Ella se veía tan alegre, viva y feliz, que no parecía la típica chica que quisiese suicidarse. Y yo, era yo, yo por mi parte estaba apagada y tenía mi ropa más holgada, los huesos se notaban un poco en mi piel, las ojeras eran violetas bajo mis ojos, pero, ¿ella?. Ella jugueteaba con su dedos sobre sus piernas, con un color vivas en su bronceada piel, su cuerpo era delgado pero no a llegar a ser algo enfermizo, mostrándose de lo más relajada y yo estaba echa un manojo de nervios. Era la primera sección y no quería una segunda, estar en un círculo con gente que no conozco y que hable de mis sentimientos a brazos a abiertos y que todos me escudriñen con sus miradas de duda, pena o intriga, estar en complejo por responder sus preguntas. No, no, no, yo no estaba para esas estupideces y no las necesitaba.
Me daba cierta duda que hacia ella aquí, yo tenía un motivo, pero ella no tenía algunos aparente o al menos que ella lleve más secciones que yo, ella se veía mejor que los demás, algunos tenían marcas en el cuello y otras solo se vestían de color negro y remarcan sus ojos, jale un poco más las mangas de mi suéter sobre mis manos no quería que vieran mis vendajes y llamase la atención, enfrente de mi había unas chicas que cuchicheaban entre ellas mientras veían a cada uno, eso me molestaba, sí no tenía empatía mejor que no vinieran, gente de mierda!.
Me decidí por hablarle, me había dicho el psicólogo que hiciera amigos, tenía que hacer mi lista de amigos, me acomode más los anteojos y carraspie un poco bajo, luego un poco más alto, ella volteo. Sonrió. Esa era mi forma tan estúpida de intentar hacer amigos.
—Hola, Soy Vid.— hasta saludaba alegré.
— ¿Vid? — pregunté frunciendo el seño
— Sí, es algo asi... bueno mi nombre es Vida, que patético ¿No?— Saludo a la nada y prosiguió— Hola soy Vida y estoy en un grupo de autoayuda por suicidio, ¿Absurdo? Sí.— dijo como si se estuviera presentando a todos pero con una voz a un volúmen solo para ella y yo.
No pude evitar reír un poco, moviendo mis hombros y negué con la cabeza completamente divertida. Si era totalmente absurdo.
— ¿También lo intentaste?— inquirí
—!Clarooo¡ No es que como que me guste mucho el grupo, todos lloriquean y dicen sus problemas y, y... y piensan que con eso nos curaremos.— dijo como si fuera lo más absurdo.
— Entonces este grupo no sirve?
— No — agregó — bueno no lo sé. Yo creo que hay veces en las que no quieres ser "rescatado" como ellos dicen. ¿Me entiendes?
Negué
— Sí, mira, — se lo pensó unos segundos— Hay veces en las ni tu mismo, ni nadie te puede dar una explicación exacta de que haces aquí ¿Osea? ¿Que hago aquí? ¿Me entiendes? Mira no necesito ser rescatada yo sé lo que quiero y lo que no quiero, yo e dividido a los "suicidiadores" en dos partes, los que quieren ser rescatados, son esos ¿Ya sabes? — se acercó un poco a mí como si me dijera un secretillo— los que no se bañan, son tristes que enseñan a tooodo el mundo que se autolastiman y se hacen las victimas, me entiendes, eso que avisan que están mal y quieren ayuda, ser rescatados,— tal vez yo pertenecía a ese grupo, pensé— los del segundo grupo, soy yo, los que no avisamos, los que nos importa muy poco nuestra vida, las que solo lo pensamos como y lo hicimos, sin llamar la atención, en silencio.
—¿Y ellos no quieren ser rescatados?
— No, no lo necesito.
— Lo vas a volver hacer?
— Tal vez — dijo encogiendo sus hombros, como si dijera cualquier cosa.
La que dirigía está cosa, comenzó a hablar y a hablar sobre que teníamos que aceptarnos tal y como éramos, que teníamos que amar a los demás, cosas así y con un bandorete comenzó a cantar una extraña melodía, que decía algo así como de "amar y seremos amados".
No entendía a que se refería ¿"amar y ser amados"? Eso no tenía ni una pizca de razón, ni sentido, ¿Yo no iba amar a alguien que me lastimase? ¿Amar y se amado? Basura, yo no recuerdo que mi madre recibiera lo mismo de mi padre, ¿o si? No, ella lo amaba estúpidamente y él la mataba a golpes. Así que no quería que me vinieran a decir que eso era bueno. No escuché la mitad de lo que decían, Vida, solo miraba todo con desdén, al igual que yo. Y después de eso nos mantuvimos en silencio.
Después de la larga hora termino todo, ella agradeció la atención canto otra canción y todos se dieron un abrazo, yo me limité a alzar la mano deteniéndo cualquiera que quisiera acercarse a mí y así fue nadie se me acercó, ni intentaron abrazarme. Tal vez también fue por qué tenía mi cara de culo pero yo no quería esto. Vida había salió en cuanto la dirigente, se dio la vuelta a poner una melodía en la pequeña estéreo, eso fue casi al final.
Tomé mi mochila y me dispuse a salir, la dirigente despidió a todos con ganas, pero cuando me vio a mí, se detuvo y me habló.
— Lola, deberías abrazar la ayuda— dijo con entusiasmo, una gran sonrisa— el aceptarse es amar, el amar es mejorar.
— Sí, si, el amar es mejorar
Cuando todos comenzamos a salir, todos de amontonaron en el elevador, empujandose los unos a los otros, ese momento a todos se les olvidó en amor que sentían los unos por los otros, antes de cruzar las puertas dobles.
— Hipócritas— murmuré para mí misma.
Comencé a bajar las escaleras una a una, solo eran dos pisos así que no fue gran cosa. Cuando llegue al último piso, ahí estaba Vida, otra vez peleando con una máquina dispensadora de golosinas. Refunfuñaba mientas agitaba la máquina.
La miré, ella me devolvió la mirada y hablo.
—¿Me ayudas?
Asentí, observé a la secretaria que estaba del otro lado del umbral con sus pequeños anteojos en la puntilla de su nariz, no prestaba atención, comenzamos a zarandear la maquinaria y el dulce cayó, pero no solo ese, le siguieron una docena que vino junto con ese.
Doña anteojos, se dio cuenta de nuestra presencia— Eyy!!— gimoteo.
Nos quedamos estáticas, intercambiamos unas miradas, me apure a usar mi suéter enorme como bolsa y tome todos los dulces, Vida comenzó a reír, me señaló. Señora "anteojos" se levantó de su escritorio y nos echamos a correr fuera del edificio, corrimos por el parqueo, que era grande nos quedamos al final de la banqueta y nos tomamos de las rodillas agachandonos a tomar aire, en ese momento cuando el cabello rubio de Vida cayó, me di cuenta que las puntas tenía diferentes colores de tinta.