Ambas nos colocamos en la mesa junto a la ventana, al momento de hacerlo, se nos acerca un mesero para anotar nuestro pedido.
—Sólo quiero un licuado de fresa — Dice Darling.
—Yo quiero uno igual — Contesto tímida.
Miro por la ventana y veo a Matt cruzando la calle.
— ¿Qué hace Matt aquí? ¿Él también viene? — Miro a Darling.
—No sabía que frecuentaba este lugar, no lo había visto por acá las veces que e venido — Lo mira por la ventana.
Matt entra al local.
— ¡Hey, Matt! — Grita Darling a la vez que levanta su mano para que Matt la vea — Por aquí.
—Él da pasos apresurados en dirección a su mesa.
—Darling se hace a un lado para darle espacio junto a ella.
— ¿Y ustedes chicas? No las vi hoy.
—No sabes, el tonto del profesor de historia me dejó en el curso porque no terminé un trabajo, si no hubiese sido por Stheisy me hubiese tenido que quedar ahí.
—Oh… ¿Eres buena en historia? — Me mira.
—Bueno sí — Respondo tímida.
—Eso está muy…
—Suena mi teléfono.
—Disculpen chicos, es mi madre — Me pongo de pie, me dirijo a la salida de local y contesto.
—Hola mamá.
—Stheisy, ¿Sabes dónde está Tamara? — Pregunta preocupada.
—No mamá, no sé donde está Tamara. Seguro anda con sus amigas — Miro hacia los lados.
— ¿Estás segura? — Pregunta aún preocupada — La estuve llamando y no contesta.
—Sí, siempre que no llega a casa es porque está con ellas. Te llamaré cuando ella llegue a la casa, ahora mismo estoy con unos, y bueno, pronto iré para la casa.
— ¿Así que hiciste amigos? — Pregunta sarcásticamente — No que serías la solitaria — Suelta una carcajada.
—Adiós mamá.
—Ok, me avisas.
—Está bien — Cuelgo.
Cuando entro, el mesero ya había llevado mi bebida.
—Hablábamos sobre una chica que había desaparecido, bueno más bien no ha vuelto a la escuela y no se sabe nada de su padrastro.
— ¿Y qué creen que haya pasado? — Pregunto frunciendo el ceño.
—Pues no sé, la verdad no lo conocía. Ella se la pasaba sola, nadie le hablaba. ¿Por cierto cómo era que se llamaba, Matt?
—Lali. Laila, algo así, la verdad no sé. Hace mucho de eso — Dice él sin expresar ningún sentimiento en sus palabras.
v¿Hace que tanto?
— ¿Unas cuatro semanas? — Dice Darling mirando a Matt como si le preguntaba.
— ¡¿Unas cuatro semanas?! — Pregunto sorprendida.
—Pero eso fue cuando entraste, bueno todos se olvidaron de lo que pasó y pues sólo sé que nadie sabe de su paradero.
—Pues no. Todos la molestaban, creo que cuando llegaste a la escuela todos se olvidaron de ella, pues tu eres un prototipo moderno de la chica.
— ¿Yo?, ¿Por eso me molestan? ¿Y no han intentado llamarla? ¿No se sabe de ella? — Pregunto angustiada.
—La verdad que no, no era importante, además no podemos hacer nada — Contestó Matt.
—Pues la verdad no lo sé — Agrego — Yo lo hubiese intentado — Digo haciéndome en moño en el pelo.
—Nadie ha preguntado por ella — Contesta Darling — Además no es nuestro problema.
—Ni siquiera la directora sabe algo sobre su paradero — Agrega Matt.
—Que triste que a nadie le importe el paradero de esa chica — Añado inclinando mi cabeza hacia abajo.
La conversación culmina con este tema y todos nos dirigimos a nuestras casas.
Cuando llego me encierro en mi cuarto, me acuesto en mi cama y empiezo a repasar todo lo que le dijeron Matt y Darling sobre esa chica. No llegué a ningún lado. Tamara entra al cuarto y me encuentra acostada boca arriba en la cama, no le interesa saber qué me pasa así que sólo va por su cargador y sale de allí.
— ¡Tamara! — Digo poniéndome de pie.
— Ella entra a la habitación.
— ¿Sí?
— Estabas con Fátima, ¿Verdad?
— Seguro, ¿Por qué?
— Mamá me llamó. Le diré que ya llegaste — Me pongo de pie y tomo mi teléfono.
vComo digas — Se va.
Después de avisarle a mi madre empecé a escribir en mi computadora todo lo que pasó en este día con lujo de detalles. Tengo la costumbre de escribir todo lo que me pasa, no importa si es bueno o malo, allí es donde lo escribo todo, era como mi diario personal.
Me encontraba en mi cama escribiendo en mi computadora cuando de repente escucho que alguien me habla detrás de mi oreja, pero cuando me doy vuelta para ver de quien proviene aquella voz, no hay nadie, así que decido ignorarlo y seguir escribiendo en mi pc. A los pocos segundos escucho nuevamente aquella voz que me susurra al oído. Mi piel se eriza, un miedo nace dentro de mí, lo que hace que mi corazón palpite agresivamente. Dudo en darme la vuelta, pero la curiosidad es más grande que mi miedo….