Atrévete

Capítulo 15

—No, no. Definitivamente no puedo acercarme a morderle la oreja como si fuera escena erótica —niego otra vez. 

Estamos en una pizzería, las clases ya acabaron y vinimos todos a comer pizza y a crear la lista de “conquista”.  

Rápidamente Noah propuso como primer paso que yo le mordiera sensualmente la oreja a Alessio, qué tontería, no haré eso nunca, jamás de los jamases de la tierra y de los demás planetas. 

—Bien, entonces ¿qué proponen ustedes? —Noah se lleva otro pedazo de pizza a la boca.  

—Yo digo que el primer paso sea cambiar la timidez de Lira —sugiere Martín.  

—No soy tímida, bueno sí pero sólo con Alessio, con ustedes no. —Apoyo la cara en mis manos.  

—Exacto Lira, con nosotros no eres tímida porque ya nos conoces bien, pero con él sí porque no lo conoces, no son amigos y aparte te gusta; cosa que complica que te puedas comunicar sin tartamudear —explica Mikaela—. Que el paso dos sea volverte amiga de Alessio, eso es muy importante para que él vaya teniéndote confianza y te vaya agarrando cariño.  

—Como si fuera tan sencillo —mascullo.  

—El paso tres que sea quitar la vergüenza de Lira cuando habla con él, si a cada rato estás tartamudeando, Alessio terminará aburriéndose de ti —dice Noah.  

—Concuerdo, tienes que dejar de tartamudear para que él no se canse de que no seas capaz de formar una oración —afirma Martín. 

—¿Y cómo hago eso? —suspiro.  

—Muy fácil, mira, antes de hablar con él, prepárate, trata de engañarte creyendo y convenciéndote de que no te gusta y que su físico no te intimida ni te pone nerviosa —recomienda Mika—. Piensa que estás hablando con cualquiera de nosotros como siempre, relájate y suéltate, que te entre una dosis de atrevimiento y te creas capaz de cualquier cosa, convéncete de que hablarle a Alessio es pan comido. 

—Está bien, lo intentaré. —Asiento.  

—Hagamos algo, ponte a practicar con Sebastián, él tiene parecida la personalidad a Alessio, sólo le falta el físico. 

—¿Me estás diciendo feo? —pregunta Sebastián con los ojos entornados.  

—No, sólo tienes carencia de parecido al físico guapo de Alessio. 

—Ah, vaya, eso sonó mejor, gracias —expresa con sarcasmo.  

—Sí, sí, como sea —Le hace un ademán en su dirección, restándole importancia—. A ver, Lira, piensa que Sebastián es Alessio.  

—Mmm no creo que…  

—¡Tengo una idea! —me interrumpe—. Lira, ¿todavía tienes fotos de Alessio?  

—Sí, ¿por?  

—Pásame una a mi teléfono —pide. 

—Ok. 

Le pasé la foto donde Alessio salía de frente, esa foto fue cuando él llegó por primera vez a la escuela a mitad del segundo año. Mikaela salió disparada de la pizzería del centro y se fue sin decirnos absolutamente nada de a dónde iba, supongo que fue a ejecutar el plan que no nos dijo. 

Me quedé observando la foto que le tomé, era de hace aproximadamente 4 meses cuando él llegó al instituto y lo conocí, la maestra nos contó que él había llegado de un intercambio de Paris, porque sí; hasta donde sé, Alessio es francés. Ese día, en la clase de literatura nos tocaba recitar un poema que nos gustara y que nos lo supiéramos de memoria. Me encanta recordar cuando él recitó el poema “mi sueño” de Paul Verlaine.  

Flashback 

Alessio, eres el siguiente —llamó la maestra al nuevo alumno.  

Todos le prestaron atención en cuanto se paró al frente, se veía sereno y nada nervioso. Ese chico estaba causando muchos murmureos por parte de mis compañeras, y es que era muy atractivo, vaya que los franceses tienen un peculiar atractivo.  

—¿Qué poema escogiste y cuál es su autor? —le preguntó. 

—“Mi sueño” de Paul Verlaine —respondió. 

—Adelante. —La maestra anotó algo en su libreta. 

Y entonces, él comenzó: 
—Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante 
De una mujer ignota que adoro y que me adora, 
Que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora 
Y que las huellas sigue de mi existencia errante. 

<<Se vuelve transparente mi corazón sangrante 
Para ella, que comprende lo que mi mente añora; 
Ella me enjuga el llanto del alma cuando llora 
Y lo perdona todo con su sonrisa amante. 

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro. 
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro, 
El de virgen de aquellas que adorando murieron. 

Como el de las estatuas es su mirar de suave 
Y tienen los acordes de su voz, lenta y grave, 
Un eco de las voces queridas que se fueron…  

Terminó el poema y me quedé con ganas de más, de verdad que quería escucharlo más.  

—¿Qué crees que quiera decir autor con ese poema, Alessio? —La maestra repitió por automático la pregunta que les hacía a todos cuando terminaban de hablar.  
 
—Él quiere decir que hay alguien que él ama, pero que no sabe quién es. No sabe la apariencia de la mujer que ama, no sabe su forma de ser, no sabe nada a excepción que se siente comprendido por ella. Todo lo siente a través de un sueño, a través de su imaginación porque él imagina que la mujer también lo ama —contestó sin gesto alguno. 

—Estupendo, ya puedes sentarte. 

Me aprendí de memoria ese poema desde que él lo relató porque con ese lo conocí y sufrí un flechazo. Recuerdo que mientras él lo recitaba se mantenía inexpresivo, pero en su voz; en su voz se sentía de todo, no entiendo ni cómo es eso posible, ese poema lo sentí como una confesión, como si se tratara personal. 

Él a diferencia de mis demás compañeros que sólo se paraban al frente y decían de manera monótona el poema y con voz plana, no hacían sentir nada. En cambio, Alessio fue diferente, yo lo percibí diferente porque sentí como si el mensaje del poema estuviera moldeado para describir lo que Alessio siente. Eso sin duda me cautivó, me despertó intriga.  

No me di cuenta de cuánto tiempo había pasado en que yo estuviera recordando, hasta que veo a Mika a lo lejos corriendo hacia nosotros con un papel en la mano. 

—¡Listo! —Llega agitando el papel y, también una cinta adhesiva—. Tuve que ir a la papelería que está unas tres esquinas de aquí. 

Ahí fue cuando caí en cuenta que el papel que traía era una foto impresa a color tamaño carta de Alessio, justo la foto que le había pasado a su celular. Se acercó a Sebastián y le pegó la foto tamaño carta en la frente, Sebastián gruñó pero no se quitó el papel de encima. Él pasó de ser Sebastián a ser cara de Alessio con cuerpo de Sebastián. Capté lo que Mika proponía.  

—Mmm, no creo que esto funcione —declaro. 

—¿Por qué?, ya tiene su cara. 

—Sí, pero sigue sin ser él. 

—Uff, confórmate con esto —gruñe—. Ya ponte a practicar sin peros, Dios. 

—Okey —suspiro—. ¿Y qué digo?  

—Ahí está la trampa, tienes que ingeniártelas tú porque cuando de verdad hables con Alessio, no nos tendrás para darte ordenes sobre qué decir. Anda, ingéniatelas. 

Esto está muy raro. Me da cosa tener que ver una foto impresa de Alessio en la cara de Sebastián. 

—Mmm… Hola, Alessio. –Esbozo una sonrisa que me salió más como una mueca. 

—Te rechazo, largo —exclama Sebastián.  

¿Qué? ¿Es en serio? 

Abro la boca, indignada. Sebastián suelta una carcajada, no ve nada pero de seguro se ha de estar imaginando mi cara. 

—No, pues muchas gracias —bufo—, me ayuda mucho el rechazo del falso Alessio. 

—Síganle —alega Noah. 

Inhalo y exhalo para concentrarme. 

—¿Cómo estás? —pregunto, serena. 

—Como siempre.  

No creo que Alessio contestaría así pero decidí seguir con el teatro. 

—Me alegro. —Me rasco la nuca—. Y… ¿qué haces? 

—Nada que te interese.  

—Alto. Corte. Paren todo —demando—. Alessio no es tan grotesco como tú Sebastián, sí es gélido pero tampoco contesta tan grosero. 

—Ufff, está bien —musita él, y Mika le da un zape—. Continúa. 

Paciencia, paciencia. 

—¿Qué te gusta hacer normalmente? —Agarro otro pedazo de pizza para comerlo y me dé energía para tener serenidad. 

—Cagar. 

—Se terminó, con Sebastián no se puede. —Me cruzo de brazos. Noah, Mika y Martín le dan otro zape. 

—Perdón, es que no sé cómo no ser yo —expresa, levantándose un poco la foto para poder verme—. Otro intento. 

—Bien —soplo. 

—Me gusta leer, escuchar música, estar con mis amigos y así. 

La verdad no me sonó a Alessio pero bueno, debo continuarle. 

—Qué bien, ¿y qué te gusta leer? —Sonrío. 

—Corte —pide ahora él, esto ya parece una obra de teatro—.  ¿Y aquí qué digo?, yo no sé qué le guste leer o hacer a Alessio. 

—No importa, contesta con tus gustos, es sólo para que Lira sepa dar temas de conversación —responde Mika.  

—Ok. —Se acomoda la foto—. Me gusta “Veronika decide morir”, es mi libro favorito. 

—Bien, aquí corte —ahora pide Mikaela—. Aquí hay una recomendación, Lira, si tú le haces esa pregunta a Alessio y él contesta con un libro que tú conozcas y lo hayas leído, así te guste o no, puedes decirle tu verdadero punto de vista, por nada del mundo cometas de nuevo el error de tratar de encajar con gustos en común o opiniones similares, si en dado caso no conoces ese libro o algo de lo que dijo, te muestras interesada y preguntas sobre ello y así irá surgiendo amenamente la conversación y más temas sobre qué hablar, ¿ok?  

—Ok. —Asiento. 

—Estupendo, continuemos. 
 



#28986 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amoradolescente

Editado: 01.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.