Aurora: Luna de sangre

Capítulo 1: Luna de sangre

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Capítulo 1

Ciudad blanca, Colina de cuarzo al este de la ciudad.

A las sombras de los árboles, se encontraba un joven caballero, vestia una armadura ligera negra, su mirada llena de odio mientras miraba la ciudad blanca, volteó hacia el lado opuesto de la colina, observaba a su ejército con una mirada firme y penetrante. Frente a él, una gran cantidad de caballeros y asesinos, aproximadamente dos mil de ellos, aguardaban en silencio, listos para marchar con la orden de su señor.

La tensión en el aire era palpable, tan fuerte que hasta la violenta ráfaga de viento se abrió cómo si temiera interponerse en el solemne momento. El joven caballero se giró hacia su asistente, un hombre delgado y visiblemente nervioso, que esperaba las instrucciones con atención.

— Capitán ****: Señor, las tropas están listas para partir en cuanto lo ordene —informó el asistente con voz tensa.

— Joven caballero: Perfecto... Quiero que todos estén preparados para atacar en el momento en que la luna alcance su punto más alto. No olviden, al amanecer la mansión Ashki no debe tener rastros de vida. —respondió sin apartar la vista del horizonte.

El asistente asintió, listo para retirarse, pero antes de que pudiera dar un paso, el comandante lo detuvo con un gesto de la mano.

— Joven caballero: ¡Ah Louisse, una cosa más!. Muestra este retrato a todos, él debe vivir, lo quiero ante mí, de rodillas... Luego envía un mensajero a la posada "Luz de Medianoche". Encárgate personalmente de enviar un mensajero y que entreguen esta carta al dueño y que diga lo siguiente: " El pacto de los seis se llevará a cabo, es hora de cobrar los intereses".

— Louisse: entendido, señor. Respondió visiblemente inquieto. Recibió la carta con manos temblorosas y salió apresuradamente.

Mientras el joven caballero lo observaba alejarse, una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro, volteando hacia ciudad blanca nuevamente y pensando para sí mismo; "Me pagarás con sangre y la vida de tu gente, suplicarás agónicamente perdón, pero ya es tarde"

—Joven caballero: ¡Shadow! —gritó con fuerza.

De las sombras emergió una figura oscura, inclinándose con respeto.

— Shadow: joven amo Mouda ¿Cuál es su orden?

—Joven Mouda: Quiero que vayas a la ciudad —dijo el comandante con tono severo—. Busca al objetivo. Síguelo y no lo pierdas de vista. Envía a alguien a informar detalladamente cada movimiento que haga, partiremos antes del atardecer.

— Shadow: entendido, le traeré buenas noticias.

El joven Mouda volteó hacia la colina, su mirada clavada en los caballeros que se reunían alrededor de una tienda improvisada, dónde hacían prácticas de lucha.

—Joven Mouda: Disfruta esta noche, Arthur —murmuró. Será la última vez que gozarás de algo en esta vida. —Tras esas palabras, soltó una breve carcajada que resonó en el aire frío de la noche.

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Horas más tarde en una posada a las afueras de la ciudad.

El mensajero, con la carta bien guardada en su cinturón, llegó a la posada "Luz de Medianoche" bajo la luz tenue de las farolas que apenas iluminaban las calles vacías. Tocó la puerta seis veces, un patrón que el dueño reconoció al instante. Una pequeña rendija se abrió, y dos ojos desconfiados lo escrutaron desde el otro lado.

— "El pacto de los seis se llevará a cabo, es hora de cobrar los intereses". El mensajero habló en tono fuerte, lo suficiente para que escuchara detrás de la puerta.

La puerta se abrió, revelando a un hombre viejo y encorvado, quién con una señal le indicó que entrara a la recepción, el hombre entró aún con un poco de miedo, se pudo ver unos hombres encapuchados sentados en algunas mesas, la luz era muy tenue por lo que no podía ver la cara de ninguna persona.

Caminó un par de pasos, se acercó al mostrador de la posada y dejó la carta sin decir una palabra, salió muy rápido evitando las miradas de aquellas personas, desapareciendo en las sombras de la noche tan rápido como había llegado.

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Centro de la ciudad.

El ánimo del festival era increíble, luces y colores brillantes por todas partes, emociones, risas y alegría se podían percibir en cualquier lugar al que dirige su mirada, entre la gran cantidad de personas, Shadow se movía cómo un pez en el agua, invisible desde la superficie, muy difícil de atrapar. Su figura delgada y ágil le permitía mezclarse entre la multitud sin levantar sospechas, mientras sus ojos afilados no perdían de vista a su objetivo; Arthur y su hermana.

Habían pasado un par de horas desde que Arthur y su hermana se encontraban disfrutando del encanto del festival. Su hermana, con los ojos brillantes, observaba con asombro los puestos de comida y los artistas callejeros que llenaban la plaza. Se reían y conversaban, ajenos al peligro que acechaba tan cerca.

— Arthur: Sophi, ¿Te gusta el festival este año? —preguntó sonriendo.

— Sophia: Es el mejor de todos — dijo con entusiasmo—. Mira, Arthur, ¿ves a esa mujer bailando con fuego? Es increíble. Quiero aprender a hacer eso algún día.

Arthur rió ante la energía de su hermana, la cual aunque muy inocente para su gusto, siempre lo contagia.

— Arthur: con lo inquieta que eres, no me sorprendería verte bailando con fuego mañana mismo —bromeó.

— Sophia: ¡Humm!, con lo sobreprotector que eres, no creo que me dejes ni acercarme ni a la palabra fuego escrita en una fuente de agua.

— Arthur: Después de todo, si no fuera por mí, quien sabe que cosas te podrían haber pasado sin mí.

— Sophia: Fuuuu, no me hagas recordar eso, déjame divertirme.

Los dos continuaron paseando entre la multitud, mientras la música alegre resonaba en el aire.

Ignorantes de cualquier peligro, Shadow sabía que no era una noche festiva; su misión, aunque simple hasta ahora, era parte importante del trabajo, no podía permitir que sus objetivos escapasen antes de que el plan del joven amo se llevara a cabo.




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