CAPÍTULO 21:|"Bible se supera a sí mismo."|

A pesar de que apenas eran las seis de la tarde, ya había caído la noche y las estrellas temblaban en la oscura bóveda del cielo. Bible respiró hondo y se colocó bien los guantes de lana. Hacía mucho frío.

—¿Por qué tarda tanto en llegar nuestro taxi? —preguntó, anclado en la acera frente a la casa de Build.

Build terminó de atarse los cordones de las zapatillas antes de mirarle consternado.

—Bible, cielo, no vamos a ir en taxi —le explicó—. Estamos esperando a… la limusina o, tal como lo llamamos el resto de los mortales, el autobús.

Bible le dedicó una mueca de asco y dio un paso atrás hasta apoyar la espalda contra la valla de los vecinos.

—¡No pienso montar en otra de esas cosas salidas del infierno! —chilló, mientras negaba con la cabeza para darle más énfasis a sus palabras—. Y no vuelvas a llamarme «cielo».

—Oh, lo he dicho sin pensar. ¡Lo siento, Alteza!

—Pues piensa, Build, piensa —concluyó él, tocándole la cabeza con la punta de uno de sus largos dedos.

Build tragó saliva despacio, nervioso, y se preguntó por qué demonios le había dicho a Bible aquella palabra. «Cielo»… Bible podía llegar a ser muchas cosas, pero desde luego no un pedacito de cielo. La palabra «cielo» connotaba un significado angelical o adjetivo como bondad, ternura o humildad. Y todos esos adjetivos eran antónimos de la verdadera personalidad de Bible.

Pasados unos confusos instantes, Build empezó a sentirse idiota, ¿qué narices hacía meditando sobre posibles motes cariñosos que utilizar con Bible? Se dijo que aquello era demasiado y se prometió mentalmente no pensar en más tonterías del estilo.

—¿Llamamos a ese taxi hoy o esperamos a que amanezca?

El tono irónico de Bible lo devolvió al cruel mundo real. Se cruzó de brazos a la defensiva mientras el inglés lo miraba atentamente, esperando que tomase las riendas de la situación.

—¿No te he dicho ya que vamos a coger el autobús?

—Sí. —Sonrió falsamente—. ¿Y yo no te he dicho ya que no pienso poner un pie en otra de esas limusinas cutres?

—Bible, en serio, ¿por qué no te propones cerrar esa maravillosa bocaza que tienes y divertirte un rato?

—Ya sé que es maravillosa —contestó—. Y sí, pienso divertirme, pero antes dame el número de un taxi, yo mismo llamaré si hace falta.

—Oh, increíble, ¡piensas marcar un número de teléfono con tus propios dedos! Felicidades —comentó Build, malhumorado y buscando su propio móvil para darle el número del taxi.

Como era de esperar, Bible llamó y exigió que les recogiesen allí mismo. Fue una suerte que el coche no tardara demasiado en aparecer, pues empezaban a helarse de frío en medio de la calle, y el silencio que les acompañaba era un tanto incómodo para los dos.
Una vez se encontraron dentro del confortable taxi, Build le indicó al simpático conductor adónde querían ir y se pusieron en marcha. Build ladeó la cabeza y observó de reojo el rostro de Bible. Era adorable, especialmente cuando mantenía la boca bien cerrada. Tenía los labios bonitos… Build dio un respingo en su asiento ante la gélida mirada que Bible le dirigió de pronto, descubriendo que le observaba.

—¿Qué miras?

Build se preguntó si en una relación normal entre dos personas el novio haría esa misma pregunta cuando atrapa a su enamorado contemplándole bajo el silencio de la noche. Seguramente no. Lo más probable era que el otro chico se girará y le dijera una tímida sonrisa avergonzada antes de que sus mejillas comenzasen a tornarse ligeramente rojizos. Pero no era el caso: Bible parecía más bien enfadado.

—No te estaba mirando —mintió Build finalmente.

—¿Me tomas por tonto o qué?

—Bueno, ¿tanto importa si te miraba o no?

El conductor del taxi les sonrió al tiempo que observaba la discusión a través del espejo.

—Chico, deja que te mire —le sugirió a Bible.

—¿Por qué no se dedica usted a mirar la carretera, ya que para eso le pagamos? —le reprochó el chico.

—¡Bible! —Build le regaló el tercer manotazo del día.

El inglés suspiró hondo antes de girarse y apoyar la frente sobre la ventanilla del taxi. Se sentía terriblemente nervioso, como nunca lo había estado. Le temblaban las piernas, y se preguntó si realmente conseguiría caminar cuando el taxi les dejase en la feria. Salir con Build, a solas, después de haberla besado y dormir con él, era todo un reto. No estaba seguro de estar a la altura. Por primera vez, tenía miedo de no ser el mejor en algo.

Así que, cuando llegaron al recinto ferial, dejó que Build bajase en primer lugar y él se quedó algo rezagado mientras pagaba al taxista. Luego salió, y el coche se alejó y se perdió en la oscuridad de la noche. Ambos se miraron en silencio anclados frente a la puerta principal.

—¿Entramos? —sugirió Build, alzando una ceja.

—Sí. —Bible tragó saliva despacio—. O no, más bien no.

Build cerró los ojos con fuerza. Después, tras tomarse unos segundos para ordenar sus ideas, volvió a mirarle.

—¿Qué te ocurre ahora?

Bible balbució algo incomprensible por lo bajo y se acercó hasta él, torpemente. Build sonrió por su nueva faceta patosa y rodeó con los brazos su espalda.

Le estaba abrazando. A Bible le costó un buen rato asimilarlo. Cuando finalmente lo hizo, descubrió que se estaba muy bien ahí, con el rostro camuflado entre su alborotada mata de pelo y el cuerpo pegado al suyo, infundiéndole calor. Se acercó poco a poco hasta su oído, rozando su piel.

—No sé si estoy preparado…

—Bible, por favor, solo es una feria, ¿nunca has ido a una simple feria?

—No.

Build respiró hondo.

—Pero he visto ferias en las películas —añadió él rápidamente, como si aquello explicase lo normal que era su vida.

Build acunó el rostro de Bible entre sus manos y le miró fijamente. Los ojos de él, negros y brillantes, siempre le habían parecido extrañamente fríos, pero en aquel momento advirtió en ellos atisbos de temor.