ANNE PEARSON 💝
Tener tres crushes en la escuela a la cual has asistido por más de ocho años y que todos lo sepan es algo raramente normal.
De hecho, es aún más raro el decir que no tienes ninguno, a decir que te gusta la capital de porristas, Stacy.
¿Sabían que la miserable nació en cuna de oro? Pues resulta que su madre es la dueña absoluta de la franquicia de hoteles más grande del pueblo. Para ser exactos, seis.
Lo sé, tal vez exageré un poco y no sea mucho el dinero que tengan, pero, oigan, tengan por seguro que ellos en su vida, se han preocupado por si tendrán que repetir los frijoles que no se acabaron hace tres días en las tostadas de tocino que hicieron para el desayuno.
Pero como sea, pasando a otro tema, hoy es el día más esperado por los aficionados de la muerte y brujería, así es, ¡El día de los muertos! Una fecha especial donde la familia se junta a contar anécdotas sobre sus difuntos.
Por mi parte, esta temporada del año es la única que me gusta porque es cuando mi tía Jade puede venir a visitarnos y es que desde que se adentró al mundo de la brujería blanca, se ha convertido en una mujer muy importante.
¿Quién diría que con mover unas cuántas ramas y voltear una que otra carta, ella iba a poder viajar por todo el mundo?
Y pensar que quería estudiar para aeromoza por lo mismo.
Creo que ahora que lo pienso mejor, la opción de golpear a alguien con un manojo de cilantro es mucho más interesante.
—¡Anne, deja de babear despierta y métete a bañar ya!
—¡Está bien papá!
Ese señor gritón es mi papá, César.
Es el que me ha cuidado desde que mamá falleció cuando tenía tres años.
Al pobre le tocó vivir las etapas más difíciles sólo. Lo bueno es que nunca se quejó, al contrario, lo hizo de la mejor y divertida manera posible.
Un gran ejemplo es el día de las madres, pues recuerdo perfectamente que cuando iba en segundo de primaria y teníamos que llegar con nuestra mamá al auditorio para entregarle un regalo y poema sorpresa, él hizo lo más loco que hasta el día de hoy se le pudo haber ocurrido; se puso un vestido y moño en el pelo para "no verse diferente a los demás" y que yo no me sintiera mal.
—¡Anne, si no bajas en cinco minutos te quedarás sin desayuno!
—¡Ya voy, ya voy!
—Para mi que estaba viendo la foto que tiene de Tomás debajo de su almohada. —Escucho decir a mi pequeño cómplice.
—Larry, cállate.
—¿Eso es cierto Anne? —Genial, ahora me interrogará como a uno de sus clientes.
—Para nada papá, sabes muy bien que éste monstruo dice puras mentiras.
—¡Eso no es cierto! El otro día vi como bailabas con su foto.
—¿Qué?
—¿Me estabas espiando?
—¿O sea que sí es cierto? —Rayos. — Pensé que habías prometido no volver a hacerlo señorita.
—Y no lo hago.
Alza una ceja.
—Bien, tiraré su foto en cuanto regrese de la escuela.
—Perfecto, porque ya me harte de estar sacándote de la cárcel a cada rato.
—Lo dices como si siempre estuviera metida en ese lugar.
—Hija, el año pasado te acusaron de ser una acosadora.
—Lo cual fue un malentendido ¿O ahora me vas a decir que hasta regresar un color es un delito?
—Anne, ese color te lo había prestado dos años atrás.
—No es mi culpa que no volviéramos a tener una clase juntos.
—Como sea, este año quiero disfrutar de la festividad sin tener que preocuparme por ustedes, así que se quedarán con la tía Jade por el día de hoy.
—¿Llegará antes?
—Sí, pasaré por ella antes de venir a comer. Así que lo más seguro es que para cuando lleguen de la escuela ella ya esté aquí.
—¡Amo a la tía Jade! —Exclama mi hermanito.
—Espero y lo sigas haciendo cuando te confisque los dulces que siempre te da.
—Eso es injusto. Ella los compra para mí, tu ya estas grande y puedes comprarte tus propios dulces.
—El chantaje conmigo no sirve.
Resopla. —Voy a lavarme los dientes.
—No tardes mucho.
—Deberías dejarlo ser papá. Comer unos cuantos dulces no le hacen daño.
—Dije que no y tú tampoco los comerás.
—Pero papá...
—Dije que no. Además, el año pasado los dos, se estaban quejando de dolor .
—Eso es mentira.
—¿Ah sí?
Estar botados en el sillón de la casa con un terrible dolor no es precisamente el mejor escenario que nos imaginé para el día de hoy.
—¡Papá me duele mucho!
—¡A mí también!
—¡Jade baja por favor! —Grita con desesperación papá.
—¿Qué pasa? ¿Por qué tantos gritos? ¿Qué sucede?
—¡Nos duele!
—No lo sé, de repente empezaron a gritar como locos. Debes ayudarme, no se que hacer.
—A ver niños, habrán boca. —Exije tomando nuestras mejillas entre sus manos. —De acuerdo, hay que llevarlos al dentista. Ambos tienen caramelo atorado en las muelas. ¿Cuánto dulce han comido chicos?
—¿Para cuántos días dijistes que era? —Pregunto lo más despacio posible tratando de evitar que vean el chicle que hay en mi boca.
Y es que debido a la situación, es muy probable que esté sea mi último caramelo en un buen tiempo.
—¿¡Se tragaron todos los dulces!? ¿¡Pero qué sucede con ustedes, acaso no piensan o qué!?
—Es que estaban muy ricos.
—De hecho aún lo están. —Explica Larry enseñando la pica fresa que estaba apunto de comerse.
—¡Olvídense de comer dulces el resto de su vida, par de irresponsables!
—¡Tendrán verdadera suerte si es que llegan a conservar siquiera una muela!
Sí, ahora que lo recuerdo, ese día no fue muy agradable que digamos.