Bailando Hacia Ti

Capítulo XXVII

Cristian pasó conmigo, sosteniéndome en completo silencio dentro del apartamento. Yo estaba evitando su mirada a toda costa, no quería ver su decepción ante mi gran fracaso, simplemente vi el suelo mientras íbamos a la habitación.

Habíamos ido al doctor, donde aseguró que solo era una pequeña torcedura y que pronto estaré perfectamente. Me colocó vendas y receto antinflamatorios para ayudar al proceso, pero me indicó reposo al menos durante una semana para asegurarme.

El doctor por más que me hizo preguntas de cómo me sentía o si me dolía otra zona del cuerpo, no pude responderle.

No había dicho ni una palabra desde que sucedió lo de la competencia, y no creí que lo fuera a hacer pronto.

A Cristian no le tomó mucho tiempo darse cuenta de que no hablaría, por lo que él fue quien habló con el doctor, entrenadora y cualquiera que se acercara a intentar sacarme una palabra.

── No la presionen, por favor. ──Escuché que les pidió.

Mi celular suena, pero no hago amago de irlo a contestar, por lo que Cristian se adelanta y toma la llamada.

── ¿Hola? ──Saluda mientras me ayuda a recostarme, levanta mis piernas y casi quiero quejarme al sentir el dolor en el tobillo── Sí, aquí está. No, ahora no. ¿De verdad? Bueno le diré. Sí. Claro, lo intentaré, hasta luego.

Cuelga la llamada y se arrodilla a mi lado, buscando mi mirada, solo que no soy capaz de regresarla.

── No tienes que responderme, Rebeca, solo te daré el mensaje. ──Murmuró── Era la entrenadora, quería que te hiciera saber que ganaron el grupal, por lo que se pondrá en contacto contigo por lo del premio y eso, y… bueno otras cosas que creo que es mejor que ella te comente.

Tragué saliva con fuerza.

De seguro ya no me quiere en su academia, pensé.

Miré mi tobillo vendado, lo muevo ligeramente y efectivamente siento una punzada.

Él lo nota.

── ¿Te duele? ──No espera mi respuesta y sigue hablando── Te daré una… o no, no sé si…

Sé que está recordando cuando tomé en exceso esas pastillas, y eso me hizo sentir peor.

── Creo que tengo una pomada por allí, tal vez ayude. ──Dijo buscando en la mesa de noche con desesperación── Debí hacerle caso a mamá y preparar un botiquín.

Encuentra la pomada y veo como tiene intenciones de quitarme el pantalón que tenía puesto, pero se detiene antes de hacerlo.

── Quiero revisar si tienes moretones o algo… ──Murmura── Pero… no puedo si no me das a entender que está bien que lo haga, no quiero incomodarte.

Cierro los ojos.

Siento como el colchón a mi lado se hunde por su peso, indicando que se sentó, no quise abrir los ojos para comprobarlo.

── Rebeca… son cosas que pasan. ──Temblé ligeramente── Me duele verte así.

Sus manos toman las mías, percibo como las mueve y entiendo que está buscando alguna otra herida que pueda tener.

La verdad es que me duele el coxis, luego de aterrizar sobre el tobillo, esa área se llevó el siguiente impacto.

Cristian con una toallita, comenzó a retirar el maquillaje de mi rostro con suavidad. Cuando terminó de hacerlo, besó mi frente, quedándose allí, podía sentir su suave respiración.

Mi celular vuelve a sonar y él se aparta para contestar casi de inmediato.

── Diga. ──Dijo secamente, aquello me hizo reaccionar para verlo, para comprobar si de verdad era mi celular el que sonó, y sí, lo era── Ella ahora no puede contestar. Sí, le fue muy bien, gracias por preguntar al menos.

El sarcasmo era notable en su voz.

── Que no puede, llámela mañana cuando haya descansado. ──Lo veo escuchar con atención, no sé qué le habrán dicho, pero lo veo tomar el celular con más fuerza── Claro, tiene toda la razón. ¿Por qué…? Olvídelo, es como hablar con la pared.

Colgó sin más.

¿Pared? Solo podía ser una persona.

── ¿Era papá?

Él volteó a verme con rapidez, se veía algo aliviado de que haya hablado. Pero su ánimo volvió a caer al responder.

── Sí.

── ¿Qué te dijo?

── Quiere hablar contigo, que lo llames en cuanto puedas. ──Le miré de forma cansada, le dijo algo más y no quiere decírmelo.

── ¿Qué más? ──Pedí con dureza.

── Solo dijo eso.

── Cristian. ──Espeté, él se encogió ante el tono que usé.

Aun así, toma mi mano y la acaricia, su mandíbula se tensó antes de hablar.

── Que si ahora era tan controlador que no te dejaba contestar. ──Resopló con molestia── Ni siquiera preguntó si estabas mal o si te pasó algo para no contestar, ni siquiera…

Se detuvo, visiblemente molesto.

── ¿Qué?

── Ni siquiera preguntó cómo te fue.

Desvié la mirada.

── ¿Para qué decirle cómo me fue? Simplemente me recordaran esto toda la vida.




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