exposiciones, pero en ese caso buscaría la manera de hacerlo.

Las clases culminan, no me apresuro a salir, termino de levantar las cosas de mi asiento y me dirijo a la puerta, cuando de pronto me doy cuenta de que no estoy sola en el aula, aquella chica que se me había acercado antes, aún no ha terminado la clase que está en el pizarrón. No le presto importancia y me retiro.

Saliendo ya del salón siento como alguien me hala por el brazo, espantada doy media vuelta, y me doy cuenta de que sólo se trata de aquella chica.

—¿A dónde vas? — Pregunta la chica soltando mi brazo.

— A casa, ya han tocado — La miro disgustada.

—¿Puedo acompañarte? — Me mira fijamente a los ojos.

— No creo que sea buena idea.

—¿Por qué? — Frunce el ceño.

— Escucha, no vine aquí a tener amigos, quiero que me vaya bien en la escuela. No busco caerte bien ni a ti, ni a nadie. Yo me sé el camino a casa y puedo llegar sola. Tienes suficientes amigos, no necesitas tener de amiga a alguien a quien no le interesa tener amistades — Doy media vuelta.

— Ellos no son mis amigos — Escucho que me dice la chica, pero decido ignorarla y seguir caminando.

Era más que ridículo el deseo de aquella chica, si tienes tantos amigos ¿Por qué interesarse en la única persona que no quiere tener amigos? Me resultaba chistosa esa situación, sin mencionar la insistencia. La verdad no tenía sentido, pero bueno, ese no es mi problema.




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