"En las afueras de aquella oscura estancia"
– ¡Papá! ¡¡Papá!! –Mi pequeña observaba el lugar que teníamos al frente, la oscuridad de aquel castillo era fascinante –Mira padre, la casa del señor G –dijo señalando
–Katrina, sabes que no podemos estar rondando por aquí. El señor G tiene ojos por todas partes y pueden castigarnos por estar aquí sin su permiso –Hablé mientras miraba a mi alrededor, la curiosidad de mi hija iba a meterme en problemas algún día.
–Pero padre, no estamos haciendo nada malo, ¿O sí? –"Para ser tan solo una niña, se comportaba como un adulto", pensé.
–Cariño vámonos, antes de que...–fui interrumpido por una voz que conocía a la perfección, maldije por lo bajo.
– ¡¿QUIÉN ANDA POR AHÍ?! –Tome a Katrina para irnos de aquí, pero antes de poder dar siquiera un paso, aquella joven nos atrapó.
***
ARDAM
Había sido engañado otra vez.
A veces pensaba que se me estaba castigando por todas las cosas que hice, las cosas que en un futuro haré.
No podía creer que había sido engañado por alguien que era más joven que yo, aunque sea por solo cinco minutos.
"Ya verá" pensé mientras acomodaba mi abrigo y escuchaba a lo lejos un pequeño alboroto.
No se debía ser muy inteligente para saber de quien se trataba. Dalilah parecía ser un imán para los problemas.
Al acercarme más, vi como ella sostenía fuertemente del brazo a aquel hombre. Arquee un poco las cejas al darme cuenta que detrás de ellos se encontraba una pequeña niña, mirando la escena un poco confundida y asustada.
–¿Qué pasa aquí? –pregunte haciendo que tres pares de ojo me prestaran atención.
–No hice nada malo, déjenme ir por favor –habló el hombre nervioso
Fije la viste en mi hermana pidiendo una explicación.
–Conoces bien las reglas tanto como yo, y sabes que nadie debe estar merodeando por esta zona. Encontré a estos dos por aquí y no solo eso, sino que estaban usando un término para nada correcto hacia nuestro padre –habló seria.
Creo que todos en este lugar sabían las reglas que debían cumplirse bien, pero no era de esperar que alguien se salga del camino y decidiera tratar de esquivarla. Sacudí la cabeza ante esto, al parecer se necesita más que palabras para que alguien haga lo que se le ordene.
–¿Qué término? –pregunté.
–Señor G –
Mire fijamente al hombre que parecía haber perdido todo color del rostro. Acercándome a paso lento, hable en voz baja.
– ¿Señor G? ¿Es así como llaman a su rey? –ante el tono que usaba, Dalilah soltó una pequeña carcajada mirando con desaprobación a aquellas dos criaturas que se atrevían a referirse a su superior de esa manera.
–No es lo que piensa, es solo q... –El hombre que parecía desmayarse en cualquier momento, fue interrumpido por una voz que conocía a la perfección.
"Padre"
–Pero miren quienes están aquí –fue lo primero que dijo al observarnos en aquella situación.
–Padre –Dalilah soltó al hombre del brazo y mirando a nuestro progenitor, dio una pequeña reverencia –Que alegría volver a verlo padre –fue lo que dijo para después lanzarse a sus brazos.
–Lo mismo digo hija mía –La bajo de sus brazos y me miró –¿No hay un abrazo para tu padre? –preguntó con una sonrisa burlona.
–No —fue lo único que dije ocasionando una risa en ambos
–Entonces, me quieren explicar porque no entran al castillo y, ¿Cómo es que este hombre está temblando como si alguien lo fuera a matar? –padre mencionó señalando al pobre hombre que nos veía con temor.
–Señor...yo... –tartamudeaba
–Padre, aquel tipo no solo está merodeando el castillo. Sino que también te llamo de una manera un tanto irrespetuosa –soltó Dalilah con una mirada de desaprobación al hombre –Te llamo Señor G–
– ¿Señor G? –preguntó padre confundido.
–Padre, este señor merece un castigo por dirigirse a ti de esa manera –hable después de un tiempo –Que lo encierren en el calabozo–
El hombre parecía querer pedirnos algo, pero antes de que pudiera hablar, padre lo interrumpió.
–Flacucho, vuelve a tu hogar pero recuerda que la próxima no tendré tanta compasión. Llamar así a tu rey es algo que no está permitido, pero como en vista de que mis dos hijos están aquí, no quiero perder el tiempo en tonterías. Largo –Soltó dejándome sorprendido.
El hombre no lo pensó más y dándonos una pequeña reverencia, se fue.
– ¡Pero padre! ¡¿Por qué lo dejaste ir sin más?! –preguntamos Dalilah y yo a la vez, nos miramos confundidos tratando de entender aquel comportamiento de nuestro padre.
Parecía que no hablaría con nosotros ahora ya que se dirigía al castillo a pasos lentos. Durante todo el camino estábamos llenándolo de preguntas que al parecer, no quería responder.
Permanecimos callados hasta llegar a la entrada principal, pero el ultimo comentario que lanzó Dalilah, parecía haber sido el punto de quiebre de nuestro padre ya que por fin nos prestó atención.
–Ardam, Dalilah, sé que ese hombre se dirigió a mí de una manera irrespetuosa, pero más adelante sufrirá un castigo. Por lo tanto quiero pasar tiempo con ustedes, hace mucho que no venían por aquí –Dijo mirándonos extrañamente
"Esto sí que es raro" pensé. Y por la mirada que Dalilah me dirigía, supe que ella también lo pensaba.
Cualquier persona que escuchara el nombre del rey de inframundo se imaginaria un monstruo que no tiene compasión de nadie, ni en sus propios hijos, pero como dicen por ahí, nada es lo que parece.
Aunque él no era el padre más cariñoso del mundo, siempre demostró cuanto le importábamos. Desde aquel suceso que nos marcó fuertemente, él siempre estuvo para nosotros. Al principio debe haber sido difícil para él ya que siempre nos recordaba que nos parecíamos mucho a ella, pero con el paso de tiempo, y su arduo trabajo, parece que aprendió a vivir con ello.
– ¿Cómo va todo por allá? –Tomando asiento en la cabecera de la gran mesa donde se empezaba a servir los alimentos, padre nos miró mientras nos invitaba a sentarnos junto a él.