Avalon: El despertar de la princesa Carmesí

Capitulo I Genesis

La lluvia era torrencial, como dos pesadas cortinas oscuras que cubrían el cielo, mostrando un temprano anochecer, a pesar de que las horas posiblemente discrepaban del actual escenario.

A lo lejos una joven mujer corría sin reparo por la pradera, sus pulmones comenzaron a dolerle a falta de aire, las gotas de lluvia le impedían percibir el camino y la espesa niebla le provocaba escalofríos en todo el cuerpo.

Sentía que su cerebro tardaba en mandar una señal a sus extremidades para que continuaran por el borrascoso camino, su sentido de supervivencia la empujaba a encontrar donde refugiarse ante la torrencial lluvia que si no se apuraba se llevaría su salud física definitivamente.

De repente el repicar de la lluvia no era lo único que escuchaba, a pesar de la distancia; percibió en la lejanía un llanto desgarrador; sus sentidos le pedían ignorarlo, pero contra todo pronóstico termino yendo en dirección a dónde provenía tal lamento, topándose con un perturbador escenario.

Una chica aproximadamente de su edad sujetaba con fuerza el cuerpo inerte de otra joven de cabello rubio, su cara estaba cubierta de sangre y en su corazón tenía clavada una espada, que le resulto familiar, susurraba algo en un latín antiguo que extrañamente comprendía.

-Perdóname…por favor…perdóname…Vienna

La joven lo repetía como un mantra, posiblemente era su forma de negar que la chica había muerto, cuando era evidente que su cuerpo no poseía ningún atisbo de vida. Sus lágrimas se mezclaban con la lluvia, sus gritos se perdían en el aire, pero su tristeza e impotencia le calaban hasta los huesos, como si su dolor fuese el de ella.

Alzo la mirada, sus ojos plata se clavaron en los de ella, aunque eso no fue lo que la perturbo ni tampoco el motivo por el cual se quedara sin habla, la razón era tan simple como desconcertante, ambas poseían un parecido inquietante, eran dos gotas de agua que solo podían ser diferenciadas por el color de cabello.

La joven de cabello oscuro simplemente dijo – termina con este ciclo, esta cadena de tragedias debe acabar contigo…

Dio un paso atrás sin comprender nada, pero su descuido le hizo resbalar, por inercia se giró al sentir la superficie en la que cayo, percatándose que se trataban de los cuerpos de soldados caídos, que al igual que ellas poseían armaduras de combate, era claro que ahí, ocurrió un enfrentamiento bélico que causo pérdidas considerables en ambos bandos. El olor a sangre comenzó a inundar sus fosas nasales; al levantarse las primeras personas que vio envueltas en sangre y lodo fueron sus dos amigos, provocando así un grito que la arrojo a las profundidades del oscuro abismo, conocido como subconsciente.

 

- ¡Nooo! – su grito desgarrador le hizo abrir los ojos de golpe, su cuerpo temblaba a causa del frio que se escurría por la ventana entreabierta de su habitación, su respiración era agitada, su cuello y frente estaban perlados de sudor frio que solo la hizo sentir intranquila.

Verónica Camus, pocas veces se dejaba persuadir por un simple sueño, por lo menos desde que adquirió la madurez suficiente para creer que su subconsciente no dominaría sus actividades futuras en el mundo real, era lo que usualmente hacía, aunque siempre existían excepciones, las mismas que terminaban siendo premoniciones del futuro cercano.

Su intuición era su arma más confiable a la hora de resolver cualquier enigma que se presentara, su base era la evidencia, lo demás se lo dejaba a su lógica, su mente trabajaba similar a un computador, era rápida y con la instrucción adecuada conseguía resultados sin mayor dificultad, cada engrane de su mente trabajaba en cadena para conseguir el objetivo deseado.

Sus excepciones surgían cuando el problema era latente, sus sentidos se encontraban alerta, pero todo estaba lleno de incógnitas, las deducciones carecían de fundamento, era entonces cuando sus premoniciones se manifestaban al dormir; dentro de aquel mundo ella fungía como espectadora y aunque no le gustara aceptarlo prestaba atención a cada detalle, complementaban sus sospechas; la extrañeza de su don era su as bajo la manga.

Pero a diferencia de sus anteriores “premoniciones”, aquel sueño llevaba un tiempo atormentándola cada noche sin descanso, al principio lo tomo como producto de su inagotable imaginación, que, a pesar de haber encerrado esa etapa de su vida en los confines de su mente, ahora no sabía cómo interpretarlo.

Permaneció en la cama un momento preguntándose por el sueño; inclusive considero en consultar un psicólogo, descarto la idea de inmediato al parecerle ridícula, sabía que ningún psicólogo le daría las respuestas que necesitaba, dejando zanjado el tema hizo las sabanas a un lado para levantarse, se dirigió al baño de forma mecánica, el día pintaba aburrido, justo como su semblante en el espejo; particularmente el día de hoy se miraba con un especial detenimiento mientras se cepillaba los dientes, como si algo inusual hubiera en su rostro, claro que era evidente que no habían novedades, los detalles seguían siendo los mismos, ojos grisáceos salpicados en puntos verdes, cutis de rosa, nariz delgada, labios ligeramente gruesos, e inclusive sus desordenadas ondas hasta debajo de los hombros de un dorado opaco seguían exactamente iguales que el día anterior y el día antes de ese, cada una de sus facciones combinaban armoniosamente una con otra.



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En el texto hay: destino, renacer, reyes y reinos

Editado: 03.08.2019

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