La comida se ha vuelto igual, casi como un fastidio, a pesar de la situación en la que estamos, es increíble llegar a pensar en la monotonía –suspira.
Para que entiendan un poco mejor de lo que hablo, les explico, desde que empezó todo han pasado unos meses, ¿qué cómo lo sé?, sencillo, cuando comenzó todo esto estaba trabajando en mi oficina y ¡oh sorpresa! tengo calendario- suelta otro suspiro.
En este momento estoy en el piso de mi oficina con otras 8 personas que se colaron aquí, mientras que los más “valientes” nos traen comida para mantenernos “vivos”, sé que muchos estarán pensando “pero deberías estar agradecida, por lo menos te llevan comida y no te mueres de hambre” lo sé, pero les diré que eso sería válido si estuviera por voluntad propia y pues se los digo desde ahora, no lo estoy, llevo si no me equivoco 2 meses intentando irme de esta maldita oficina sin éxito, ya que siempre que estoy por fugarme llega mi maldito excompañero de oficina y me carga devuelta a ahí, me toma como si fuera un costal de papas, dios como lo odio- se enoja mientras lo recuerda.
Se abre la puerta y entra alguien.
- Llegó la comida- dice un chico alto de cabello castaño y de ojos negros, vestido con una polera simple y pantalones ajustados.
- ¡DIOS! - le grito al chico que traía la bandeja con lo que sería nuestra tercera comida del día-en serio crees que estamos en una situación normal como para tener tres comidas al día, - alzó la mirada para verme- que yo sepa en estas situaciones hay que ahorrar comida- continué- o ¿acaso encontraron un banco de comida? - le pregunte sarcásticamente. Él solo se limitó a mirarme mientras se mordía al labio inferior y evitaba lanzarme la bandeja en la cara, él sabía mejor que nadie que me estaba burlando de él, pero también sabía que en cierto modo tenía razón, este chico me conoce desde hace mucho y sabe cómo es mi carácter a la perfección e incluso sé que internamente se siente orgulloso por eso.
-Lu, sé que estás nerviosa o quizás ansiosa, pero debes calmarte, alteras a los demás- me dice sosteniéndome la mirada y logro notar que intenta desafiarme con ella a que vuelva hablar, mientras sostiene con más fuerza la bandeja hasta dejar sus nudillos blancos, lo que provoca en mí unas intensas ganas de seguir molestándolo hasta que ya no pueda contener más las ganas de gritarme y aventarme la comida por la cabeza, de solo pensarlo sonrió intentando aguantar las ganas de reír y le respondo.
-Yo nerviosa, ¡oh! cariño te equivocas de chica, porque yo no me siento así en lo absoluto. Es solo que estoy preocupada- hago una pausa mientras me acerco a él y le acaricio las manos, siento como se tensa con mi tacto y pone una mueca de desagrado- estoy preocupada, solo ustedes 4 hacen todo el trabajo pesado y eso me preocupa mucho, ¿cómo un chico guapo como tú, puede estar haciendo esas cosas tan peligrosas?- dramatizo y utilizo mi tono seductor para decir lo último y me siento tan satisfecha con la reacción que obtuve que hubiera deseado haberla grabado en video para recordarla por siempre, Dios su cara con una expresión entre desagrado y espanto no tiene precio, entonces ya no aguanto más y rompo en risas. Mientras me rio lo suelto y me tomo el estómago que ya me dolía de tanto reír, no sé en qué momento llegué al suelo con él encima de mí, me mira con una cara de enfado y yo solo no puedo parar de reír, sé que estoy llorando de la risa y eso solo provoca que se moleste más.
- ¡Lucia Miller! ¡¿cuál es tu maldito problema?! ¡Siempre haces lo mismo! ¡¿cuándo vas a madurar?! ¡eres una adulta y deberías comportarte como tal! - me dice casi gritando para que lo escuche, ya que con mi risa es casi imposible.
-Sí, tienes razón soy una adulta y como tal quiero que me dejes en paz- mi risa se apagó de golpe y mi tono cambió a uno serio, cualquiera que no me conozca le daría miedo mi cambio de humor tan drástico y repentino, pero él y yo nos conocemos, es por eso que ni se inmuta.
-Henry el jefe te llama- asoma la cabeza por el marco de la puerta un joven de no más de 25 años y luego se va.
-Ya lo oíste Henry, el jefe te llama, deberías ir- desvió la mirada hacia la puerta y guardó silencio.
Chasquea la lengua y se levanta de mi cuerpo, una vez llega a la puerta voltea y me grita antes de irse- ¡Ni pienses en escapar, el mundo ya no es como lo conoces!
- ¡Y crees que no lo sé! - le grité de vuelta antes que saliera.
-No aguantarías ni un día ahí afuera- lo dice en un susurro, pero lo suficientemente fuerte como para que lo escuche, y es lo último que me dice antes de salir.
Me quedé en el piso un tiempo más, las personas de mí alrededor solo me miran sin decir una palabra, me imagino que a estas alturas ya deben de estar más que acostumbrados a este tipo de escenas, parecemos una pareja de recién casados y eso es lo que más me molesta, solo para los curiosos el imbécil con el que acabo de discutir es mi excompañero de oficina, y si no me equivoco antes de que empezara todo llevábamos 3 años juntos, pero en estas circunstancias ya no nos soportábamos, somos como el perro y el gato. Suspiro y me levanto del piso como si me hubiera recién levantado de la cama, y me di cuenta de que todos o casi todos estaban terminando de comer, y yo no había probado bocado alguno y tampoco tenía pensado hacerlo. Volví a suspirar como por enésima vez en lo poco que quedaba del día, me levanté del piso y me acerqué a la ventana para mirar el atardecer.
Él ultimó que vería en mucho tiempo…
Eran cerca de las 2 de la madrugada cuando decidí poner mi plan en marcha, ¡ah! no se los conté, ups, pequeño detalle que se me olvidó comentar, esta noche saldré de aquí, llevo unos días pensándolo y sí, decidí que me voy, nunca en mis 30 años de vida he sido una chica tranquila, soy bastante curiosa y arriesgada, me encanta la adrenalina y el no saber qué está pasando afuera me está carcomiendo por dentro, es por eso que hoy sí o sí me largo de este lugar. En mi oficina tenía una pequeña mochila y en todo este tiempo la he estado abasteciendo de múltiples cosas que creo que me serán útiles para salir, como les dije en un principio, llevo intentando salir desde hace 2 meses y luego de un tiempo le vas agarrando el ritmo, la única manera de salir de aquí es por la madrugada cuando el jefe está haciendo “guardia” mi jefe en realidad no sirve para vigilar, se distrae muy rápido o se duerme, es por eso que tiene que ser ahora.
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Editado: 07.07.2021