Bad Girl

1. Momento Extraños

 

Mónica

Hoy me desperté como siempre a las 6:30 de la mañana, me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño. Una vez estando dentro me empiezo a desvestir mirándome en el inmenso espejo. Entro a la ducha y abro la llave dejando que el agua recorra todo mi cuerpo, empiezo a frotar el jabón, termino y me hecho agua. Cuando finalizó agarro mi toalla, me lo enrollo en el cuerpo y salgo del baño.

Tomó del cajón ropa interior, después tomó ropa del armario. Mi outfit para ir al instituto consiste en un jean negro con una blusa blanca lisa, chaqueta de cuero y botas militar.

Ya lista me dirijo hacia la puerta y salgo de mi habitación, bajó a la cocina donde está rosa, la de servicio.

—Hola Mónica. —dijo Rosa al verme.

—¡Hola Rosa! —exclame.

Rosa es una parte importante para mí ya que lleva trabajando conmigo desde más de cien años para nosotros.

—¿Qué quieres para desayunar? —pregunto amablemente.

—No voy a desayunar aquí, ya se me hizo tarde. Comprare algo en el Instituto.

Tomo una manzana y me dirijo a la puerta del frente donde me está esperando el chófer. Alberto es como de la familia al igual que Rosa.

—Buenos días, señorita Mónica. —me saluda Alberto.

—Buenos días, Alberto. Llévame al instituto.

Me subo al carro sin decir más palabras.

—Claro señorita Mónica. —Asiente antes de arrancar.

Siento que después de treinta minutos, se detiene el auto delante del instituto. Y apenas salgo del auto siento todas las miradas sobre mí, pero vamos, soy una chica popular en este instituto, estoy acostumbrada a todo esto.

Camino hacia mi salón de clases, biología, no me gusta mucho biología ya que el profesor es muy aburrido. Cuando llego al curso me encontró a Kendra y fui donde ella.

—¡Mónica, llegaste! ¡Te ves fabulosa! —grita mi mejor amiga al verme.

Kendra mejor amiga desde antes de nacer, siempre estamos juntas. Siempre esta alegre, mi compañera de broma es la amiga que a pesar de todo te saca una sonrisa, y es la amiga alocada que no le importa hacer el ridículo en publico.

—Pues estoy como siempre. —dije poniendo los ojos en blanco mientras dejo en el suelo mis cosas y solo me mantengo callada.

Por un momento nos mantuvimos calladas viendo a nuestro alrededor.

—Mónica, ¿Quién crees que le podamos hacer la siguiente broma? —Me pregunta—, puesto que, hay que comenzar este año con bromas menos pesada que las del año pasado.

—No sé, tiene que ser alguien que quisiéramos hacerles de nuevo.

—¿A Brenda y sus amigas? —pregunto dudosa.

—Claro, puede ser a ellas.

—Lo que les espera a esas brujas. —vacila con maliciosa.

—Mira, no hagas esa cara que nos están mirando raro, Kendra.

—Es verdad. —murmuró sonrojada.

Bajo la mirada avergonzada.

—Mira llego el profesor de Biología. —resople—, ahora sí, estas horas serán aburridas.

Kendra me dio una mirada de disgusto.

En eso se abre la puerta del aula y entra el profesor con los demás alumnos de curso que seguro estaban afuera platicando con sus amigos y poniéndose al día.

—Tomen asiento.

El profesor esta apunto comenzar su clase cuando tocan la puerta, la abre y se asoma un chico alto, de piel morena, cabello rubio con castaño. En eso mi atención se pasó en ese chico, mi pareja, Liam.

—¿Por qué llegaste a esta hora? —pone los ojos en blanco y se pone a un lado para dejarlo pasar.

—Perdón es que tuve un inconveniente.

—Liam siéntate con la señorita Brenda —menciona sin expresión en el rostro—. Y que no se repita, si lo hace se quedara afuera hasta que se acabe la clase.

Liam asiente antes de dirigirse hacia el asiento de Brenda. La mencionada tenía una sonrisa de oreja a oreja, haciendo que me enoje.

¡Dios, como odio a ese profesor!

Observo a Kendra que está a mi lado, ella me miró, escribe algo en su cuaderno y me lo paso.

*No te preocupes no va a pasar nada entre ellos* —Kendra.

Solo asiento, y sigo prestando atención al profesor.

{Skip Time: 1 hora}

Estaba copiando lo que escribía el profesor hasta que Kendra me habló.

—¿Moni hoy hay carrera vas a venir? —murmura.

—Claro que sí, nunca me pierdo una carrera —respondí.

—Bueno, te paso a buscar a las siete y treinta de la noche.

—Está bien, aunque usaré tu carro para esta carrera —anuncie sin quitar la mirada del cuaderno.

—Es nuevo Mónica, no me hagas esto —se queja.

—No te quejes más. Está bien, voy a correr en el mío —Kendra asiente feliz.




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