Capítulo VI

🎃Capítulo VI🎃
🎃"Mi hermosa Michelle"🎃

🎃Rick:

¿Por qué es tan difícil saber lo que dicen las runas que encontramos? Con esto me queda claro que ni en mis vidas pasadas me acerqué a la profesión de explorador científico.

Resoplo frustrado y escucho a alguien correr hacia donde estoy.

—Hola.

Mentiría si su voz no me sorprendiera. Alzo la mirada rápidamente y nada más verla, siento las mejillas encendidas al igual que mi cuello.

Ay, joder.

Bajo la mirada con rapidez y finjo concentrarme en lo que hago.

—Hola. —Respondo por lo bajo, fingiendo indiferencia pero creo que no lo logro.

—¿Has conseguido algo? —La escucho preguntarme y de reojo la veo agacharse a mi lado.

—Todavía nada —Resoplo dejando salir mi cansancio a flote y señalo las runas—. Son muy antigüos y no entiendo esa lengua —Me atrevo a mirarla—. ¿Y tú, encontraste algo?

—Nada —Niega y me extiende su mano con un sándwich—. Ten.

—Gracias. —Lo acepto y quedamos en silencio.

Se queda mirando fijamente las runas con el ceño fruncido. Me pregunto qué pasará por su cabecita en estos momentos.

Se ve tan adorable haciendo expresiones que me parecen graciosas.

—Quizás pueda ayudar. —Señala las runas mientras me habla.

—No me malentiendas, pero... —Trago el trozo de sándwich y la mira un tanto incrédulo y sorpresivo— ¿Tú sabes de esto?

—Me gusta los jeroglíficos, en especial los egipcios, pasé tres cursos en la preparatoria —Vuelve a señalar las runas y pregunta:—. ¿Puedo?

Me quedo estupefacto por un instante.

A ver, que yo no tengo instinto de acosador (bueno, tal vez un poco sí) como para saber absolutamente TODO sobre ella. Sé algunas (muchas) cosas que le gustan y demás, pero jamás pensé que los jeroglíficos era lo de ella. De hecho, ni sabía que era eso.

—Adelante. —Le doy las tres runas y las inspecciona a detalle.

—Rick... —Suspira volteando a verme, yo también la veo— Lo siento por como te hablé hace un rato —Hace una pausa—. Toda esta situación me sobrepasó y... acabé colapsando.

—Disculpa aceptada —Le sonrío dulcemente y veo sus mejillas sonrojadas—. Y... yo también lo lamento, no debí decirte aquello, creo que también fue culpa de la situación.

—Te perdono. —Terminamos riéndonos por unos segundos más.

Vuelve la mirada a las runas y se queda observándola y organizándolas por los siguientes diez minutos en los que yo me la paso mirándola embobado.

Mi hermosa Michelle.

—"Pequeñas pistas en cualquier lugar que no se ven".

—¿Qué? —Cuestiono, saliendo de mí ensimismamiento.

—Eso es lo que dicen las runas.

—Eso quiere decir.... —No me deja terminar.

—¡Que tenemos pistas delante de nuestras narices y no nos damos cuenta! —Ahí sentada, mientras exclama con alegría, hace un bailecito rarito pero gracioso y se ríe.

—Vamos, hay que avisarle a Theo y a Ana.

Me levanto primero y extiendo mi mano en su dirección, la toma sin dudar y la ayudo a levantarse. Y sin darnos cuenta, vamos agarrados de mano, hacia el interior de la mansión de Miranda Cox.

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Próxima Actualización 26/10