Bailando en rojo

Capítulo 9: MIRADAS CONOCIDAS

HANNAH

Habían pasado tan solo unos minutos cuando Dalilah y Elijah me habían llevado a la parte trasera de aquel campus. Decían que era el campo de entrenamiento donde ángeles y demonios lograban realizar prácticas que algunos mentores solían dar al aire libre.

No me quejaba para nada de la vista. A diferencia del jardín principal que también contaba con un gran espacio verdoso, este tenía una pequeña peculiaridad. No, no era una pequeña peculiaridad en absoluta. Un enorme árbol con hojas doradas y cristalinas se encontraba en medio de este lugar, dándole un toque verdaderamente majestuoso a la vista de cualquiera.

¿Se suponía que el paraíso debería lucir así?

Lo dudaba. Este solo era una pequeña parte de lo que existía más allá de la creación.

La mirada de Dalilah me había acompañado desde que puse un pie en aquel lugar. Riéndose con la expresión que mostré al ver aquel árbol en medio.

"El árbol de la vida". Fue como lo llamó.

Sin duda, aquel árbol trasmitía paz y calma para todo aquel que lo viera.

Claro que, el árbol no había sido lo único rescatable de ese lugar. Pequeñas luces estaban por todo alrededor del campus dándole un toque íntimo al entorno. Parecían luciérnagas brillando por doquier.

¿Cómo es que funcionaban esas cosas por aquí?

Ni idea. Ya nada debería sorprenderme.

¿Verdad?

Salí de mis pensamientos ante la risa que Elijah y Dalilah habían soltado. Observe como ambos demonios estaban hablando animadamente con Raymond, el ángel que había conocido hace tan solo unos minutos.

Los chicos y yo habíamos bajado al campo de entrenamiento cuando vimos una pequeña escena que sin duda llamo mi atención. Eran Owen y Raymond teniendo una charla un tanto ¿Tensa? Si se podría decir.

No pude evitar sospechar ante el comportamiento de los dos demonios con Owen. Ambos lo habían mirado de manera aburrida, como si les molestara su presencia en aquel lugar. Y confirme aquella sospecha al ver como Owen solo se despedía de mí ignorándolos por completo.

Sin duda parecían llevarse mal.

Tenía pequeñas dudas que necesitaba resolver. Y sabía que solo ellos podían ayudarme.

Me dispuse a tratar de interrumpir su conversación cuando sentí una intensa mirada tras de mí. Una mirada que había causado un pequeño cosquilleo por todo mi cuerpo.

¿Acaso era la única que sentía mucho calor en estos momentos?

Me gire lentamente para hallar a la persona responsable de esto y cuando lo hice. Quede helada.

Unos ojos grises me observaban fijamente. Unos ojos que sentía que conocía, pero no sabía de dónde.

"Pareces conocer a todo el mundo de aquí Hannah" mencionó la tonta voz de mi cabeza burlonamente.

Cabello negro, ojos grises, piel clara, metro noventa aproximadamente.

Parecía ser que estaba viendo a uno de esos personajes que mencionaban en los libros comúnmente. Solo que este parecía ser real, hecho de carne y hueso. Y plumas por supuesto.

Sus alas parecían ser sacadas de lo más oscuro de la tierra.

"¿Estamos de acuerdo que es un demonio de lo más exquisito? Desearía poder saber que se sentiría ser tocada por esos brazos." Soltó la voz de mi cabeza de manera embobada.

Joder no.

No podía ser que hasta mi quisquillosa vocecita suspirara por ese hombre. No era momento para eso.

"Concéntrate Hannah. Concéntrate" pedí con fuerza.

No estaba decidida a bajar la mirada. No cuando aquel demonio pensara en que podía intimidarme fácilmente.

Uno. Dos. Tres.

Segundos de silencio pasaron antes de poder notar que la burbuja en la que me encontraba, explotó.

Aquel demonio había quitado su mirada de mí para pasarla en Dalilah. Reconocería esa mirada sin duda, era una mirada que decía que estaba en problemas.

Espera un momento.

La única razón para que el tipo estuviera mirándola de esa manera sería que ambos fuera cercanos.

¿Acaso él era...?

–Ven aquí Dalilah –pidió el demonio con una voz que me helo por completo la sangre.

"Una voz dura y ronca sin duda. ¿Podemos considerar la idea de...?"

No. No. No.

No había caído en cuenta de que me encontraba un poco tensa por toda la situación, hasta que sentí como Dalilah tomaba mi brazo fuertemente mientras miraba al demonio frente suyo.

–No –soltó –Cualquier comentario que tengas planeado decir, ahórratelo –

No deje pasar el hecho de como el demonio sonreía lentamente ante la respuesta de mi nueva amiga. Sonrisa que borro al fijar su vista nuevamente en mí.

–Bien. Ya que no quieres ir conmigo, lo diré delante de todos tus... amigos –hablo con su mirada aun fija en mi –Estoy seguro de que padre no estará contento con esto Dalilah. ¿Una humana? Desde cuando eres tan considerada con estas...criaturas –soltó lo último con desagrado.

Desagrado hacia mí. Hacia nosotros.

¿Qué le pasaba por la mente para hablarme de esa manera indirectamente?

No había sido la única que parecía haberse molestado por ese comentario ya que sentí como Dalilah se apartaba de mí y miraba al demonio con ganas de querer matarlo ahí mismo.

–Tú, de todas la criaturas, eres el menos indicado para hablar de con quien me junto eh –advirtió Dalilah –Te recuerdo que tú también estuviste con alguien que para padre, no era alguien agradable precisamente –sonrió al ver como el demonio apretaba la mandíbula.

Supongo que el efecto le había durado poco ya que había vuelto a su porte inicial y comentar algo antes de ser interrumpido por Dalilah, que se acercó a él mientras hablaba en voz baja.

–Más te vale no decir una estupidez –susurró –Vámonos –lo jalo del brazo mientras le dedicaba al amigo del tipo una mirada para nada amistosa, ocasionando que este solo sonriera.

Mmmm....

Ante la desaparición de ambos demonios, el lugar quedo en completo silencio.

No había pasado por alto que el amigo del tipo rudo miraba en mi dirección cada segundo que pasaba. ¿Acaso pensaba hablar o se quedaría mirándome toda la noche?




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