— 4to anciano: je je je, ya era hora, el físico de éste chico es interesante,yo me encargo de ésto ahora, ¡Tráiganme el sello de hierro!— dijo mientras se acercaba a dónde se encontraban arrodillados, heridos y sin fuerzas.
Shadow, quien de inmediato se dirigió al horno, era alguien muy respetado entre los hombres de la familia Mouda, nadie se atrevió a si quiera respirar cuando él estaba cerca.
Abrió el horno y con unas pinzas de hierro agarró una especie de bastón metálico de un metro de largo, la puta había sido calentada hasta el punto de que el metal se tornó de color rojo brillante. Su punta tenía un sello de calor, era una figura de dos gotas y una luna naciente.
Caminó lentamente hasta donde se encontraba el 4to anciano, quién tenía en su mano un guante de acero que parecía estar lleno de paños mojados.
El anciano tomó el sello y miró con una sonrisa complacida a Arthur, quién intentó resistir, pero fue en vano. Empujó sobre su mejilla y lo estampó en la piel de Arthur, riendo con sadismo a carcajadas.
— 4to anciano: Te enviaré a un lugar del que nadie regresa. Para que vivas un infierno y mueras miserablemente.
¡¡Aaaagh!! Arthur gritó desesperadamente del dolor.
Se desplomó y arrastró por unos minutos que parecían horas.
La mirada en sus ojos, llenos de tristeza, se dirigió hacia la última bandera de su familia, mientras era consumida por las llamas, antes de pensar cualquier otra cosa sintió un golpe que lo hizo perder la consciencia.
Después de haber terminado la sangrienta lucha, la mansión de los Ashki quedó atrás en silencio, cuerpos inertes por sus pasillos y jardines.
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Tac... Tac... Tac, un goteo incesante en su rostro, lo despertó, sintiendo un dolor inmenso por todo su cuerpo, estaba atado con cadenas y su cabeza cubierta con una tela negra que obstaculizaba su visión.
Por el sonido de los cascos y el movimiento agresivo del carruaje al chocar con las rocas del camino, entendió que estaban recorriendo un camino muy escarpado y sinuoso.
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6 días después...
El carruaje parecía estar más estable y el camino que recorrían estaba completamente aplanado sin obstáculos. Ya no parecía ir tan rápido como antes, así que Arthur asumió el hecho de que ya no estaba en el Reino Nórdic, tomando en cuenta los días de viaje, estarían en la frontera de Su vecino Kayros en un par de días.
Había sido alimentado con pan y agua todo éste tiempo una o dos veces al día, pero sin ser desatado y sin poder ver nada; ya que era alimentado por alguien más.
Arthur algunos días atrás al intentar mover la bolsa de su cabeza se percató que debajo de la bolsa de cuero, tenía una venda que le cubrió ambos ojos y la mitad de su rostro,
Al no poder ver nada ni en qué enfocar sus pensamientos, se perdía en los recuerdos de lo que ocurrió aquella noche, aún estaba preocupado por su hermana Sophia, no podía dejar de imaginar que le habrá pasado si logró llegar a la casa Snow.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el abrupto movimiento del carruaje, se detuvieron para descansar, cómo lo han venido haciendo cada día.
Habían pasado algunos puntos de control del Reino Kayros, podía escuchar el modo de hablar de los soldados, para determinar hace cuánto tiempo habían dejado Nórdic.
Eran más de 7 días de viaje desde Ciudad Blanca hasta el paso Greenwall y después de eso habían pasado unos 9 o 10 días dentro del Reino Kayros, los caminos estaban pavimentados con roca y arcilla, lo que hacía los trayectos más fáciles de recorrer y en mucho menos tiempo. Significa que la distancia entre Arthur y su antiguo hogar era mucho más larga de lo que pensaba.
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Llegaron a un control, ésta vez parecía ser uno muy estricto donde les pidieron revisar todo lo que llevaban en el carruaje, después de unos minutos, comenzaron a avanzar nuevamente, el camino está vez era diferente, no se sentían los golpes de las ruedas con las rocas o huecos, imaginó inmediatamente que habían entrado a una ciudad. La cuál era muy probable que sea el lugar dónde lo llevarían.
Después de recorrer la ciudad, escucha como se detiene el carruaje y se abren las puertas, es agarrado con mucha fuerza por los hombros y tirado del carruaje, al bajar y ponerse de pie, le dan a beber agua y unos segundos después, sintió mareos y poco después perdió el conocimiento.
Sonidos de gotas cayendo sobre su cara llegaron a sus sentidos, Despierta poco a poco, a medida que abre su ojo, ve una tenue luz en la pared de piedra, estaba acostado sobre una cama de piedra que tenía una tela de cuero sobre ella.
Desde el techo y la pared corria lentamente gotas de agua creando charcos de barro en el suelo, al observar brevemente se dió cuenta que se encontraba en una cueva subterránea, iluminada por una piedra de Aurora, que con su brillo tenue solo podía ver algunos detalles de su alrededor.
El aire era frío y denso por el polvo y la humedad, el olor a moho era muy fuerte, intentó levantarse precipitadamente, pero un dolor agudo recorrió su cuerpo. Había sufrido una herida en su pecho que se encontraba vendado, su mano izquierda está inmovilizada, su ropa está hecha jirones, tiene moretones en cada rincón de su piel. Al tocar su rostro, notó una venda áspera que cubría la mitad izquierda de su cara, al tocarla pudo sentir cómo si el mismísimo hierro fundido estuviera tocando su mejilla.
Gimiendo de dolor, Arthur se incorporó lentamente, observando su alrededor. La cueva era pequeña, sólo había algunos objetos desgastados. Antes de caminar, se apoyó en la pared rugosa, intentando mantenerse en pie. El musgo resbaladizo bajo sus pies no ofrecía mucho apoyo, pero consiguió avanzar lentamente hasta una cortina de cuero que cubría la entrada.
Al atravesarla ve una cueva más grande, con algunas entradas similares a la cueva de dónde había salido. Ésta cueva estaba un poco más iluminada y el olor a moho ya no era tan fuerte, el área tan espaciosa despertó su interés y al levantar su mirada pudo observar en el techo que estaba hecha de algún metal azulado parecía tener una puerta metálica llena de patrones, 2 dragones alrededor de la puerta curvando su cuerpo alrededor de ella y con sus dos garras delanteras sujetando lo que podrían ser la cerradura.