Atrévete

Capítulo 31

Digamos que aún no era oficialmente una buena amiga de Alessio, pero habíamos comenzado, mis amigos me dijeron varias veces que luchara por él, es decir, si yo quería ser su amiga, debía atreverme a hablarle, porque las cosas no iban a suceder por arte de magia si me sentaba a rezarle al universo. La primera vez que me atreví a hablarle no había salido nada bien, pero lo hice, eso sí, no sabía que sus padres y los míos eran conocidos desde hace muchos años, y digamos que eso me facilitó estar cerca de Alessio, hasta pudo ser el destino dándome una oportunidad, pero el paso lo había dado yo, el paso había sido intentarlo, tardó tiempo pero funcionó. 

Muy probablemente después de unos días Alessio dejaría de hablarme, porque quizás hoy en esta noche en la que me había dicho que podríamos ser amigos, puedo haberlo dicho para animarme un poco debido a cómo me había visto de llorona. 

¿Por qué era tan importante para mí ser alguien importante para él? No lo sabía con exactitud, independientemente de que me gustara, tal vez quería demostrar que yo puedo enamorar a un chico. Nunca lo había hecho, y sería imposible con Alessio, pero ingenuamente albergaba un ápice de esperanza. Es como cuando te fue mal en un examen, y ya tienes por seguro que vas a reprobar, pero aun así tienes una ligera esperanza de que por motivos divinos aprobarás, ¿cómo se le llama a eso? No aceptar la realidad por miedo, bueno, aunque también están los que son como yo que han reprobado tantas veces que ya están acostumbrados y no tienen que ver la calificación para saber la respuesta. Y, no necesariamente es por falta de esfuerzo. 

Dejando de un lado los exámenes que no apruebo, Alessio y yo seguíamos en compañía, en silencio, con el único canto de los grillos haciendo eco. 

No tenía ganas de hablar, tan sólo quería disfrutar del paisaje y del perfume de Alessio, porque claro, era una fragancia hipnotizante. De alguna extraña manera y, cuando menos me lo esperaba, Alessio hacía especial una pequeña parte de mi día, y esa pequeña parte me hacía feliz por mucho tiempo. 

¿Cuánto tiempo íbamos a estar así? No lo sé, y deseaba que mucho, pero el tiempo no se controla ni se cambia a gusto y deseo de cada persona. El tiempo jamás se maneja, él te maneja a ti.  

Seguro ya era media noche y, como Cenicienta, debía hacer mi salida del castillo del príncipe. Curioso castillo que vendría siendo el lago, y curioso príncipe que no actuaba igual que uno. En fin, debía irme, no sé si ya se habrá acabado la fiesta. 

—Ya es tarde, así que, tenemos que irnos —avisé, levantándome.  

Recién me di cuenta de un no tan pequeño problema. Estaba hecha un desastre, físicamente.  

Mi vestido estaba sucio, realmente mugriento, manchado de lodo en las orillas, pisado de los bordes, todo maltratado, mi aspecto parecía como si yo hubiera ido a matar a alguien, o como si yo fuera una vagabunda elegante, bueno, no todos los días se ve a una vagabunda elegante. 

—Dios, no, ¿cómo voy a entrar así? —expresé, preocupada, haciendo un intento fallido de alisar mi vestido mientras maldecía por lo bajo. 

Mi mamá me va a matar, además de que me preguntará hasta el órgano. Aún me quedaba la puerta trasera por donde había salido, pero aun así cómo le explicaría a mi mamá de que el vestido terminó destrozado, sin arreglo. 

—Calma, se puede arreglar. —Alessio se levantó y miró mi vestido. 

—No, no se puede, en cuanto mi mamá lo vea me va a dar la reprendida de mi vida. —Me llevé la mano a la frente. 

—¿En dónde lo compraste? —preguntó—. Puedes ir a comprar uno nuevo y remplazarlo.  

—No, no, no se puede, no sé en qué lugar lo compró mi mamá. Y no puedo lavarlo a mano porque la tela es muy delicada y quedará peor. 

Entré en desesperación. Me moví de un lado a otro, inquieta y preocupada. 

—Tengo una idea. —Se puso la mano en la barbilla—. Te cambiarás y me vas a dar el vestido. 

—¿Acaso quieres probártelo? —solté, incrédula. 

Frunció el ceño. 

—Sí, eh, me lo voy a probar y haré un desfile de moda —ironizó—. Me lo vas a dar para que lo lleve a la tintorería. 

Me detuve.  

—Pero ¿cómo? En la mañana mi mamá me lo va a pedir y la tintorería tardará mucho en tenerlo listo y… 

—No te preocupes, lo llevaré en la madrugada, y estará listo temprano. 

—¿Estás loco? —exclamé—. Las tintorerías no están abiertas en la madrugada, además de que seguramente por estos lados remotos no hay ninguna, ya, soy una Lira muerta —dramaticé, tallándome la cara. 

—No exageres, sólo dame el vestido, lo traeré antes de que amanezca. 

—¡Pero eso es imposible! —exclamé, agitando las manos. 

Estaba considerando que Alessio estaba borracho, porque no había otra explicación. Lo que dice es realmente imposible, de verdad, no hay manera, ya alucina, delira. 

—Lira, sólo hazme caso —insistió. 

—Está bien —suspiré, poco convencida. 

No había manera de que Alessio pudiera ir a una tintorería en la madrugada que, por cierto, no había por aquí cerca porque estábamos a las afueras del pueblo y además ¿cómo diablos estaría algo abierto en la madrugada?  

Ya estaba preparando una excusa para darle a mi mamá. ¿Qué tal si le digo que me caí en un charco de lodo? Ay no sé. 

—Vamos. —Hizo un ademán para que avanzara. 

Caminamos de regreso a la cabaña, no estaba muy lejos, pero la duda me carcomía: ¿cómo Alessio había llegado casualmente al muelle donde estaba yo?  

Y no me iba a quedar con la interrogante en mi cabeza. 

—Alessio —lo llamé, él giró brevemente su cabeza—. ¿Cómo encontraste el muelle? 

Se supone que el no conocía este lugar. 

—Eh, te vi salir por la puerta trasera. 

Me detuve. Él hizo lo mismo al ver mi reacción. 

—¿Me seguiste? —Alcé las cejas. 

—Sí. 

—¿Por qué? —inquirí, confundida. 

—Porque te vi llorando, me dio curiosidad —respondió, simple. 

Asentí, un poco cohibida, qué vergüenza que me haya visto en ese estado, no sé qué pensará de mí. 

Continuamos caminando, no era por nada pero ahora sí que daba miedo el enorme bosque, pudo habernos salido un asesino, hasta la idea me daba un escalofrío, lo bueno es que venía con Alessio. Para la otra pensaré dos veces antes de huir sola a un bosque, no es normal ni sensato. 

Después de unos minutos, llegamos. Sentía la nariz roja como Rodolfo.  

Para mi sorpresa, la fiesta aún seguía, los aullidos de mi tío Daniel espantaban a las aves de todo el bosque, salían ahuyentadas.  

Con cautelo, Alessio y yo entramos por la puerta trasera, adentro no había nadie a la vista, así que subimos cuidadosamente al segundo piso. Tampoco había alguien. 

Los dos entramos a mi habitación y, ahora era lo incómodo. Digo, estaba en MI habitación a SOLAS con Alessio, jamás había estado así con un chico que no fuera Noah, y esto era diferente, diferente porque Alessio me atraía, y me atraía mucho.  

Y es que, ¿cómo vas a controlarte con un chico que te gusta y que lo estás viendo desde la perspectiva de tus hormonas? 

Bien, debo calmarme, me estoy yendo por lados que no.  

Tenía que quitarme el vestido, pero obviamente no iba a quitármelo delante de él. 

—Mmm, voy a cambiarme en el baño —avisé, agarrando mi mochilita. 

—Sí, sí. 

Se sentó en el borde de la cama, mientras yo entraba al baño. Me chocaba volverme a sentir nerviosa. 

Me miré en el espejo, no puede ser, ¿Alessio me vio así de fea? Mi pelo estaba esponjado, enmarañado, el maquillaje lo traía regado, parecía un monstruo con mis ojos rojos y manchados de negro, Diooosss, qué penaa. No entiendo cómo es que Alessio no se espantó ni huyó cuando me vio. Jamás estuve con tan mal aspecto, ni tan patética como ahora. 
 
Me lavé la cara, dejando expuestas mis ojeras, los ojos hinchados y rojos, tenía peor cara que un zombie. 

Me cambié por el único pijama que traía, y vaya que lamenté haber traído este pijama de Minnie Mouse. Di un pisotón, diablos, qué ridícula estoy con un pantalón y blusa decorados de Minnie. Esto no debería ser un problema, pero aquí estoy llenándome de valor para salir.  

Después de lidiar conmigo misma, salí.  

Y para mi desgracia, el pijama fue en lo primero que Alessio se fijó, y juro, juro que alcancé a percibir una mirada burlesca. Mis mejillas se encendieron y carraspeé desviando la mirada.  

Se levantó, y le extendí el vestido. 

—Bien, iré en la madrugada. —Lo tomó. 
—¿Sí sabes que el camino al pueblo es de tres horas y otras tres de regreso? ¿Cómo te vas a ir?  

—No iré hasta allá. 

No entendí, y lo vio en mi expresión. 

—Mira, vendré muy temprano a traértelo, tranquila. 

—Pero… 

No me dejó protestar, y antes de salir agregó:  

—Jamás vi a una adolescente que estuviera tan obsesionada con Minnie Mouse.  

Reí entre mi vergüenza. Cerró la puerta y me senté en el borde de la cama. 

Ahora no me preocupaba tanto el vestido, estaba segura que mi mamá me mataría porque sé que pagó una fortuna, y no quería que me castigara, pero Alessio me aseguró que lo traería limpio, y no le creía. 

Estuve por horas pensando. Ya eran las 2 am. Sí, el tiempo había pasado volando. Estaba a punto de caerme del sueño en el pasillo, me encontraba sentada vigilando como de costumbre que Owen no viniera. 

La fiesta había terminado a la 1. Ni siquiera vi si Alessio se había ido, por suerte nadie vino a mi habitación debido a que seguramente la mayoría andaban alcoholizados, en cuanto escuché que todos se fueron a dormir, me senté afuera de mi puerta, pensé que vería a Alessio pero no, ni siquiera sabía en dónde estaban sus padres.  

Me sentía ansiosa, me preocupaba Alessio.  

[…] 

Un zarandeo me hizo soltar un quejido. 

—Lira —los susurros de alguien me impedían seguir durmiendo.  

Ya ni dormir dejan. Solté un bramido. No iba a despertar tan temprano, me niego. 

Pero las sacudidas no cesaron. 

Somnolienta, abrí los ojos muy a mi pesar. Maldición, me sentía adolorida hasta los huesos.  

Froté mi cara, enderezándome en el congelado suelo, cada movimiento hacía crujir mi espalda y cuello.  

Dios, parece como si hubiera dormido en el piso… 

El sueño se me fue brutalmente. Alessio estaba de cuclillas frente a mí, mientras sostenía mi brazo. 

—¡Diablos! —Me levanté bruscamente, causándome un mareo.  

—¿Por qué estás aquí afuera? —Alessio se levantó, pero no puse atención a su pregunta, sino a la bolsa transparente que traía en su mano, y ahí estaba mi vestido. ¡Mi vestido!  

—¡Sí lo trajiste! —Le arrebaté con furor la bolsa, la abrí y, efectivamente, mi vestido estaba más limpio de lo que yo estaba.  

—Te dije que lo haría. ¿Cuánto tiempo llevas tirada ahí?  

Oh oh. Piensa rápido. 

—Eh… ¡Sí, eso! Yo estaba esperando a que llegaras, ajá.  

No era del todo mentira. 

—¿Y decidiste esperar acostada en el pasillo? —Alzó una ceja. 

Touche. 

—Eh sí, estaba cubriéndote —respondí, balanceándome en mis pies. 

Él formó una línea con sus labios. 

—Pésima idea —soltó—. Bien, ya tienes el vestido, me voy a dormir, deberías hacer lo mismo y, por si lo preguntas, en tu habitación hay una cama que puedes usar, es más recomendable que usar el piso. 

Reí, asintiendo con la cabeza repetidas veces. 

—Espera —lo detuve—, muchas gracias, no sé cómo le hiciste, pero en serio, me salvaste.  

—Nada de gracias, algún día me pagarás el favor —bromeó. 

Solté una carcajada, pero me tapé la boca inmediatamente para no despertar a nadie. 

—Adiós.  

Me despedí y entré a mi habitación, no pude evitar dar saltitos de emoción, ¡mi mamá no me va a castigar!  

Me preguntaba cómo es que Alessio lo había conseguido, el vestido estaba un poco arrugado pero casi nada, lo importante es que estaba limpio. 

Lo colgué, y me fijé en el reloj de mesita. 6:15 am, tenía tiempo para dormir un par de horas. 

Me acosté, pensando en el bonito gesto de Alessio, esta noche había sido muy lindo conmigo, más de lo que pensé que era. 

Después de todo, él sí era amable, quizás no le gustaba admitirlo, pero yo sí lo veía así, porque él me había visto triste y, a pesar de que no me conoce bien, me ayudó en muchas cosas, incluso en mi ánimo. 

Ojalá todos los días fuera así de lindo. Tal vez Alessio no sea como le da a mostrar a todos, puede que sólo quiera dar la apariencia de ser un refrigerador y por dentro se esconde alguien cálido. Dejé mis suposiciones y me puse a dormir. 
 



#28960 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amoradolescente

Editado: 01.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.