¡atraparme! si te atreves

01 (02 Él no es un príncipe y ella no es una princesa.

Después de avanzar por un rato, por fin bajan y llegan a una plaza, Noé mira a los lados y ve como lo observan. Al parecer su aspecto era muy llamativo, la encapuchada lo jala hasta llegar a una zona apartada hasta un motel y entran en él. Ella habla en Turco con el dependiente y este los mira extrañado.

- No creo que piense que somos una pareja. - dice Noé con burla y sarcasmo.

El dependiente observa a Noé con extrañeza, ella sonríe pícaramente, dice otro par de cosas en turco y toma a Noé desprevenido. Lo jala por la playera hacia ella, le da un feroz y apasionado beso que el corresponde al instante, la toma por la cintura atrayéndola hacía él con desesperación, ella se separa y mira al dependiente, este le entrega una llave con expresión burlona. Ella la toma, se despide y agarra de la mano a Noé para llevarlo al ascensor. En cuanto las puertas se cierran ella lo suelta bruscamente y su expresión se vuelve fría.

- Me estás trayendo más problemas de lo que pensé.

Él se veía complacido, esos carnosos labios eran más suaves de lo que había esperado. En eso suena el celular de la chica y él logra ver la palabra "Tigre" en el identificador de llamadas. Ella contesta y su tono cambia por uno meloso.

- Hola Cariño, me extraña que te comuniques antes de lo previsto, te dije que estaría muy ocupada.

<Al parecer está persona era diferente a la otra con la que había hablado hace rato> Pensó Noé para sí.

Las puertas del ascensor se abren y ambos salen, se dirigen a una puerta y entran.

- No cariño, no esperaba que el perrito fuera tan molesto y se saliera de control, se que tu cliente espera que llegue su perro gruñón en una pieza, pero no te preocupes, prometo que lo regañaré para que se porte bien.

Noé estaba molesto escuchando como se referían a él. Al entrar a la habitación y cerrar la puerta detrás de ellos, ella se quita la mochila y la sudadera sin soltar el celular.

- No cariño, no permitiré que le hagan nada. Pueden amenazar todo lo que quieran, no podrán separarme de él y si lo intentan espero recen por qué los dejé seguir respirando.

El chico miraba como la chica se contoneaba de un lado al otro. Sin darse cuenta se acerca a ella, percibió un peculiar olor que no pudo identificar.

- Gatito ya se comunicó conmigo, en cuanto estemos en Londres prometo llamarte, besos, bye.

Ella cuelga y suspira, al darse la vuelta retrocede un par de pasos al ver a Noé justo detrás de ella observándola fijamente. La chica suspira y mira a otro lado, se sintió extraña con la sercania del chico.

- Dime Leo, ¿Por qué tienes que pintarme el cabello?

Ella lo mira por un momento y sus grandes ojos verdes estaban fijos en… ¿su boca?, Leo desvía la mirada con una expresión serena aunque por dentro su corazón palpitaba alocadamente.

<Jamás volveré a hacer una misión de este tipo, este maldito es tan guapo que no me deja concentrarme, prefiero matar a todos por igual.> Pensó apenada para si misma.

- Por si no lo has notado llamas mucho la atención, necesitamos pasar desapercibidos. Con el cabello negro y pupilentes cafés, espero que no resaltes tanto.

- ¿No crees que pueda pasar desapercibido si hago esos cambios? - dice él con un semblante burlón.

- No. Eres demasiado atractivo como para ser ignorado, al menos con esos cambios espero no puedan reconocerte fácilmente.

Leo lo dice de una forma casual y se recarga en la cómoda junto a la cama. Él se acerca y ella tiene que mirar hacia arriba, percibiendo una sensación extraña y peligrosa, la cual no le desagrada.

- ¿Admites que te parezco atractivo?

- No soy ciega.

Él recargó sus manos sobre la cómoda a los costados de la chica, se agacha para quedar frente a frente. Se acercó a sus labios lentamente, podían sentir la respiración uno del otro, el cosquilleo en ambos era evidente, pero cuando Noé estuvo a punto de besarla sintió algo frío en su entrepierna. Bajó la mirada y observó una daga que presionaba sus joyas familiares, con una sonrisa miró de nuevo a la chica que sonreía pícaramente.

- No soy una de las princesas que caerá a tus pies solo por ser el guapo príncipe.

- Mmm… eres interesante.

- Soy una persona impredecible, deberías cuidarte de eso.

Él hizo una maniobra rápida tirando la daga al suelo, después de un intercambio de movimientos rápidos con las manos, Noé logra poner los brazos de la chica sobre su cabeza aprisionándola. Ella trató de golpearlo con sus piernas pero él se había colocado entre ellas evitándole moverse, de nuevo habían quedado sus rostros muy cerca.

- Yo no soy el príncipe que las damas creen que soy.

- Por fortuna no soy una dama.

Sus respiraciones se agitaban, el se acerca de nuevo pero ella logra safar uno de sus brazos y le golpea en el cuello, el tose y se aleja instintivamente, Leo se pone de pie para llegar a su mochila sacando un par de cosas, él carraspea y se recompone.

- Por ahora solo quiero terminar con esto porque no quiero ser descubierta. Ah por cierto.

Leo mira por encima de su hombro a Noé con una mirada fría y sombría.

- Muy pocos conocen mi identidad, si me entero de que comienzas a exponerme… regresaré un día por la noche exclusivamente para cortarte el cuello.

Noé se sienta y ella le lanza el tinte a la cara. Él lo toma ágilmente y le mira molesto.

- Deja de lanzarme cosas a la cara.

- Entonces compórtate, tu descuido casi nos arruina.

- Dijiste que no te importaba lo que me pasará.

Ella suspira malhumorada cruzándose de brazos.

- Lo dije porque pensé que te darías cuenta que no puedes hacer las cosas solo. Además fui por el tinte. Pero te dije que te quedarás quieto.

- Cómo iba a saberlo, sentí que me dejaste a mi suerte. Tenía que hacer algo.

Ella se alborota el cabello con frustración.

- Ok, me equivoqué. Debí decirte las cosas claras, ahora solo pintate el pelo y ponte los pupilentes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.