Leo inmediatamente miró por su hombro y le Silva a Rinaldi para hacer una seña de haber acabado, Rinaldi asiente tranquilamente. El encapuchado mira al Réferi y levanta las manos en rendición, este molesto y decepcionado frunce el ceño, un poco decepcionado mira al público.
- ¡El ganador es el Cazador!
La gente comenzó a abuchear molestos por qué el invicto se estaba retirando. Leo se dirige a la salida pero Noé estaba molesto. Toma a Leo por el hombro al pasar junto a él, el encapuchado lanza un golpe potente que Noé cubre, hacen un enfrentamiento rápido y muy feroz. La gente había enmudecido por la destreza de ambos, era la primera vez que Leo atacaba primero a un oponente.
- ¡No me fastidies cazador!
Noé sonríe y ataca al encapuchado de forma repentina, los ataques fueron rápidos y precisos, pero Leo respondió con una serie de contraataque de golpes secos y fuertes que Noé bloquea, a pesar del feroz enfrentamiento el encapuchado no tenía rastros de cansancio, aunque Noé se percató que ya estaba agotado. Noé responde con un par de golpes que hacen retroceder a Leo, la gente se había emocionado.
Rinaldi se pone de pie molesto y le grita al Réferi que intervenga, así lo hace y detiene a Noé para que deje de atacar. Leo aprovecha para salir de la jaula y cerrarla a su espalda. Al girar se topa con Gibson quien le cierra el paso junto con unos cuantos guardaespaldas, la pequeña figura trata de avanzar pero Gibson logra detenerlo.Leo mira a su alrededor y termina subiendo por la jaula y brinca hasta uno de los balcones privados. Noé les grita que lo sigan y así lo hacen, después trata de salir y el referí lo detiene.
- No puedes salir, aún queda una pelea.
- No me interesa.- dice Noé molesto, solo quería salir tras del encapuchado.
Rinaldi se pone de pie molesto y mira a Noé.
- Reglas son reglas amigo, si no cumples no quiero verte de nuevo en mi territorio.
Noé lo mira con soberbia.
- ¿Acaso sabes quién soy?
- Si, pero este mundo tiene sus reglas señor Hunt, la última pelea y podrás salir.
Ambos se miran desafiantes y Noé asiente con un semblante frío, un hombre afroamericano de dos metros diez entra a la jaula y Noé lo mira con burla.
Mientras tanto Leo había salido de los privados y había intentado salir del lugar, cada entrada tenía guardias, unos cuántos perseguían al encapuchado pero este los había burlado, en una salida un guardia logra ver a Leo y saca su arma para dispararle. Leo esquiva el disparo pero su perseguidor de atrás había recibido el impacto. Al instante cae inconsciente y Leo observa que se tratan de dardos tranquilizantes. Ella corre al ver que comienzan a dispararle y logra huir a otra área donde no les permiten entrar.
- Mierda cazador, realmente te has vuelto un problema.- murmuró con amargura.
Repentinamente alguien jala a Leo dentro del baño pero con una maniobra Leo se soltó y sometió contra la pared a quien la había jalado.
- ¡Espera espera espera!, ¡So-soy yo León!, ¡no me mates!.
Leo reconoce la voz y lo suelta y gira para observar detenidamente al rubio de ojos castaños.
- ¿Alan?..., ¿Alan Harper?
- Si, soy yo.- dijo el adolorido.
Leo lo abraza felíz y Alan le regresa el fraternal abrazo, ella se baja la capucha y la expresión de su rostro mostraba a alguien que se reencontraba con un viejo amigo. Alan le mostró su maleta a Leo y ella le da las gracias, ambos entran a un cubículo del baño.
- Me da gusto verte, pero ¿Qué demonios haces aquí Alan?
La chica comienza a desvestirse frente a él y queda en ropa interior.
- Acompaño está noche a mi jefe, tengo dos años que renuncié de inteligencia.
- No te imaginas cómo te extrañamos, las misiones eran más fáciles contigo y gatito a cargo.
- Yo también las extraño, era muy divertido ayudarles.
En eso se escucha la puerta del baño abrirse abruptamente y Leo coloca a Alan sobre ella para que la cubriera, ella le rodeaba la cadera con sus piernas quedando en una pose comprometedora. En ese momento abren la puerta de su cubículo y unos guardias miran a Alan, se sorprenden y el rubio se pone rojo como un tomate, en eso Leo comienza a hacer gemidos. La situación parecía que había encontrado a un par de indecentes en el acto. Los guardias se disculpan y salen del baño. Alan se pone rojo como tomate y retrocede un poco.
- Que vergonzoso.
- Jajaja no pasa nada Alan.
- Por dios León, tu y Tigre son las únicas que me hacen dudar de mi sexualidad.
- (pícara) Huy, eso es un cumplido.
Ambos ríen. Leo se pone un vestido plateado con una abertura al frente dejando ver sus tonificadas piernas al caminar, era un vestido de manga larga y hombros descubiertos mientras Alan la maquilla. Se da la vuelta para que él le suba el cierre del vestido y le arregla el cabello mientras ella se coloca algunas cosas de joyería.
- Si salimos juntos todo estará bien, soy el secretario del señor Hunt así que no me detendrán ni nada.
Leo se congela y lo mira asombrada con sus grandes ojos ámbar. Él se queda extrañado por su reacción.
- Alan… Noé Hunt me está persiguiendo. Sabe cómo luzco, no puede verte conmigo o te meteré en problemas.
El rubio abrió sus ojos como platos y se queda sorprendido.
- ¿Porque sabe cómo luces?
- (suspirando) ¿Supiste del incidente en Londres?
Él jala una gran bocanada de aire con sorpresa.
- ¿No me digas que fuiste tú quien lo salvó?
Ella asiente, gira para quedar de frente a Alan quien admira a la hermosa mujer que estaba frente a él.
- (Pícaro) Así que ¿tú eres la que le robó el corazón a mi jefe?
- (Frustrada) no me digas eso, no quiero a nadie más persiguiéndome.
- No veo lo malo de que el señor Hunt te pretenda.
- No pienso discutir esas cosas contigo Alan.
Alan se ríe al notar que las mejillas de la pelinegra se sonrosaban, le da una tarjeta de presentación y ella la guarda. Leo agarra una correa con una pistola de bajo calibre junto con unas cuantas dagas transparentes, levanta su pierna para colocarlo en ella y dejarlos ocultos bajo el vestido. Alan suspira recordando los viejos tiempos.