Bad Girl

3. Mala Noticia

Mónica

Observando el cielo estrellado, se podía apreciar la luna llena en su fase creciente, era raro para mí ver este paisaje, pues en la ciudad de California no se podía contemplar, a penas, y se podían observar unas cuantas estrellas, pero aquí, era diferente, se podría decir que era un lugar de mentira, al darme cuenta de lo que pienso me pongo a reír aunque esto era parecido a un sueño la verdad lo estaba viviendo, —¿Estás bien? —su voz hace que salga de mi pensamiento— ¿Por qué estás despierta a estas horas de la noche?

Siento la mirada de María sobre mí, esperando mi respuesta. No me atrevo a mirar su rostro. Su voz es dulce, pero preocupada.

—No puedo dormir. Necesito un vaso de leche caliente —dije— ¿Me lo puedes hacer? —pregunte sin quitar la mirada de la ventana.

—Claro que sí ¿Algo más?

—Es todo, puedes retirarte —respondí con rapidez. Cuando miré hacia atrás, observé una figura al lado de la puerta.

La luz de mi habitación está apagada, solo se veía la luz de la luna alumbrar un rincón de la habitación.

El tiempo corría mientras yo permanecía quieta, sentada arriba del marco de la ventana, observando las pocas estrellas que luce el cielo y observando la luna creciente.

—Está bien mi amor.

La escucho alejarse y cuando cierra la puerta a mi espalda, siento una extraña sensación en mi pecho. Como si algo malo fuera a pasar o ya pasó.

La primera vez que pasó algo así fue cuando de pequeña encontré a mi madre desmayada en un charco de sangre, las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas mientras intentaba mantenerme fuerte. Cada día era difícil mantenerse cuerda y segura de que las cosas saldrían bien. ¿Pero hasta cuándo? Hasta cuándo seguiré reprimiendo el dolor, el sufrimiento que mi madre dejó en mi corazón. Daría todo por solo tener un momento con ella, sentadas aquí mirando las estrellas.

Hace rato que he dejado de llorar, pero mis ojos arden debido a la hinchazón que las lágrimas han provocado. Fue mala idea sentarme en la ventana, sin embargo, necesitaba aire para calmarme después de los pensamientos que estuve hace rato. Vuelve ese video en forma sistemática hacia el centro de mi mente, donde están Liam y Brenda besándose apasionadamente detrás de unos estantes que se encontraban en los pasillos del instituto. Él no ha hecho nada por acabar de una vez nuestra relación, ni ha tratado de ser cortante ni serio conmigo. No puedo creer que tenga un pretexto o el maldito video a favor de mi para solo terminar con él, solo necesito el momento más oportuno para serlo.

Siento que mi vista se nubla de repente, que puedo escuchar mis latidos y que me falta aire. Toco mi pecho retrocediendo lentamente, sosteniéndome del pequeño mueble que se encontraba pegado a la ventana. Esto me afecta demasiado. Quiero gritar, llorar, arañar todo mi cuerpo y sobre todo arrancarle cada extensión que tiene Brenda en sus rubios cabellos.

La falta de aire aumenta, trato de respirar, pero no puedo, me duele.

Caigo sentada en el sillón antes de caer boca abajo hacia el piso, mis pies no tuvieron estabilidad para quedarse de pie. Mi cabeza comenzó a doler, dando pequeños choques en ella.

Esto es molesto, hasta la opresión aumento dándome pequeños golpes en el pecho. Todavía tenía esas imágenes en mi mente, necesitaba golpear algo o alguien. Pero, ¿Quién?

Trato de respirar, pero en vez de eso siento mis pulmones pesados como si tuviera grandes peñones en el pecho. Golpeo las paredes que se encontraban detrás de mí al sentir la sensación de ahogo.

—Pu...edo... Puedo sola —logró susurrar— ...Respira, respira profundo... Piensas en lo que más te gusta... —continuó golpeando las paredes más rápido— ...Me gustan las pistas de carreras... Como el motor ruge... Cuando ando... a alta velocidad... Mi novio vi... —los recuerdos de la escena de Liam y Brenda vuelven a mi mente, las manos de él pegada a la cintura de ella hace que mi enojo hacia ellos crezca.

Mi respiración empieza a relajarse pero mi lagrimas no se detienen. Detengo los golpes y hecho mi cabeza hacia delante sosteniéndome con mis palmas. Todos esos bonitos recuerdos florecen en mi mente.

Me levanto del mueble con una sonrisa en el rostro, pensar que, después de muchos años, tengo fresco todos los recuerdos que he vivido con ella, después de todo, no puedo olvidar lo que hizo Liam, su aventura con Brenda, aunque no soy santa he hecho lo mismo con varios hombres y sé que Liam sabía al respecto, lo escuche hablar con uno de sus amigos, es interesante como me describió con todos esos hombres y que su amigo me defendiera porque él hacía lo mismo.

Me acerco a mi mesita de noche que está a unos pasos de donde estoy. Lo agarro y miro la hora, el reloj marca las tres horas con veinte minutos.

Seco mis lágrimas con las yemas de mi manos tan deprisa para que Maria no se preocupe por mí, necesitaba que nadie sepa sobre esto.

—He llegado —María anuncia entrando al lugar.

—Déjalo en la mesita de noche.

—¿Piensas quedarte despierta? —cuestiona con preocupación—, ¿Sucede algo para que no puedas quedarte dormida?

Ahora que la tengo de frente puedo ver que tiene su pijama puesta, vestía con una pijamada de bata color rosa y sostenía su cabello con una coleta alta y un poco desordenada.




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