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— Jean: ¡Arthur! ¡Arthur! ¡Despierta, es hora de trabajar!
— Arthur: Mmmm... ¿Qué pasa? Déjame descansar... Me duele la cabeza. Respondió girando bajo las mantas, molesto por la interrupción.
— Jean: ¡Despierta! Insistió. Ya has dormido casi medio día. Si no te levantas ahora, perderemos todo el día de excavación.
— Arthur: ¡Aagh! Me duele la cabeza. Gruñó, apretando los ojos. Quería descansar un poco más...
— Jean: Vamos, vamos, ya levántate. Replicó, empujando la manta para descubrirle el rostro.
Arthur, aún medio dormido, intentó incorporarse, pero de inmediato sintió un revoloteo en su estómago. Ya voy… dijo. Antes de sentir cómo su garganta se cerraba y el estómago se le revolvía. ¡Uwg, uwg, waaaag!
— Jean: ¡Oye, chico! ¡No vayas a vomitar en la tienda! ¡Sal rápido! gritó, mientras lo empujaba afuera.
Arthur apenas lograba mantenerse en pie. Salió corriendo a trompicones, dejando un pequeño desastre en su camino.
— Lee: quién observaba desde afuera lo reprimió. ¡Vas a tener que limpiar eso! con una mueca. Jaaah... estos jóvenes de hoy en día. Un par de tragos y ya se están muriendo.
Unos minutos más tarde, volvió, pálido pero algo más estable.
—Arthur: ya estoy listo maestro. dijo débilmente.
— Lee: Mejor ve a la cueva y trabaja un poco. Tal vez el trabajo te haga perder la resaca. Yo me encargaré de limpiar aquí. respondió Lee con tono seco, agitando una mano para que se fuera.
— Arthur: Sí, seño... uwg...
— Lee: ¡Ya vete antes de que me arruines el día por completo! —espetó, irritado.
Arthur, tambaleándose, se dirigió hacia la entrada de la cueva, frotándose su cabeza con una mano mientras caminaba con pesadez.
¡Arthur! escuchó que lo llamaban desde atrás. Al voltear, distinguió la figura familiar de Justo.
— Justo: ¡Toma esto! Comentó, arrojando un pequeño paquete hacia él. Te ayudará. Me lo agradecerás luego.
Arthur se dirigió rápidamente al área de extracción, tenía que completar rápidamente su cuota de piedras de aurora para poder obtener su paquete de alimentos y consumibles del día.
Una vez dentro, sus ojos se adaptaron lentamente a la oscuridad. El dolor de cabeza constante le dificultaba concentrarse, pero no le dió importancia y Agarró su pico y lo arrastró unos metros, comenzando con su trabajo.
Tras una semana de excavación, aún no había recolectado ni un solo cristal de aurora.
Estaba esperando tener éxito ésta vez.
Después de varias horas de cavar, finalmente vio una pequeña roca algo diferente a las demás, con un brillo inusual, de un color azul cielo, casi blanco. Era más clara de lo normal, pero decidió no darle importancia y continuó cavando cerca de ella.
Con cada golpe de su herramienta, algo dentro de la roca parecía vibrar, similar al sonido de un barril de vino lleno.
El eco de los golpes resonaba más fuerte de lo habitual, hasta que una grieta apareció en la pared, un crujido estridente lo alertó, y antes de que pudiera reaccionar, parte de la cueva colapsó justo a sus pies.
El aire se llenó de polvo, cegando a Arthur, quién por el susto del derrumbe, decidió retroceder algunos metros.
Al recuperar su visión, pudo observar algo increíble. Entre los escombros, un brillo cegador se filtraba, Arthur se quedó boquiabierto, hipnotizado por la luz cálida que emanaba de las profundidades de la roca.
Qué podría ser esa roca inmensa, pensó por unos momentos, luego de un momento, una roca cayó del techo y lo despertó de su trance.
Dejó la herramienta y salió apresuradamente de la cueva, al salir, todos los esclavos estaban reunidos con el encargado, sin decir una palabra caminó y se colocó detrás de ellos, para escuchar lo que estaban hablando.
— Terry: perfecto, ya que están todos aquí. Les tengo buenas noticias.
— Primero: Nuestra área de la mina ha sido la más productiva este mes. Como recompensa, mañana no trabajaremos, en su lugar, disfrutaremos de buena comida y vino.
Los murmullos de aprobación y sorpresa se extendieron entre los esclavos. Algunos se miraban incrédulos, pensando que una recompensa así era imposible.
—Pero, escuchen bien...
— Mientras estén descansando, enviaremos a alguien para revisar su trabajo en las cuevas.
Los hombres asintieron en silencio. La expectativa del banquete ya estaba alimentando su ánimo.
—Segundo: habló alzando la mano para acallar a los que murmuraban. La próxima semana, los llevaré a otra zona. En ella se encontró una nueva veta de cristales, ya que ustedes han logrado la mayor tasa de extracción en toda la mina, los llevaremos para mejorar la producción ampliamente.
— Tercero: una vez trabajen allá, deberán aumentar la cantidad de su cuota de extracción en un 30%.
El rostro de los presentes se tensó. Aunque el banquete prometía ser un alivio, al llegar a la nueva zona de extracción tendrían que trabajar más duro para cumplir con la nueva cuota.
Arthur observó en silencio, hasta que sintió una mano en su hombro.
— Lee: Arthur, dijo con su voz ronca y agotada—. Creo que ya no puedo evitarlo… Moriré aquí, en este lugar.
Arthur lo miró, desconcertado. —¿Maestro?
— Lee: nos cambian de sitio, tendremos que trabajar más, 30% es demasiado, si hasta ahora lo hemos dado todo.
Arthur respiró hondo y le dio una palmada en el hombro.
— Arthur: Maestro, no se preocupe, si lo único que hace es contar y comprobar la calidad de las rocas, después de todo yo estoy cubriendo la cuota de extracción de los dos, ya que no tengo que salir ni transportar las piedras de aurora.
— Dejando eso a un lado, algo muy extraño apareció en mi cueva, creo que debería verlo.
Lee simplemente nego con su cabeza, Haaa... Tienes razón, tú te encargas del trabajo pesado después de todo. ¿Algo extraño? ¿Qué cosa extraña podría aparecer en éste lugar? Dijo, intentando minimizar la urgencia en las palabras de Arthur , pero al ver la seriedad en los ojos decidió seguirlo.