CAPÍTULO 18:|"Instintos salvajes II."|

—Dame el teléfono del supermercado —le pidió Bible.

—¿Qué…?, ¿qué piensas hacer, pequeño demente?

—Pediré que traigan a casa masa de canapé preparada.

Build se cruzó de brazos y le miró como si acabase de volverse completamente loco. Suspiró largamente.

—Mira, Bible, en el diminuto supermercado de la urbanización no hacen pedidos a domicilio.

—Entonces esta vez será la excepción —repuso él, sonriente—. Venga, no me cuentes historias y dame el teléfono.

Build puso los ojos en blanco, antes de desaparecer hacia el comedor en busca de la guía telefónica. Allí se encontró con su hermano, Esko y Leo, que reían sin cesar mientras veían anonadados el programa ¿Quién quiere ser millonario? Build no encontró la gracia del asunto y supuso que ya habrían fumado más de la cuenta.

—¿Estás con tu amiguito? —le preguntó Jian, dirigiéndole una sonrisa ligeramente maliciosa.

—No es mi amiguito —repuso Build—. Y, en el remoto caso de que lo fuera, no sería asunto tuyo.

—Mientras no lo hagas montando sobre la alfombra del comedor, será asunto mío —le indicó su hermano—. ¡En esta casa tienes habitaciones de sobra para hacer gorrinadas, no hace falta que nos restriegues su feliz vida sexual! —gritó, y después rió atropelladamente, acompañado por las estridentes carcajadas de los otros dos.

—Jian, creo que deberías dejar de fumar.

—¡Pero si la fiesta solo acaba de empezar! Espera a que lleguen los demás…

Build cogió la guía telefónica y salió de allí dando un fuerte portazo. Estaba cabreado con el mundo en general. Bible tenía la culpa de todo. Antes de que el inglés llegara allí a pasar las vacaciones todo había ido sobre ruedas, sin problemas. Ahora, contrariamente, las cosas comenzaban a torcerse más de lo debido.

—¿Ya tienes el maldito teléfono? —preguntó Bible en cuanto Build entró en la cocina.

—Sí, aquí lo tienes —contestó Build, lanzándole la gruesa guía telefónica.

Bible logró cogerla al vuelo, pero dio un paso atrás, asustado.

—¿Quieres matarme? —Hojeó las páginas de la enorme guía—. ¿Y cómo narices pretendes que encuentre aquí el número del supermercado? ¡Búscalo tú!

Le tiró la guía, que de nuevo voló por los aires como si se tratase de una pelota de goma. Build no consiguió alcanzarla y retumbó estridentemente sobre el suelo de la cocina.

—¡Estúpido! —le gritó al recogerla.

Respiró agitado, mientras buscaba el teléfono del supermercado y prometió que, una vez lograse preparar adecuadamente el cumpleaños de Jian, también se dedicaría a celebrarlo por todo lo alto. Pensaba darse la fiesta de su vida. Es más: necesitaba urgentemente esa fiesta. Debía despejarse de todos aquellos insufribles días.

—Aquí lo tienes —le dijo cuando lo encontró y se lo señaló con la punta del dedo.

Él sonrió satisfecho. Cogió el teléfono, marcó el número y esperó una respuesta.

—¿Oiga?, ¿hablo con el supermercado? —preguntó—. Ah, perfecto. Soy el señor Bible, me gustaría hacerles un pedido a domicilio.

Build le observó mientras él permanecía en silencio, escuchando al parecer las palabras de uno de los encargados.

—Ya sé que no tienen ese servicio para clientes, pero pienso que podría hacer una excepción. —Suspiró—. Verá, las excepciones suelen ser bien recompensadas, usted ya me entiende…

Hubo unos instantes tensos. Y después, sorprendentemente, Bible comenzó a indicarle la dirección de la casa y qué deseaba comprar. Luego colgó y le lanzó a Build una mirada rebosante de orgullo.

—¿Ves? No era tan difícil —le dijo.

—Le has sobornado —farfulló el joven.

—Lo sé. —Chasqueó los dedos—. Recuerda esto, Build: el dinero puede con todo.

—Me das asco.

—Apuesto lo que sea a que mi dinero también puede con tu asco —repuso Bible, con ademán reflexivo.

Build pasó el resto de la tarde siguiendo las instrucciones de Bible. Preparó el relleno de los canapés y aguantó sus continuas quejas.

—No puedo creer que ni siquiera tengas un poco de caviar —decía—. Sinceramente, teniendo en cuenta los nefastos ingredientes, no sé si estos canapés serán comestibles.

Build fingió no escucharle y continuó mezclando atún con tomate en un pequeño cuenco. Aproximadamente media hora después, los canapés estaban preparados y listos para hornear. Build contempló las dos bandejas repletas con cierta duda. Vendría mucha gente, incluidos sus amigos, así que supuso que los ridículos canapés no llenarían siquiera el estómago de dos personas.

—Vale, mételos en el horno —continuó Bible, disfrutando como nadie del hecho de poder dar una orden tras otra—. Será mejor que vaya subiendo a mi habitación para arreglarme —añadió.

Build se giró tras cerrar la puerta del horno y le miró fijamente.

— Bible, hazme un favor: no te arregles demasiado —le pidió—. Solo lo justo, ¿entiendes? Iremos después a una discoteca que está en el pueblo de al lado. No hace falta que te vistas de etiqueta.

—Eso ya lo sabía… —susurró él con desdén.

Build rió tímidamente cuando él desapareció de la cocina, advirtiendo que no lo sabía. Ciertamente, minutos atrás, al subir a la planta de arriba para ir al baño, había divisado un perfecto esmoquin (o algo parecido) tendido sobre la cama de Bible; bien preparado de antemano. El inglés era tan… previsible.
Antes de ir Build también iría vestirse, sacó dos pizzas de la nevera y las metió en la parte inferior del horno, omitiendo los consejos de Bible. Estuvo a punto de ponerse a freír patatas, pero supuso que ya era demasiado tarde y los invitados aparecerían en breve.

Una vez en su cuarto, se puso unos vaqueros ajustados y para la parte de arriba eligió una camiseta de con corte V en el pecho de color marrón, a conjunto con las botas. Suspiró, dejando atrás su sudadera y doblándola sobre la cama. Después se dirigió directo hacia el baño y, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, se cruzó con Bible.